Trabajo y cáncer: La supervivencia y el papel de trabajo

Trabajo y cáncer: La supervivencia y el papel de trabajo

divendres, 11 maig 2012

Una proporción significativa de la población activa en Europa sufrirá de cáncer durante su vida. Para algunos, esa experiencia puede estar relacionada con la exposición laboral a agentes cancerígenos. Sin embargo, dicha exposición no es la totalidad de la relación entre tener cáncer y el trabajo. Este artículo explora, por una parte, la complejidad y las implicaciones prácticas de la relación entre tener un cáncer y sobrevivir y, por otra, la vida laboral, el trabajo y la organización de la trabajo. El marco de esta preocupación relativamente poco desarrollada es el contexto que la vida laboral proporciona para el camino que las personas con cáncer deben realizar desde el diagnóstico y el tratamiento para el cuidado y esperanza de supervivencia a largo plazo con un poco de calidad de vida.

Una proporción significativa de la población activa en Europa sufrirá de cáncer durante su vida. Para algunos, esa experiencia puede estar relacionada con la exposición laboral a agentes cancerígenos. Sin embargo, dicha exposición no es la totalidad de la relación entre tener cáncer y el trabajo. Este artículo explora, por una parte, la complejidad y las implicaciones prácticas de la relación entre tener un cáncer y sobrevivir y, por otra, la vida laboral, el trabajo y la organización de la trabajo. El marco de esta preocupación relativamente poco desarrollada es el contexto que la vida laboral proporciona para el camino que las personas con cáncer deben realizar desde el diagnóstico y el tratamiento para el cuidado y esperanza de supervivencia a largo plazo con un poco de calidad de vida. La evidencia sugiere que el trabajo durante este periodo puede actuar no sólo como un factor de estrés, sino también de manera positiva como una distracción de la enfermedad que sirve para mantener la autoestima y la normalidad promoviendo el contacto social. Ciertamente, el no estar capacitado para trabajar pueden tener los efectos adversos psicológicos y sociales, así como la imposición de dificultades financieras. Estos últimos efectos pueden contribuir a aumentar el estrés y reducir la probabilidad de supervivencia a largo plazo y afectar la calidad de vida. Es interesante que, en muchos estudios sobre la efectividad del tratamiento, volver al trabajo es visto como un resultado exitoso. Los factores claves que probablemente determinen si el trabajo ayuda o perjudica a la supervivencia y la calidad de vida puede ser entendida en términos de cómo gestiona el encaje, en estas circunstancias, de la organización del trabajo y la persona con cáncer y su trabajo. Esta propuesta sugiere una posible plataforma teórica de estos hallazgos: el modelo transaccional del estrés y la salud.

Continuar con el trabajo o volver a trabajar después de un diagnóstico y tratamiento del cáncer, en muchos casos, requiere un cierto grado de ajuste. En la literatura científica y en la práctica común, el énfasis ha recaído sobre la adaptación de la persona con cáncer. Sin embargo, el proceso de ajuste global es, o debería ser, un dinamismo que involucrara no sólo a la persona con cáncer y sus familias, cuidadores y defensores, sino también a la organización en términos de sus políticas, el diseño de trabajo y la gestión y el apoyo a la salud laboral disponible. Del mismo modo que la persona con cáncer debe adaptarse a las nuevas circunstancias, también la organización puede cambiar para adaptarse a ellas. Curiosamente, esta proposición es en la práctica, no más radical para las organizaciones que pedirles que, dentro de lo posible, se asegurasen de que sus lugares de trabajo, el diseño y la gestión los sistemas de trabajo no sean necesarios innecesariamente exigentes o estresantes y que el personal reciba el apoyo necesario (como lo requiere la legislación Europea).

En la aplicación de la adaptación hay roles importantes, pero sin dificultad, para tres grupos: los cargos directivos, gestores y compañeros de trabajo, y los especialistas de salud laboral. La contribución de cada uno está obviamente, enmarcada en su contexto particular, la experiencia y las percepciones. Aquí se argumenta que ningún grupo por sí solo puede llevar a cabo los cambios necesarios y que para trabajar en conjunto se requiere un mayor diálogo e intercambio de información entre los grupos y una mejor comprensión del cáncer y el trabajo. La adopción de la adaptación - enfoque de acomodación en las organizaciones, contribuirá a extender de forma satisfactoria nuestra forma de pensar sobre el cáncer y el trabajo, más allá de los dos enfoques predominantes que son, en primer lugar, el control de la exposición a agentes carcinógenos laborales y en segundo lugar, las actividades de promoción de la salud en el lugar de trabajo para mejorar el bienestar general.

Esperamos ser capaces de poder pasar a una situación en la que colegas bien intencionados, gerentes y especialistas de la salud en el trabajo ya no dignan "no te preocupes por tu trabajo, sólo se concéntrate en mejorarte".

A significant proportion of working populations in Europe will suffer cancer during their lifetimes. For some, that experience may be related to workplace exposure to carcinogens. However, such exposure is not the totality of the relationship between having cancer and work. This paper explores the complexity and practical implications of the relationships among having cancer and surviving, on the one hand, and working life, work and work organisations on the other. The framework for this relatively under developed concern is the context that working life provides for the journey that those with cancer must make from diagnosis through treatment to care and hopefully survival in the longer term with some quality of life.

The evidence suggests that working during this journey can act as not only as a stressor but also positively as a distraction from the disease serving to maintain self esteem and social contact promoting normality. Certainly, not being able to work can have the adverse psychological and social effects as well as imposing financial hardship. These latter effects may sum to increase stress and reduce the likelihood of longer term survival and impair the quality of life. It is interesting, that, in many studies of treatment effectiveness, return to work is seen as a successful outcome. The key factors that probably determine whether work helps or hinders survival and a quality of life may be understood in terms of how well managed the fit is, in these changed circumstances, between the person with cancer and their work and work organisation. This proposition suggests one possible theoretical platform for such findings: the transactional model of stress and health.

Continuing to work or returning to work after a cancer diagnosis and treatment, in many cases, requires some degree of adjustment. In the scientific literature and in common practice, the emphasis has been on the person with cancer adapting. However, the overall adjustment process is, or should be, a dynamic one involving not only the person with cancer and their families, carers and supporters, but also the organisation in terms of its policies, work design and management, and the occupational health support available. While the person with cancer must adapt to their new circumstances, so can the organisation change to accommodate them. Interestingly, this proposition is, in practice, no more radical for organisations than asking them to ensure that their workplaces and the design and management of their work and work systems are not unnecessary demanding or stressful and that staff are appropriately supported (as required by European legislation).

In applying the adaptation – accommodation paradigm in organizations, there are important but not difficult roles for three groups: senior management, managers and work colleagues, and occupational health specialists. The contribution of each is obviously framed by their particular contexts, expertise and perceptions. It is argued here that no group on its own can bring about the necessary changes and that to work collectively requires greater dialogue and information sharing amongst those groups and a better understanding of cancer and work. Adopting the adaptation – accommodation approach in organizations will usefully extend our thinking about cancer and work beyond the two predominant but current approaches to its management at work based, first, on the control of exposure to occupational carcinogens, and, second, on health promotion activities in the workplace for better general well-being.

We hope to be able to move to a situation in which well meaning colleagues, managers and occupational health specialists do not say “don’t worry about working, just concentrate on getting better”.

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