Se pone en marcha una escuela virtual para robots

Se pone en marcha una escuela virtual para robots

Su ayudante-robot, cada vez más cerca
12 febrer 2014

Ya hay robots que pueden hacer sándwiches , encontrar objetos en su casa, hacer la colada e incluso montar muebles de Ikea, algo nada fácil para muchos humanos. Pero uno de las principales dificultades para obtener de un robot de este tipo todas las posibles prestaciones estriba en proporcionar al robot el conocimiento sobre el mundo que necesita para llevar a cabo su tarea. Este conocimiento está generalmente centrado alrededor de los objetos que participan en una tarea: cómo se ven, cómo pueden ser recogidos o dónde pueden ser encontrados. El conocimiento sobre el espacio (mapas de los edificios y habitaciones) y las acciones (cómo actuar para lograr un fin particular ) suele ser esencial también.

Pero los robots no tienen integrados conocimientos sobre este tipo de cosas. Todo lo que necesitan saber se debe diseñar en su software de alguna manera, lo que requiere una enorme cantidad de tiempo, incluso para una tarea simple y por lo general se limita a que el robot sólo termina por conocer exactamente las cosas que le has enseñado. Por ejemplo, podría ser capaz de reconocer una caja de cornflakes , pero no una caja de otro tipo de cereal, o tal vez ni siquiera una caja de cornflakes con diferentes envases.

Esto significa que es muy difícil conseguir que un robot funcione correctamente en un entorno nuevo, o que realice una nueva tarea, sin tener un equipo de expertos a mano para hacer "formarle", lo que tiene un coste elevadísimo. Por ello, investigadores de todo el mundo están estudiando cómo los robots pueden ser equipados para aprender rápidamente acerca de un nuevo entorno.

RoboEarth - una colaboración entre las universidades y Philips - ha desarrollado un acercamiento a este problema basado en la capacidad de compartir el conocimiento a través de Internet. El sistema ha sido comparado con una red social o una Wikepedia para los robots, ya que permite que el conocimiento que se genera para un robot pueda ser compartido con otro robot en cualquier otro lugar del mundo, a través de una base de datos accesible en la web. Cuando un robot en Alemania aprende lo que es una tostadora y cómo funciona, puede subir esa información a la red. Un robot en Japón, que nunca ha usado una tostadora antes de esa fecha puede entrar y aprender a reconocer una.

Para habilitar a robots con diferentes organismos y sensores para aprender unos de otros, RoboEarth tiene una capa de abstracción que permite que la información compartida para asumir capacidades comunes funcione en todas las plataformas, de una forma muy parecida a cómo un sistema operativo como Windows permite que el mismo software se ejecute en muchos tipos diferentes de computadoras.

RoboEarth es sólo el comienzo de lo que será una tendencia cada vez mayor de máquinas inteligentes y autónomas que comparten conocimientos a través de Internet. En el futuro, es fácil imaginar tanto los actuales protocolos abiertos de RoboEarth para formar a los robots, como alternativas comerciales, como una tienda de aplicaciones donde los robots y sus propietarios puedan comprar los conocimientos que necesitan. Este será un paso significativo hacia el día en que su zumo de naranja o el café de la mañana le serán llevados por un ayudante robot, o por lo menos un paso más para ayudar a distinguir la diferencia entre los dos.

Fuente: Nanowerk
 

¿Qué opinas de este artículo?