Lean ORP En el camino de Santiago: Digitalización, Cultura y salud en el Trabajo

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dimecres, 8 juny 2022

Digitalización global y su impacto en la seguridad y salud en el trabajo

La Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) se ha visto impulsada por el brote que ha representado la irrupción de la digitalización en las empresas, esta ha impactado en todos los sectores productivos, ninguno se ha salvado de su arremetida. Por ello, deberemos prestar, si cabe, aún una mayor atención a la SST, para tratar de mitigar los perjuicios que para la salud pudieran estar encapsulados de manera sutil en esta digitalización global, y en los avances que comportan estos cambios tecnológicos tan abruptos en las organizaciones.

La digitalización de la empresa nos plantea grandes retos e interesantes oportunidades laborales, y nos abre un catálogo desconocido e inédito de nuevas formas de Organizar el Trabajo (OdT). Por consiguiente, a nuevos modos de organización del trabajo le corresponden nuevos riesgos laborales inesperados, o nuevas caracterizaciones de los mismos, y desde la SST deberemos estar muy atentos para evitar que estos peligros impacten de forma negativa en la salud de las personas.

Pero, ¿Cómo analizar estas nuevas formas de trabajo, y qué debemos hacer para tratar de evitar o reducir al máximo su impacto en la salud de las personas? Este es un desafío, que requiere por parte de los profesionales de SST de: amplitud de miras, un análisis exhaustivo de las nuevas condiciones de trabajo, creatividad y mucha “inteligencia aplicada” al análisis del advenimiento de esta OdT compleja que mezcla: exigencias extremas de atención y complejidad de tareas, con presencialidad, espacios de realidad virtual, robots colaborativos… Nos enfrentamos a un cóctel complejo de nuevos trabajos híbridos, nuevas herramientas interactivas, espacios físico-virtuales, culturas empresariales cambiantes, y además todo ello precipitado en un vector de aceleración extremo… el poco tiempo para actuar, al que se le suma la poca experiencia de trabajar en ecosistemas similares y la escasa capacidad de reacción que la SST tiene ante estas nuevas realidades laborales.

En definitiva, tenemos ante nosotros el gran desafío que proviene, del incremento de incertidumbre en las condiciones de trabajo y, que para los y las profesionales de la SST se están convirtiendo en un verdadero quebradero de cabeza. Estas nuevas situaciones de relaciones laborales, por extensión, impacta también en todos los profesionales que tienen como centro de interés la empresa de hoy.

Por lo tanto, deberemos proceder meticulosamente a buscar un equilibrio dinámico entre el sinfín de oportunidades que nos brinda la tecnología y la empresa digitalizada y la tensión que genera el desconocimiento que la SST tiene por la falta de experiencia ante estas nuevas realidades productivas, organizativas y los riesgos que comporta.

Podríamos tratar de hacer un catálogo de buenas prácticas, sobre cómo abordar el tema, pero a mor de ser sucintos, vamos a destacar cuatro consideraciones previas:

La ética debe estar en el centro de las decisiones que tomemos, en esta empresa digitalizada, ya sea a la hora de implementar; mantener; sustituir…  El problema planteado estriba en cómo podremos sobrepasar la “paradoja de la privacidad” para mantener espacios de trabajo saludables. Para ello, seguramente, deberemos recurrir a un desarrollo conceptual, aún por venir, de una gobernanza de la digitalización.
El advenimiento de una ergonomía de concepción, se nos antoja como el mejor antídoto para diseñar puestos de actividad adecuados a los límites humanos y a la compatibilidad con los robots; al uso de Realidad Aumentada; a la IA; al Blockchain, en fin, al desarrollo del Metaverso Laboral.
La nueva Organización del Trabajo será, una vez más, la que marcará las directrices del cómo hacer “un trabajo digital a escala humana, productivo y eficiente”.
Y, por supuesto, esperaremos a las legislaciones pertinentes, pero, se nos antoja, que la velocidad de los cambios digitales hará muy difícil conjugar un mercado hipertecnológico, que cambia a una velocidad nunca vista, con el otro platillo de la balanza en que reposan las leyes, que requieren siempre de un largo debate y una compleja aplicación.

De ahí, que tal vez sea el sector educativo el que tenga que realizar los esfuerzos más intensos para llevar hasta el aula los conceptos de organización del trabajo; ergonomía; salud; seguridad… y, que las personas puedan desencadenar una operativa anticipativa, que permita al futuro trabajador ser consciente de la imperiosa necesidad de auto protegerse, de analizar sus condiciones de trabajo per se, y de entender con prontitud qué es lo que le está pasando, antes incluso, de que alguien le pueda ayudar a proteger o corregir sus áreas de actividad.

La digitalización ha llegado, no sólo para quedarse, antes bien, para cambiar y convertir todas las organizaciones en líquidas y, con su capa de innovaciones constantes, lo que la ha convertido ya en un generador exponencial de avances innovadores para nuevas y viejas situaciones de trabajo, un desatascador de retos y un propulsor de soluciones innovadoras, eso sí, con su tributo pertinente de riesgos específicos a pagar.

Ahora nos toca empezar a entender cómo rescatar el máximo de beneficios de esta nueva situación digital, sin lastrar la salud de las personas, cómo armonizar la Empresa Saludable con eficiencia; protección de la salud con productividad; en fin, buscar el equilibrio dinámico correcto para que todos y todas, nos podamos beneficiar del conjunto de oportunidades que nos brinda esta nueva época digital. Tendremos que aprender a gestionar incertidumbres laborales con tesón y pragmatismo. El cómo trabajaremos, dónde, con quién, cuando, en que huso horario… , definirá el nuevo estado de la Organización del Trabajo y su impacto en la salud de las personas.

A modo de ejemplo, el impacto de la digitalización y su repercusión en los riesgos de raíz psicosocial será de proporciones gigantescas, y dará lugar a niveles elevados de estrés y a problemas de salud mental, anticiparnos a ello no será tarea fácil para la SST.

Como ya hemos remarcado, la inteligencia artificial (IA), la conectividad 24/7, los cobots, el IoT, los macrodatos, la ropa de trabajo sensorizada, los dispositivos móviles, las plataformas de actividad… cambian de forma radical las reglas de la relación trabajador/a -empresa y por contagio el tipo, la incidencia y la potencia de los riesgos laborales.

Consideremos a los robots colaborativos, que exprimen nuestras necesidades de pensamiento complejo, nuestra orientación temporo-espacial, en fin, nuestras exigencias para con nosotros mismos, y acentúan nuestra auto-competitividad versus la máquina que creemos dominar, controlar y poseer. Esto nos lleva en la OdT actual, a renunciar a tareas que considerábamos, hasta hace muy poco, como propias de humanos, ya fuera por la complejidad de las mismas o por la pericia que se necesitaba para realizarlas, y nos enfrenta a un ambiente laboral, completamente diferente, que nos hace recapacitar sobre qué funciones serán las esenciales y eminentemente dependientes de las personas, y qué otras podremos abandonar y dejar que sean las máquinas las que las realicen bajo una, tal vez sólo teórica, supervisión humana.

Es como si se hubieran cambiado las tornas y pudieran ser las máquinas inteligentes las que supervisaran nuestro comportamiento, nuestra competencia, nuestro valor. ¿Correremos el riesgo de convertirnos en simples eslabones intercambiables y burocráticos del sistema productivo?

Pedro R. Mondelo

Director ORP

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