Examen clínico de la rodilla
Examen clínico de la rodilla
Durante muchos años el examen clínico ha constituido uno de los pilares fundamentales del acto médico. En nuestros días los avances en imágenes y otras investigaciones contribuyen a confirmar o descartar con mayor precisión la impresión diagnóstica basada en el examen clínico.
El arte del examen clínico de la rodilla necesita aprendizaje mediante una disciplina basada en la observación estática, en movimiento, y en la palpación, que debe ser metódica empezando por la piel, estructuras periarticulares, cápsula articular, membrana y líquido sinovial, y por último las estructuras óseas.
El examen clínico con movimiento puede ser activo o pasivo. La ventaja del examen con movimientos activos es que podemos ver los puntos donde el paciente comienza a notar dolor, lo que nos ayudará a ser más cuidadosos cuando examinemos al paciente mientras realizamos movimientos pasivos.
Cuando terminemos el examen clínico, deberemos tener una idea aproximada del diagnóstico o por lo menos del diagnóstico diferencial. Es entonces cuando debemos recurrir a las pruebas complementarias como radiografías, Tomografía Axial Computerizada (TAC) , Resonancia Nuclear Magnética (RNM), pruebas de laboratorio, etc.. que nos ayudarán a confirmar o excluir el diagnóstico inicial.
La definición de diagnóstico ,según el diccionario, es la identificación de la enfermedad a partir de los síntomas y signos. En nuestros días no es suficiente con el reconocimiento de la enfermedad sino que debemos identificar las consecuencias en cuanto a la pérdida de función y a la incapacidad. Hacer un correcto diagnóstico puede ser gratificante, pero el alcance preciso de la enfermedad se consigue primero con el diálogo, seguido de un examen sistemático y por último con las pruebas complementarias precisas.
El ambiente inicial que encuentre el paciente en nuestra consulta debe propiciar una buena relación médico-paciente, demostrando al paciente en cada momento que es exactamente lo que estamos haciendo para ganar credibilidad.
Hablar con el paciente no sólo nos lleva a obtener más información, sino que además con esta charla podemos conseguir un efecto terapéutico. Los pacientes necesitan decir y necesitan ser escuchados. Por lo tanto dejemos que el paciente nos cuente su historia a su manera.
El paciente cuenta su enfermedad como la siente, y nosotros construimos la historia clínica a través de la información que recibimos. La historia que nos cuentan puede estar desorganizada pero nosotros debemos ser capaces de sistematizarla creando una secuencia de sus quejas, enumerándolas según sean en forma de: dolor, rigidez, inflamación, deformidad, inestabilidad, alteraciones de la sensibilidad y pérdida de función. Preguntas como: ¿cuándo comenzó el dolor?, ¿ fue de forma brusca o de forma gradual?, ¿cómo empeora o mejora?, etc, nos hace obtener la información para que nosotros la interpretemos.
En traumatología los síntomas más importantes son: el dolor, la rigidez, la inflamación, la deformidad, la debilidad muscular, la inestabilidad, cambio sensitivos y la pérdida de función.
• El dolor, es el síntoma más común en traumatología y cirugía ortopédica. Escuchando la descripción del dolor sabremos qué le duele exactamente.
• Puede que el paciente confunda rigidez con pérdida de función. Hay que recordar que la pérdida de función está directamente relacionada con la incapacidad para realizar sus actividades.
• La inflamación puede ser en los tejidos blandos, en la articulación o bien en el hueso; para el paciente todo puede ser lo mismo, pero sabe que hay algo que no funciona y le preocupa.
• Muchas deformidades no son serias pero el paciente y su familia están preocupados. Recordar que cualquier deformidad que progrese debe ser estudiada con detenimiento.
• La debilidad muscular es un síntoma vago.
• En cuanto a la inestabilidad, aunque el paciente generalmente no utiliza este término sino que describe que la rodilla le falla, puede ser provocada por un cuadro de debilidad muscular o de laxitud ligamentosa.
• Hay que descartar siempre con un examen neurológico completo cualquier alteración neurológica.
Por último, recordar que hay que preguntar por los antecedentes familiares y personales. El paciente no suele mencionarlos debido a que no relaciona la enfermedad presente con accidentes o enfermedades previas. Lo mismo ocurre con los antecedentes familiares, una rodilla inflamada sin previo traumatismo puede estar relacionada con trastornos metabólicos o de la coagulación y que también pueden padecer otros miembros de la familia.