Energía y medio ambiente: ¿objetivos en conflicto?

Energía y medio ambiente: ¿objetivos en conflicto?

26 setembre 2013

Cada planta eléctrica, construcción de autopista y otras inversiones que tocan el tema energético y medio ambiente es materia de controversias, en todo el mundo.

No obstante los múltiples Protocolos para reducir los impactos ambientales, los resultados han distado significativamente de los objetivos acordados. Los países que han logrado reducir sus emisiones lo han hecho a un gran costo. No en vano, ha habido resistencia a afrontar el problema constriñendo el consumo energético o limitando severamente las emisiones. 

Ello se ha debido a que durante las dos últimas décadas, cerca de dos mil millones de personas han ingresado al mundo los mercados gobales y han generado más de la mitad de este crecimiento económico. A medida que el PIB mundial y la urbanización siga creciendo, el consumo energético aumenta, ya que el desarrollo reemplaza el esfuerzo humano por maquinarias. 

Dada la dotación de recursos y los costos ya invertidos, resulta más fácil depender de hidrocarburos. Estas tecnologías generan 75% de las emisiones de carbono. Por ello, si bien la dependencia de energías renovables sería deseable, por ahora sólo constituye un 2% de la oferta global. Incluso si tales fuentes llegaran al 4% en los próximos 20 años, esto ayudaría hasta cierto punto, pero las energías renovables no parecen dar la respuesta en el futuro inmediato ya que son costosas, aún considerando los ahorros en costos ambientales. 

La impaciencia con el ritmo de cambio ha generado presiones para metas, introducción de costosos subsidios y programas desconectados de la competitividad, como si consideraciones ambientales pudiesen abordarse mediante reducciones de demanda de energía. Pero, al dejar recursos ambientales sin propiedad, precio o destino, la estructura de incentivos induce a que dichos recursos, al ser “gratis”, se utilizan de manera insostenible.

Por ello, se tendrá que mejorar el uso de tecnologías existentes que contribuyan mejorar eficiencia y reducir emisiones con tecnologías existentes; introducir vehículos de mercado que incorporen el valor que los consumidores asignan al medio ambiente; y estimular la adopción de nuevas tecnologías, para superar riesgos técnicos y costos de desarrollo, con financiación de “bienes públicos” y de investigación para tecnologías más limpias.

Fuente de Datos: df.cl

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