¿Es razonable aceptar más riesgos en el transporte por carretera que en otras actividades de la vida cotidiana?
¿Es razonable aceptar más riesgos en el transporte por carretera que en otras actividades de la vida cotidiana?
En la conferencia del ORP’2006 discutiremos si es razonable aceptar más riesgos de heridas mortales en el transporte por carretera que en otras actividades de la vida cotidiana. Se considera que un riesgo es aceptado si la actividad que lo genera está permitida, y si el nivel de riesgo observado puede ser entendido como el resultado de elecciones hechas por los que influyen en el riesgo (tanto individuos como gobierno). El hecho que un riesgo sea aceptado -en este sentido- no significa necesariamente que el riesgo sea considerado como deseable.
El transporte por carretera presenta una tasa de accidentes mortales por millón de personas-hora mucho más elevada que otras actividades de la vida cotidiana. Se ha planteado que no es razonable aceptar este alto nivel de riesgo, y que habría que tratar de reducirlo hasta niveles comparables con los de otras actividades. En nuestra conferencia debatiremos este punto de vista mediante una comparación del transporte por carretera con otras actividades de la vida cotidiana en términos de características de riesgo que influyen en su aceptabilidad. Entre estas características cabe destacar: 1) el carácter voluntario de la exposición al riesgo; 2) el grado de control individual del nivel del riesgo; 3) el potencial catastrófico del riesgo; 4) la cuantía de los beneficios que genera la actividad de riesgo; 5) el coste que implica su reducción; 6) la distribución del riesgo entre los grupos de personas expuestas.
Se ha podido constatar que el transporte por carretera obtiene una puntuación comparativamente buena para la mayoría de estas características. Esto apunta a que no es totalmente irrazonable aceptar más riesgos en el transporte por carretera que en otras actividades de la vida cotidiana. No se pueden por tanto esgrimir argumentos contundentes para tratar de reducir el riesgo de muerte por accidentes en carretera hasta el mismo nivel que el de otras actividades de la vida cotidiana.