La RSC: ¿Moda o Modo?
La RSC: ¿Moda o Modo?
La Cultura de la Responsabilidad Social Corporativa en estos tiempos de desasosiego e incertidumbre, en los que la apariencia de nuestras decisiones empresariales puede volvernos tan distorsionada que es difícil de reconocerla incluso para nosotros; en el que la imagen de nuestras actuaciones empresariales genera un espectro tal que se asemeja a una triste figura que se reflejara en un espejo mal pulido; toda esta situación de crisis que estamos viviendo puede llegar a confundir a los directivos y a las personas con mayor responsabilidad en la empresa y cuestionarse acerca de qué y cómo se están tomando las decisiones concernientes a los aspectos de la RSC .
Las presiones económicas cotidianas sobre directivos, trabajadores, sindicalistas, clientes… ha generado una cuestión recurrente en nuestras apreciaciones diarias sobre la RSC ¿sirve para algo la RSC?, y otra sobre el papel que le tocará, o le está tocando ya, representar en estos momentos económicamente complejos ¿estábamos ante propuestas coyunturales o estructurales de la RSC? (ya se verá).
Por lo tanto, son muchas las personas que se preguntan y se enfrentan al dilema de si la RSC es una moda que debe pasar a formar parte del “fondo de armario” de las buenas intenciones de la organización, y que debemos mantenerla congelada hasta que lo “retro” se lleve otra vez, o hasta que “vuelvan tiempos mejores”.
O si por el contrario, nos encontramos ante otro momento de ruptura conceptual, de cambio de paradigma y la RSC es el referente de la empresa de post-crisis, y se debe considera ya como un bastión irrenunciable de la balbuceante eticonomía; ¿estaremos en un momento histórico de la RSC del que aún no somos plenamente conscientes?, ¿en un punto de inflexión que dará sentido a una empresa más al servicio de todos, con unos planteamientos teleológicos nuevos que mostrarán, en un futuro inmediato, en los que la RSC aparece como el referente universal antagónico a tanto egombligo
empresarial?.
Si es así, la globalización de la RSC, a nuestro entender, tendrá su referente más consistente en hacer converger y armonizar múltiples intereses, ya que debemos aprender a doblar la cuenta de resultados con sutileza como si de una proteína se tratara, sin aristas que dañen a los sutiles mecanismos internos de la economía que dan forma y sentido a la misma, ni por supuesto expondremos a los demás a operaciones de riesgo, antes bien tenderemos a rellenar las simas que separen los intereses de los diferentes grupos de tal forma que hagan reconocible la justa relación entre el esfuerzo que cada uno aporta y el retorno que recibe por su entrega.