Riesgos psicosociales y estrés laboral

Riesgos psicosociales y estrés laboral

divendres, 11 febrer 2005

Actualmente se utiliza mucho el término estrés; quizá porque remite a un estado psicológico muy extendido y que está cada vez más reconocido. De hecho, en el ámbito laboral las estadísticas reflejan bien esta situación: en 1999 se estimó que el coste económico anual del estrés laboral en la Comunidad Europea lindaba los 20 mil millones de euros.  Esta cifra se podría extrapolar a otras regiones del mundo. Sin embargo, y como nota la Guía de la UE sobre el estrés laboral, “esaún más consternante el sufrimiento humano que el estrés produce en millones de trabajadores europeos” (Levi, 1999).  

Hay que destacar que resulta inevitable enfrentarse a situaciones estresantes a lo largo de la vida, y aún más en la mayoría de los contextos laborales actuales. Conviene por tanto que las organizaciones (tanto por razones humanitarias como por razones económicas) sean no sólo conscientes de los riesgos derivados del estrés laboral, sino que conozcan también las maneras de prevenir estos riesgos o neutralizarlos ni bien surgen, para poder crear un ambiente laboral adecuado.

Cabe entonces preguntarse qué es un ambiente de trabajo adecuado, y cómo diseñarlo. Debemos considerar que diseñar es adaptar el contexto a las necesidades del trabajador. Esto implica tener una visión amplia del estrés: una visión que incluya a la vez aspectos fisiológicos y psicológicos. La ergonomía analiza ambos aspectos: estudia a la vez los riesgos fisiológicos (el dolor de espalda, el síndrome del túnel carpiano) y los riesgos psicológicos (la carga de trabajo cognitiva, el error humano, la manera con que los seres humanos percibimos nuestro entorno y nuestras tareas).

Las consecuencias de un entorno de trabajo inadecuado pueden ser tanto físicas como psicológicas. De hecho, los riesgos laborales tradicionales -asociados a lesiones físicas- disminuyen, mientras que aumentan los síntomas relacionados con el estrés.

Los distintos gobiernos han realizado esfuerzos permanentes en torno a la seguridad y salud de los trabajadores, y han elaborado numerosas normativas y directivas. Desde hace tiempo, las Directivas de la Unión Europea incluyen a la vez los factores fisiológicos y psicológicos, enfocándolos desde un punto de vista ergonómico. La Directiva Marco de la UE 89/391/EEC para mejorar la seguridad y salud de los trabajadores, norma de referencia en los Estados Miembros, menciona implícita y explícitamente los factores psicosociales. La Directiva 90/270 acerca de los riesgos derivados de las pantallas de visualización de datos, obliga al empresario a analizar cada puesto de trabajo para rastrear tanto los riesgos visuales y fisiológicos como los riesgos que provocan estrés mental. La Directiva 93/104 sobre ritmos de trabajo se opone a las largas jornadas laborales así como a las pausas cortas, y a toda organización del trabajo que pueda afectar la seguridad y la salud de los trabajadores. En algunos países las disposiciones legales van más allá de la Directiva Marco y especifican las medidas que los empresarios deben tomar frente a los riesgos psicosociales.

“Casi uno de cada tres trabajadores europeos (o sea más de 40 millones de personas) declaran estar afectados por el estrés laboral. Este fenómeno es el causante de millones de días de trabajo perdidos por año”. Estas frases encabezaron el programa de trabajo de la Semana Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo de 2002, un evento destinado a prevenir los riesgos psicosociales y el estrés que provocan.

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud Laboral (NIOSH) del Ministerio de Salud y Servicios Sociales de EE.UU. define al estrés laboral como “las respuestas físicas y emocionales nocivas que surgen cuando los requisitos del trabajo no corresponden a las capacidades, recursos o necesidades del trabajador”.

Estrés laboral

En la comunidad científica existen tres enfoques para analizar y definir el estrés (Lazarus, 1966; Appley y Trumbull, 1967; Cox, 1978, 1990; Cox y Mackay, 1981; Fletcher, 1988; Cox, 1993) (mencionados por Cox, Griffiths y Rial-Gonzalez). Estos enfoques coinciden en parte.

El primer enfoque entiende que el estrés laboral es una característica negativa o perjudicial del entorno de trabajo y, en las investigaciones, lo considera como una variable independiente (la causa ambiental de la mala salud). Es el ‘enfoque ingenieril’.

El segundo enfoque define al estrés en términos de efectos fisiológicos provocados poruna amplia variedad de estímulos negativos o perjudiciales. Se trata de una variable dependiente: el estrés es una respuesta específica a un entorno amenazador o perjudicial. Este es el ‘enfoque fisiológico’.

El tercer enfoque considera al estrés laboral como una interacción dinámica entre la persona y su entorno de trabajo. Para estudiarlo se lo debe deducir de la existencia de interacciones persona-entorno problemáticas, o se lo debe medir mediante los procesos cognitivos y las reacciones emocionales que sostienen estas interacciones. Este es el ‘enfoque psicológico’.

Los enfoques ingenieril y fisiológico están relacionados con las primeras teorías del estrés mientras que el enfoque psicológico corresponde a las teorías actuales. Este último enfoque ha dado lugar a la elaboración de varias modelos de conjunto sobre el proceso que conduce al estrés.

Se ha escrito mucho sobre el estrés laboral y se puede decir que los tres enfoques no son en realidad tan diferentes. En todo caso, el problema clave al hablar del estrés son los recursos individuales. Sin embargo, las organizaciones pueden hacer mucho para reducir los elementos estresores mediante un diseño del trabajo adecuado. La literatura muestra (Jackson, 1983) que el aumento del control del trabajador sobre ciertos elementos de su tarea disminuye la precepción de estrés. Golembiewski y otros (1987) indican que un programa de desarrollo organizativo bien diseñado disminuye los niveles de burnout.

De todos los datos presentados, corroborados por el pensamiento jurídico actual europeo, se puede ver que el estrés laboral es un problema presente y futuro de seguridad y salud y que, como tal, debe ser enfrentado con el mismo enfoque sistemático y lógico con el que se enfrentan los demás problemas de seguridad y salud laboral.

Mónica Bonafontedoctoranda en Administración y Dirección de Empresas

Universitat Politècnica de Catalunya

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