Seguridad y Salud en Proyectos de Construcción y Montaje Industrial: Desafíos de Cultura Preventiva
Seguridad y Salud en Proyectos de Construcción y Montaje Industrial: Desafíos de Cultura Preventiva
En Chile, el escenario económico es particular respecto del cuadro mundial, por cuanto la actividad económica está en un momento de importante actividad. Las tasas de empleabilidad han visto un aumento sistemático, manteniendo en el sector un "pleno empleo" técnico.
A nivel nacional, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas, la tasa de desocupación alcanzó en el periodo diciembre-febrero 2012 un 6,4%, mostrando una tasa de crecimiento de empleabilidad promedio en 12 meses de +3,2% principalmente empujada por una menor tasa de desocupados. Sin embargo, las cifras son distintas al analizar sectorialmente.
Particular situación vive el sector donde nuestra empresa desarrolla su actividad: la construcción y montaje industrial de gran envergadura, que hoy abarca principalmente proyectos mineros y energéticos. Solo a modo de ejemplo, de acuerdo a cifras de la Cámara Chilena de la Construcción, en Diciembre de 2010, la industria de la construcción (incluyendo en este grupo toda la actividad, independiente de su dimensión) empleó 562.510 personas, mientras que las cifras de febrero mostraron un alza a poco menos de 618.000, lo que significó en el trimestre un aumento en la ocupación de un +3,5%.
Todas las proyecciones para este año y particularmente para el año 2013 muestran un impulso económico significativo que implicará una absorción de mano de obra de otros sectores económicos, dado el escenario de escasez de mano de obra calificada y con experiencia en el tipo de obras de este contexto.
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas. Febrero 2012.
Según cifras del mismo gremio, las tasas de accidentabilidad han presentado una evolución significativa y favorable en los últimos años. Sin embargo, en la historia más reciente, el comportamiento ha sido errático y claramente influenciado por la mayor actividad económica, mostrando un estancamiento en las cifras en torno al 6% (accidentes por cada 100 trabajadores), posiblemente forzado por una mayor demanda de parte de las empresas principales que desarrollan proyectos mineros y energéticos, incentivando a la captación de mano de obra calificada y profesionales especialistas, dejando a las empresas contratistas frente a un escenario de escasez de recursos cualificados y experimentados. Las obras de construcción y montaje industrial, se encuentran principalmente agrupadas en el gremio en el denominado “Comité de Contratistas Generales” de la Cámara Chilena de la Construcción. Las cifras de este subgrupo no son distintas en tendencia, aunque si demuestran un desempeño muy superior en materia de accidentabilidad: Las cifras promediaron valores alrededor de 2,6% en el transcurso del periodo 2011, aunque muestran una tendencia al alza, finalizando el periodo con una tasa de 3,1%.
Por otra parte, Chile ha iniciado un camino decisivo para organizar su gestión preventiva nacional. Se han iniciado múltiples mecanismos, algunos de los cuales se encuentran en estado embrionario, mientras otros comienzan a concretarse, como la ratificación el 27 de abril de 2011, del Convenio 187 de la OIT sobre Seguridad y Salud en el Trabajo. Esta ratificación implica necesariamente una serie de reformas al sistema preventivo chileno, que actualmente tiene una predominante componente aseguradora y reparadora de las consecuencias de accidentes, pero dejando un largo camino por recorrer en materia de cultura preventiva. En el periodo 2001-2009 las tasas de accidentabilidad nacionales se redujeron de 8,7% (incluyendo accidentes in itinere) a un 6,5%. El índice de accidentes fatales promedia 6,5 fatalidades por cada 100.000 trabajadores. Parte del compromiso del gobierno en línea con esta ratificación, ha sido establecer un compromiso nacional: reducir las tasas de accidentabilidad nacionales a 4% y el índice de accidentes fatales a 5 por 100.000 trabajadores, hacia el año 2015.
Si bien es cierto el marco normativo y regulatorio es preciso y ha madurado desde su promulgación hace 44 años, en 1968, haciendo que el país cuente con elementos y regulaciones necesarias tales como normas mínimas de higiene y condiciones de trabajo, el escenario actual requiere mecanismos diferentes y acotados a realidades sectoriales que son claramente distantes entre sí. Parte de estas características son evaluadas en la presentación de este trabajo, tales como accesibilidad laboral, formación, incidencia de enfermedades preexistentes, rotación de la mano de obra y trans-culturalidad.
El caso de la industria de la construcción es un claro ejemplo. Subsiste la idea de que la industria es esencialmente peligrosa, y que es el sector de mayor accidentabilidad. De acuerdo al sistema chileno, la realidad es distinta: de los datos recogidos, se demuestra que Minería (producción minera) presenta tasas sustantivamente mayores, con una notoria mayor incidencia de accidentes fatales (29,6 fatalidades por cada 100.000 trabajadores, en cifras del año 2009), siguiendo el sector de transportes y telecomunicaciones con un índice de fatalidades de 20 por 100.000, construcción (14 por 100.000) y agricultura y pesca (11,9 por 100.000). Analizando internamente el sector de la construcción, se hace necesario revisar internamente su composición: Es necesario separar las realidades de construcción en Obras Públicas, Vivienda y Edificación y Contratistas, donde también debe realizarse un análisis en función del tamaño de la empresa y la envergadura de las obras.
Estas dimensiones se analizan en nuestro trabajo, donde mostraremos condicionantes que resultan de interesante análisis, con propuestas concretas que han permitido a realidades como la nuestra obtener indicadores de accidentabilidad que fluctúan alrededor del 1% y con indicadores de fatalidad sostenibles en torno al 0.