El gerente de hospitales frente a los factores ergonómicos del edificio medico-asistencial
El gerente de hospitales frente a los factores ergonómicos del edificio medico-asistencial
Una de las dimensiones de la crisis del sector salud venezolano, se materializa en el edificio médico-asistencial enfermo, carente de las condiciones ergonómicas de confort y seguridad. Para responder a esta situación, se presenta al Gerente de Hospitales con una función integral-humanista que debe gestionar responsablemente los factores mencionados, en el ordenamiento jurídico venezolano.
El estudio se apoya en: administración de hospitales, salud ocupacional, gerencia estratégica, calidad total y el ordenamiento jurídico venezolano. Se ofrecen entonces, los principios de la gerencia médico-asistencial, desde una gestión integral-humanista, para el desarrollo sustentable y sostenible en los hospitales venezolanos.
Para adentrarse al sector salud venezolano, resulta interesante conocer la tipología de establecimientos médico-asistenciales sustentados en la Gaceta oficial de la República de Venezuela Nº 32.650 de 1.983, donde se concretan las normas sobre la clasificación de los establecimientos del sub-sector público y que según su jerarquía deben ajustarse a las características de la siguiente clasificación: Ambulatorios Rurales Tipo I, Ambulatorios Rurales Tipo II, Ambulatorios Urbanos Tipo I, Ambulatorios Urbanos Tipo II, Ambulatorios Urbanos Tipo III, Hospitales Tipo I, Hospitales Tipo II, Hospitales Tipo III, Hospitales Tipo IV.
Los ambulatorios rurales brindan las atenciones primarias de la salud en poblaciones menores a los diez mil habitantes con la participación del médico integral, general y familiar. Asimismo, los de tipo rural I, ubicados en poblados dispersos, son atendidos por auxiliares de medicina simplificada, bajo la supervisión médica y de enfermería, cuando se trata de una población menor a los mil habitantes, que al sobrepasarla, queda bajo la responsabilidad de un médico general pudiendo tener cama de observación y servicio de odontología. Por su parte los ambulatorios urbanos, prestan atención médica, integral, familiar y especializada, sin disponer de hospitalización y ubicados en zonas urbanas con poblaciones mayores a los diez mil habitantes. Los de tipo Urbano I cuentan con servicio de odontología y psicología, a los de tipo II se agrega pediatría, ginecoobstetricia, radiología y emergencia permanente; mientras que los del tipo III prestan además el servicio de medicina interna, cirugía, dermato-venerología, cardiología y emergencia.
En el denominado nivel secundario de atención, se encuentran los hospitales, siendo el de tipo I, el encargado de atender poblaciones de 20.000 habitantes con área de influencia hasta 60.000 habitantes y capacidad de 20 a 50 camas, con servicios de medicina, cirugía, pediatría y gineco-obstetricia. El hospital tipo II, extiende su área de influencia hasta los 100.000 habitantes, tiene de 50 a 150 camas y su nivel de atención es de mayor complejidad que el anterior. Los hospitales tipo III, se ubican en poblaciones de 60.000 habitantes con influencia demográfica hasta 300.000, teniendo capacidad de 150 a 300 camas y servicios de mayor complejidad. Asimismo los hospitales tipo IV, cubren áreas de influencia superiores al 1000.000 de habitantes, tienen más de 300 camas y su nivel de atención es el de mayor complejidad que los anteriores.
Conociendo de antemano los diversos tipos de establecimientos para la salud, puede advertirse que en cada uno de ellos, la estructura organizativa y funcional hablará de un número de trabajadores en concordancia con la envergadura y capacidad de atención correspondiente. Sin embargo, nunca faltará en ellos la persona responsable, llámese gerente, director o encargado, que deba encausar todas sus funciones administrativas y logísticas, entre otras.
En el contexto nacional suelen verse en menor cantidad los hospitales del tipo IV y, muy particularmente, en la segunda ciudad del país, Maracaibo, esta categoría no parece aplicar cabalmente a ninguno de los hospitales del sistema público, aunque se estime que alguno de ellos tenga la intención.
