Riesgos por exposición laboral a radiaciones electromagnéticas
Riesgos por exposición laboral a radiaciones electromagnéticas
La radiación electromagnética está presente en nuestro entorno en todo momento. La luz visible es un ejemplo de su aplicación y utilidad. El sol es el gran emisor de todo tipo de radiación electromagnética y es la forma en que recibe energía la Tierra, no sólo para calentar la superficie sino para facilitar reacciones fotoquímicas indispensables para la vida. Sin embargo, si se recibe esa misma radiación en exceso (exceso de energía) el organismo puede resultar muy perjudicado, dependiendo el órgano afectado y la intensidad de la lesión, del tipo de radiación y su presencia ambiental (magnitud).
Sigue siendo necesario y sumamente beneficioso para la humanidad el uso del radiodiagnóstico (Rayos x) o de la radioterapia contra determinadas enfermedades. La enorme energía que este tipo de radiación transporta la hace muy peligrosa, al mismo tiempo para el profesional que la usa.
La utilización de lámparas de luz ultravioleta como germicida, contraste o en terapias, son ejemplos de aplicación de las radiaciones electromagnéticas como también el calentamiento de superficies con infrarrojos, el secado o cocinado con microondas, la utilización de telefonía móvil, televisión o radio. Aumenta así mismo el control de hurtos en comercios o la detección de objetos metálicos con arcos de seguridad, que no dejan de ser sistemas que se basan en la generación y medición de radiación electromagnética o más bien de campos eléctricos y magnéticos de frecuencias muy bajas.
Aunque se conocen desde hace tiempo los efectos de los diferentes tipos de radiación electromagnética sobre el ser humano, todavía se mantienen dudas e inquietantes sospechas sobre el riesgo que puede suponer el uso del teléfono móvil o la cercanía de líneas eléctricas de alta tensión.