El mundo, más allá de la prevención

El mundo, más allá de la prevención

divendres, 13 maig 2005

Existe una especial locura que nos invade periódicamente y contamina mensaje y argumentos, de tal manera que cruzamos las palabras hasta que pierden su significado. Esta locura no es voluntaria; simplemente sucede. Cuando esto ocurre, tenemos una sensación de agobio y stress tan grande que mandaríamos al carajo a nuestro vecino, quemaríamos nuestro barrio y seríamos capaces de dejar al país bajo un hongo de enormes dimensiones. Entonces, deshincharíamos nuestro cuerpo y lo reduciríamos a la mínima expresión.

Este síntoma no debe ser grave porque es común en nuestro entorno. Cada día, lo observamos en el rostro de la gente, en los comportamientos y las palabras, y en los gestos de desánimo o de cólera no disimulada. Algunos toman estimulantes, otros optan por los tranquilizantes y hay quien decide ir al diván a contar lo injusto que es el mundo con uno mismo. Unos pocos siguen peleándose consigo mismos.

Esto es Preventia: una terapia regeneracional del epidermis de nuestra sociedad. El espejo donde se refleja la locura de lo absurdo: una sociedad que apenas invierte en prevención y acuña palabras en defensa de la sostenibilidad. De ahí que intentemos desbrozar ese jardín del sentido común, en un intento de situar cada debate en el ámbito profesional que le corresponde.

No le corresponde a una Feria como ésta moralizar sobre los comportamientos sociales, pese a que desespera observar las contradicciones y precipitaciones a la hora de legislar, de aplicar la Ley, o de trabajar para una mejora integral de las condiciones laborales. Por ello, hemos optado por insertarnos en el mundo de la prevención, navegar a contracorriente, e invitar a tirios y troyanos a abrir un debate serio y sereno sobre la prevención.

¿Por qué? O mejor dicho, ¿para qué? Para empezar a pensar en las personas como principal activo de la sociedad. Y desde las personas, puede diseñarse el modelo de relación social. Esto supone cambiar hábitos: la prevención no es una obligación, como tampoco lo es la cacareada sostenibilidad. Prevenir supone pensar en el modelo de construcción social, en las formas de respeto personal, para que cada colectivo defina finalmente su modelo evolutivo.

Prevenir es pensar cómo queremos vivir y en qué condiciones. Y a este debate, Preventia ha invitado a empresarios, sindicatos, colectivos profesionales, administración pública, gentes de diversa procedencia social, laboral e, incluso, territorial. Gentes procedentes de Europa, África o Asia. Gentes que entiendan que tarde o temprano la prevención, en un sentido global y particular a la vez, formará parte de su atmósfera y, por tanto, de su ritmo vital.

Les invito a incorporarse a este proceloso crucero que quiere romper los amarres de los intereses económicos para alcanzar otro horizonte, otra cultura: la de la prevención integral, un mundo más allá de la prevención.

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