En las dos ultimas décadas del pasado siglo, se observó el deterioro progresivo de las instalaciones prestadoras de servicios de salud, razón por la que, entre muchos planes orientados a su rescate, surge en la ciudad de Maracaibo la intención de mejorar la salud en vísperas del siglo entrante. De esta forma se emprendieron proyectos diversificados de remodelaciones, dotaciones y nuevas construcciones de establecimientos medico-asistenciales en todo el estado. Sin embargo, hoy día se observa con especial preocupación que en medio de las buenas intenciones que, años tras años los distintos gobiernos, proyectan para mejorar los hospitales de la región, lamentablemente nunca alcanzan su cometido exitosamente y, menos aún, de manera sostenida y sustentable.
Esto quiere decir, que las atenciones por mejorar los edificios se desvanecen cuando en lo progresivo no cuentan con planificaciones asertivas y ni siquiera con un mínimo de presupuesto que los mantenga operativamente en condiciones confortables y seguras. Además, muchos de los planes y proyectos de mejoras a las estructuras físicas de sus edificios, no se ajustan a la realidad del contexto que demanda su atención y tampoco suelen contar con la participación activa y consecuente del equipo directivo de la institución que se desea mejorar.
Es aquí donde comienza la gran preocupación, porque si bien el personal de ingeniería de consulta especializado en los aspectos técnicos del edificio médicoasistencial ha de tener todos los conocimientos que permitan la adecuación de su estructura a condiciones confortables, higiénicas y de seguridad, pues únicamente el personal médico directivo de cada institución que haya de intervenirse, es quien verdaderamente, conocerá mejor las funciones del hospital y sus condiciones ideales para el desarrollo de las actividades.
Suele verse como las actividades directivas en estos centros de salud, dada las limitantes variables presupuestarias y políticas, entre otros aspectos, conllevan a la práctica meramente administrativa de los recursos financieros y de personal, pero no con la misma intensidad a la atención de las condiciones ergonómicas de higiene y seguridad en las áreas y espacios que el edificio debe ofrecer para el desempeño optimo de las diversas actividades y con la garantía de una alta cobertura que satisfaga la demanda de la población.
Además, es sabido de que el mundo necesita ser planificado observando meticulosamente los aspectos físicos, humanos, económicos, políticos, administrativos del sistema de salud y, en rasgos generalizados, la planificación de hospitales debe abordar en contexto nacional, regional, estatal y municipal; siendo el primero más difícil y complejo, pero que debe ser bien entendido y asumido cuando se piensa en el bienestar social que la salud produce.
Resulta impactante conocer que tanto en el área rural como en la urbana, los centros hospitalarios han crecido vertiginosamente sin una adecuada planificación, sobrepasando la capacidad de soporte existente y creando serios conflictos en cuanto a los suministros básicos de servicios de agua potable, red colectora de aguas servidas, recolección y disposición de desechos sólidos peligrosos y no peligrosos, electricidad, entre otros aspectos que revelan el deterioro físico de paredes, techos, pisos, condiciones climáticas, mobiliario y equipos en general, que ponen en riesgo la salud de quienes trabajan, minimizando la capacidad de atención a los pacientes, así como las condiciones de seguridad, higiene y ambiente, de los usuarios y de las personas que laboran en sus recintos.
Es por ello que, ante las profundas transformaciones y crisis que experimenta el sector salud venezolano, se percibe la necesidad de generar conocimientos que ayuden a los Gerentes de Hospitales a interactuar en un mundo mas acertado, en donde resulta de vital importancia que el grado de elaboración lingüística, entre ellos y otras multidisciplinas profesionales, les garantice una comunicación efectiva que se traduzca en resultados satisfactorios y de alta calidad, frente a los problemas físico-espaciales, ambientales, de higiene y seguridad, que determinan el bienestar dentro de este tipo de establecimiento y su impacto en la comunidad.
Aunque existen normativas acerca de estos factores mencionados, para resguardar la salud y la seguridad de los trabajadores y usuarios en los edificios médicoasistenciales, en realidad no se le consideran responsablemente para mantener en el tiempo los niveles de calidad en las áreas y ambientes donde se prestan sus servicios y en donde médicos, enfermeras, personal administrativo y demás trabajadores, requieren de ello para lograr los más altos niveles de productividad, que se traducen en una comunidad más y mejor atendida.
Por otra parte, una de las preocupaciones que cobra mayor vigor es la realidad que aqueja a este sector cuando se disponen proyectos y construcciones de manera parcial y sumamente distante del recinto a atender, es decir, sin la consideración no solo del personal activo en el hospital correspondiente, sino peor aún, sin la garantía de contar con profesionales conocedores sobre la complejidad de las estructuras médico-asistenciales y de la logística de atención durante la construcción.
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