Iluminación en el trabajo
Iluminación en el trabajo
La iluminación es uno de los aspectos considerados esenciales en la Ergonomía Ambiental, pero pocas veces se analiza él "porqué" y él "cómo" de esta evidencia.
El trabajo entraña una relación del ser humano con su mundo exterior, en una primera fase en su faceta de captación de información, la cual es analizada para ser reconocida y fundamentar la decisión que se transformara, en una segunda fase de relación, en la acción laboral ejercida de nuevo hacia el exterior.
La captación de información se realiza a través del portal de los sentidos: tacto, oído... visión. Este ultimo - y recordemos que, en condiciones normales, mas del 80% de la información utilizada se adquiere a través de la visión - requiere de una energía de estimulación, que es, precisamente, la que proporciona la iluminación. La acción de la luz, incidiendo en el ojo humano, transmite el mensaje del mundo exterior. Por ello, al tratar la iluminación las consideraciones de ergonomía ambiental deben ser complementadas con las relativas a ergonomía cognitiva: la iluminación permite detectar los objetos, pero, además, reconocer su identidad y cualidad.
Otro aspecto a considerar es la facilidad y fluidez con que se desarrolla este proceso de información visual. El acto de "ver" es tan habitual que, en su apreciación subjetiva, el ser humano lo interpreta como un fenómeno pasivo que no entraña ningún esfuerzo por su parte. Su gran capacidad de adaptación a condiciones de iluminación muy distintas, -de la luz de Luna al Sol de mediodía - contribuye a reforzar esta idea. Y, sin embargo, ver entraña funciones muy complejas, desde movimientos musculares a actividad neuronal, que representan un considerable gasto energético y, por tanto, una potencial fuente de fatiga. La función visual puede desarrollarse en condiciones de iluminación muy distintas, pero ni la velocidad y exactitud del proceso, ni la fatiga resultante, serán las mismas. En el campo de los resultados eso se llama: productividad, calidad, fiabilidad, confort, clima y seguridad.
La atención a la calidad y adecuación de la iluminación en el trabajo está pues plenamente justificada. Por otra parte, los sistemas de iluminación actuales permiten conseguirla con unos costes económicos muy inferiores a las repercusiones de su carencia. Es, esencialmente, una cuestión de legítimo egoísmo de la empresa, preocupación y conocimiento.