Nuevos retos para la prevención

Nuevos retos para la prevención

divendres, 11 abril 2003

En España, la primera generación de prevencionistas nacidos de la LPRL está empezando a llegar a su fase de madurez profesional; al mismo tiempo, la generación anterior, los hijos de ese big bang prevencionista que, a principios de los años setenta, fue el Plan Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo se acercan - nos acercamos - a la jubilación.

Es pues un buen momento para reflexionar sobre cuáles van a ser los nuevos retos a los que tendrán que enfrentarse esas nuevas generaciones de profesionales; porque, cierta-mente, los problemas a resolver serán, en buena medida, bien distintos de los que tuvimos que afrontar quienes les precedimos. Porque en un futuro próximo cambiarán las principales variables que determinan la actuación profesional de los prevencionistas: cambiarán las ocupaciones y, por tanto, la forma de trabajar; cambiarán las características de los trabajadores y, por tanto, los daños a prevenir; y, quizá, cambiarán las motivaciones para practicar la prevención.

Algunos de estos cambios fueron explícitamente tenidos en cuenta en el documento de la Comisión Europea presentado hace ahora un año en Barcelona sobre la nueva estrategia comunitaria de salud y seguridad para el período 2002-2006:

  • Cambios en la sociedad: mayor participación de la mujer en el trabajo y envejecimiento de la población activa.

  • Cambios en las formas de trabajo: relaciones laborales temporales, trabajo a tiempo parcial, horarios atípicos…

  • Cambios en la naturaleza de los riesgos: enfermedades "emergentes", tal como el estrés, depresión o ansiedad, violencia en el trabajo, persecución e intimidación.

Este conjunto de cambios que, globalmente, harán que la prevención sea, dentro de pocos años, muy distinta de lo que es hoy en día, requiere también nuevas estrategias en la búsqueda de soluciones preventivas, que sólo podrán alcanzarse si se trabaja desde perspectivas globales presididas por la colaboración institucional.

Un ejemplo de lo que estamos diciendo se encuentra en los accidentes de trabajo relacionados con el tráfico: ya va siendo hora de que autoridades, empresarios y sindicatos reconozcan que es un problema laboral (aunque no sólo laboral) y que gran parte de la solución (pero no toda) debe lograrse colectivamente: mejorando las infraestructuras, mejorando el transporte público tan a menudo inexistente en los polígonos industriales, negociando el establecimiento de transporte colectivo a cargo de la(s) empresa(s)... Se trata, en definitiva, de colaborar en lugar de pasarse la pelota sin resolver nada…

A medida que la prevención vaya convirtiéndose en una disciplina científica (lo que aún está lejos de ser), la colaboración entre universidades y empresas será un elemento esencial no sólo para que el mundo académico se oriente hacia las necesidades reales de la sociedad, y sea por tanto socialmente más útil, sino también para que el mundo empresarial se impregne de una visión a largo plazo que la realidad diaria impide muchas veces tomar en la debida consideración, pero sin la cual la eficacia preventiva se ve fuertemente comprometida.

A menudo, sin embargo, la colaboración universidad-empresa se ve afectada por una visión alicorta y se concreta sólo en proyectos concretos, de duración limitada y que no se inscriben en un marco estratégico para ninguna de las dos partes: es la colaboración estilo "supermercado".

La Cátedra Mutual CYCLOPS UPC, que se presenta en esta Jornada, es un ejemplo de todo lo contrario: una colaboración universidad-empresa que no persigue un resultado a corto plazo, sino consolidar la presencia de la prevención en el ámbito universitario. De ello derivará, a largo plazo, una mejora de las condiciones de trabajo que debe conllevar una reducción de la siniestralidad por la vía de la presencia de profesionales en las empresas y de la aplicación de los resultados de la investigación que desde la universidad se realice.

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