Entre el burnout y el boreout, la organización en cuestión

Entre el burnout y el boreout, la organización en cuestión

divendres, 5 febrer 2010

Primero fue quemarse en el trabajo y luego asumirlo como propio y característico de la realidad española, algo que en un país referencia del estado del bienestar: salud y educación para todos, solo basta empadronarse para recurrir a los servicios públicos y acabar sobrecargando a los profesionales del sector, y además la exigencia del control de las emociones: ni disonancia, ni conflicto, ¡sonrían que a ustedes les pagamos nosotros con nuestros impuestos¡.

Sobre el estrés en el trabajo es difícil que se puedan decir y escribir nuevas cosas, aunque esté todo por hacer al menos a nivel de las organizaciones: la prevención primaria que no se hizo ni se hará ante los nuevos tiempos más estresantes que los pasados. Las iniciativas de los agnósticos y librepensadores de lo psicosocial tratan de circunscribir su tratamiento al ámbito de lo individual y las actividades de los académicos-científicos están mas cerca de buscar la solución a la cuadratura del circulo que de ayudar a cambiar la realidad laboral y reducir el desequilibrio como causa de todo estrés.

Ahora llega el boreout, y ya se sabe que toda novedad en la prevención de lo psicosocial conlleva inicialmente su negación, aunque en este caso quizás por la acción-reacción y por tratarse del aburrimiento del trabajador el problema sea mas fácil de resolver que otros mas comunes y populares. El nuevo termino reconoce el desequilibrio que supone la infraexigencia, la inacción y el desinterés; o sea que algunos trabajadores son compensados por trabajar la mitad. Ello puede llevarnos a pensar que quizás la culpa de la sobrecarga de algunos sea la infracarga de los otros y que como la virtud está en el medio, el problema del estrés se resuelva por compensación.

Este termino que denuncia el aburrimiento por no trabajar, puede resultar exitoso dado que aborda la ausencia de estrés y de fatiga en el trabajo, y es seguro que en próximas reuniones científicas se debatirá el tema y se diseñaran procedimientos de evaluación. Y es que en esta disciplina compuesta (Psicología, Sociología, Organizaciones, Trabajo) travestida para moverse por la salud laboral con pretensión de aplicable o sea la Psicosociología, seguimos acostumbrados a las investigaciones académicas sin externalidad ni propuestas implementables, por diversas razones, como que a falta de muestras de trabajadores, se afirma sin rubor que estudiar es igual que trabajar y como no les dejan interrumpir el trabajo, ni que experimenten con los trabajadores, se toma a los alumnos de los primeros cursos, mas disponibles, le pedimos al bedel del centro universitario que haga de mando y que les asuste con frases del estilo: ¡a producir¡, ¡preste mas atención y fatíguese¡, ¡etc.…….¡ y es que de alguna manera se ha de justificar el hecho de que los trabajadores no están para cumplimentar interminables cuestionarios por validos y fiables que sean, salvo que sufran boreout, y que pueden llevar a un diagnostico y solo a eso. A ver quien está para experimentos después de 12 horas de trabajo, sin adicción, ni vocación solo por imitación del primer candidato para la única plaza fija disponible en la empresa.

La Psicosociología está en el limbo o desaparecida, pero llega el momento para la (des)esperanza al tiempo que cambia el modelo formativo y el “real decreto y la disposición transitoria ” le pasa la bola a aquellas organizaciones paradigmas del conocimiento, que siempre han tenido/entendido la prevención de riesgos laborales como “maría” o sea los mismos que tienen manifiestos problemas para practicar la interdisciplinaridad o sea el dialogo entre departamentos como entre iguales. La formación sobre el trabajo no puede realizarse solo desde la experiencia del “ergoaula” y sin tener en cuenta que las condiciones de trabajo están cambiando de forma vertiginosa por la inevitable globalización, flexibilización, tecnologización,… y apreciar desde la ventana (del aula) la llegada de la crisis para poner a prueba situaciones que una vez pasada se pueden plantear en la gestión de las organizaciones como normales y no excepcionales. Mientras tanto se manejan conceptos de siempre (para epatar mejor en ingles que en castellano): liderazgo, rol, compromiso, etc., que relacionándolos con la salud laboral, no tienen mas consecuencia que acrecentar la parafernalia sobre la gestión de los recursos humanos. Los brotes traen nuevas dinámicas y lo mejor de otros tiempos desaparece y los ciclos de permanencia en las organizaciones se acortan; se imponen nuevos conceptos como compromiso o lealtad a la empresa, que serán puestos a prueba con recompensas mileuristas, temporalidad y plena movilidad, con permanente debate entre prioridades personales y profesionales. Transformaciones en las organizaciones con graves consecuencias que no pueden resolverse con recursos conceptuales y metodológicos del pasado, ni realizar transferencias de las investigaciones al mundo empresarial, inaplicables por el carácter virtual e ideal de las organizaciones para seres humanos inexistentes.

Cuando la Psicosociología no avanza, se especula con ella y se crean nuevas distracciones en forma expresiones carentes de implementación: calidad de vida laboral, responsabilidad social corporativa, satisfacción en el trabajo y en la otra cara el suicidio, estrés o acoso, antagonismos como los que existen entre los estresados, acosados laborales y los humildes habitantes de un poblado del tercer mundo beneficiados por la caridad de la misma gran empresa. Ningún problema que el nuevo descubrimiento, el boreout no vaya a poder relegar. Seguiremos discutiendo sobre los procedimientos para evaluar los riesgos psicosociales, mirando los observatorios y asistiendo a congresos para lamentarse de las dificultades para abordar estos problemas para la salud, insistiendo en el estrés como un problema global y de gestión, no como un problema de salud individual, o cuantificando las perdidas económicas que ocasiona mas que los beneficios financieros que las reducciones de plantillas acarrean, o que la eficiencia de las organizaciones ha de ir ligada al estrés y la fatiga.

Aumentar la productividad, reforzar la rentabilidad, para ganar mas protegiendo a los mejores hasta que se quemen y eliminando a los débiles, insatisfechos y desmotivados en un ejercicio de autogestión individual, constatando al tiempo que ni los accidentes por causas psicosociales o el absentismo puedan llegar a cuestionar la gestión de la organización.

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