La influencia de la percepción del ruido en el trabajo

La influencia de la percepción del ruido en el trabajo

divendres, 4 maig 2007

El ruido está originado en su mayor parte por la actividad humana teniendo un componente económico importante, (pues es más barato producir ruidosamente que en silencio); por ello cabe hablar de contaminación sonora del ambiente o de ruido. El ruido es una de las fuentes contaminantes más molestas en un ambiente de trabajo, en donde se pueden originar problemas en la salud de los trabajadores y efectos en el rendimiento

del trabajo.

En ambientes de oficina se percibe ruido “no agresivo”, el cual no tiene consecuencias en la salud, ni desencadena en problemas físicos que puedan afectar el oído humano; pero, si tiene repercusiones en el rendimiento del trabajo y en factores psicosociales como la satisfacción en el trabajo.

El ruido ha presentado un auténtico problema en las oficinas diáfanas, puesto que no existe un aislamiento efectivo en las fuentes contaminantes como las impresoras, las máquinas de copiado, los teléfonos, etc. Probablemente el predominio del ruido en este tipo de oficinas es la ausencia de paredes con muros absorbentes que impidan que el sonido viaje libremente por la zona de trabajo. Dentro del ámbito de este tipo de oficinas hay que tener en cuenta que no a todas las personas les afecta de la misma manera el ruido que están escuchando y es en este rango en el que la gente más sensible al ruido se muestra más molesta que los que no lo son.

Un mismo sonido puede producir amplias y variadas clases de reacciones, dependiendo si la percepción es aceptada o deseada, pasa a ser un elemento informativo y enriquecedor del medio donde es percibido y siendo la respuesta de la persona positiva ante el mismo. Por esta razón hay una diferencia entre ruido y señal, que no depende fundamentalmente de los parámetros físicos objetivos del sonido, sino que está relacionada con la forma en que es percibido o interpretado.

La percepción es definida como es la organización, interpretación análisis e integración de los estímulos [1]

Desde el punto de vista físico los ruidos suelen definirse como sonidos de cierta intensidad sobretodo impuros, es decir, como una mezcla inarmónica de frecuencias que desde el punto de vista psicológico se evaluarían como no deseados; esto implica un componente físico perceptible a través del oído y del sistema nervioso en donde la característica de no deseabilidad del ruido se manifestará en conductas de escape o evitación.

El ruido no predecible

o irregular es más perturbador que el ruido continuo. Las razones por las cuales esto ocurre es la mayor atracción de la atención por el ruido intermitente impredecible, puesto que es más nuevo que el continuo en donde hay mayor activación autonómica y menor adaptación de los receptores de habituación.

El ruido percibido como no controlable

produce efectos de “reactancia psicológica” que es el intento de controlarlo, recuperar la libertad de oírlo o no, y volver a un estado de tranquilidad. Barsky en 1969 señaló que hay otros factores que aumentan la molestia producida por el ruido cuándo se percibe como innecesario, cuándo se percibe a los responsables del ruido como indiferentes por el bienestar de los que lo sufren, cuándo se asocia con temor y cuándo la persona que lo percibe esta insatisfecha con otros aspectos del ambiente en donde influyen las diferencias individuales en la tolerancia por el ruido [2].

Debido a las diferencias individuales de tolerancia, es necesaria la valoración subjetiva del ruido junto con los parámetros físicos, quienes determinarán que un ambiente sonoro sea evaluado como ruidoso (siendo rechazado por el receptor y provocando una molestia); convirtiéndose en un factor de estrés que puede alterar el desarrollo del trabajo, dependiendo del tipo de tarea, del tiempo en que tengan que ser realizadas y la habilidad que requieran.

De acuerdo con los efectos y la influencia que tiene el ruido en el trabajo, es necesario sustentar cuáles de los factores son los que realmente se ven alterados en la realización de una tarea en presencia de ruido. Comúnmente se describe la molestia en la concentración o “distracción”, que no le permite al trabajador desempeñar su tarea de una forma correcta sino que se ve obligado a sortear esta situación para lograr el objetivo de su labor.

Los efectos del ruido sobre el rendimiento en tareas psicomotoras e intelectuales, dependen de las características del ruido, del tipo de tarea a ejecutar y de la inteligencia, personalidad y resistencia al estrés de los sujetos.

Cohen y Weinstein en 1981[3], comprobaron que las tareas mentales o motrices sencillas, sobre todo si no tienen un componente verbal, no se ven afectadas por el ruido. Por el contrario Broadbent en 1978 y Smith en 1898[3], concluyeron que las tareas complejas, en especial aquellas que implican altos niveles de atención y concentración, así como la percepción de señales auditivas, son susceptibles de ser afectadas negativamente por el ruido. Se puede concluir entonces, que el ruido incide más en la calidad y precisión, que en la cantidad de trabajo desarrollado.

Un ambiente ruidoso puede alterar la ejecución de una tarea, este efecto deteriorante es función de la clase de ruido, de su frecuencia, intensidad y de otros factores inherentes a la persona o al trabajador.

Por lo tanto es recomendable que a la hora de realizar la valoración del impacto del ruido y de los posibles efectos derivados de la exposición al mismo en un ambiente laboral, se consideren algunas variables no acústicas relacionadas con la situación y el contexto donde es percibido el ruido tales como la disposición de los puestos de trabajo, las distintas fuentes de ruido, el número de trabajadores expuestos, la percepción del ruido y que tipo de tarea realizan para determinar la influencia de esta percepción en el desempeño laboral.

[1] Burillo, F. y Aragonés, J. (1986) Introducción a la psicología ambiental en: Efectos Psicológicos del ruido. Alianza DL., Madrid, pp. 136-142.

[2] Rodríguez, F. Sociología y medio ambiente. pp. 307-412. Centro de estudios de ordenamiento, territorio y medio ambiente (CEOTMA).

[3] Aragonés, J. y Amerigo, M. (2000) Factores Físicos Medioambientales. En: Psicología Ambiental. Piramide, pp. 84-99.

¿Qué opinas de este artículo?