Cuando la mala suerte es buena

Cuando la mala suerte es buena

divendres, 12 març 2004

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Esther Rantzen[i], la santa patrona de las víctimas británicas, puede encontrarse ahora on-line anunciando un servicio para los desafortunados. La página web del Accident Advice Helpline (AAH, Línea de Ayuda y Asesoramiento sobre Accidentes) tiene un botón de "preguntas y respuestas" (Q&A), en el que se muestra la siguiente información: 

P: ¿En qué tipo de lesiones personales puedo pedir una compensación?

R: Cualquier tipo de lesión que usted haya sufrido durante los últimos tres años puede llegar a ser compensada - podría ser un accidente del trabajo o en momentos de ocio, como conductor, pasajero, peatón, o un tropezón, resbalón o caída.

La página también tiene un botón de "estudio de casos" (Case Studies), en la que se incluye el siguiente estímulo: 

Iba caminando por la calle cuando tropecé en un pavimento desigual, cayendo hacia adelante. ... el cordial equipo de AAH me proporcionó asesoramiento gratuito. Y recibí 9560,4 libras esterlinas por mis lesiones, lo cual era un alivio considerable.

También disponen de un botón "calculadora" (How Much?), en el que aparece un pictograma mostrando las distintas partes del cuerpo y la cantidad de dinero que uno puede esperar obtener si prospera una reclamación por lesiones a distintas zonas del cuerpo. Y también incluye un comentario "no ganas-no pagas": esto significa que si la reclamación no prospera, no te cuesta un sólo penique. 

El tamaño potencial del mercado británico para este tipo de litigios fue descrito en una campaña publicitaria de The Law Society - el colegio profesional de los abogados de Inglaterra y Gales: "Cada año millones de personas sufren el infortunio de tener accidentes que no son por su causa". El espíritu con el que están preparados para asesorar a estos millones de desafortunados queda claro en la cabecera del anuncio: "no desespere, obtenga justicia". 

Sin lugar a dudas, algunos de estos millones de casos son meritorios. Pero ¿existe algún lector de este editorial que no haya tropezado en un pavimento desigual porque no estaba prestando atención al lugar en el que ponía sus pies?. La frase clave en el anuncio del colegio de abogados es "no son por su causa". En su anuncio, el colegio de abogados pregunta "¿ha tenido un accidente?", y responde "usted podría obtener una compensación". ¿Existe algún lector que no estaría tentado por la recompensa ofrecida por echarle la culpa a otro?, aunque sea brevemente (espero) mientras descarta el indigno pensamiento. 

Pequeños números, efectos importantes

Hasta ahora, sólo una pequeña fracción de estos millones de litigantes potenciales han llegado a los tribunales. Aquellos que lo han hecho, representan la punta de un iceberg de tamaño desconocido; la mayoría de los casos se han resuelto fuera de los juzgados y no existe un registro central de dichos casos. El disparo de las primas de seguro sugiere que los números vienen incrementándose rápidamente. Pero incluso contando con estos incrementos, es probable que se trate de una pequeña fracción de los millones a los que alude el colegio de abogados. 

Números relativamente pequeños, sin embargo, puede tener un efecto importante. Consideremos un ejemplo de los muchos disponibles. En Harrogate, en julio de 2000, un niño de seis años falleció cuando una lápida de cinco pies de altura se desplomó sobre él. Era un evento inintencionado e imprevisible. Un accidente monstruoso. Un caso de mala suerte. 

Sus padres, en un acuerdo fuera de los juzgados, recibieron 33.000 libras esterlinas de compensación. Este caso de la lápida inestable parece que es único; es el único caso que he sido capaz de encontrar, de un litigio que haya prosperado, en el que se atribuye a una lápida la causa de la muerte. Pero las autoridades responsables de los cementerios de toda Gran Bretaña comenzaron a poner en el suelo (planas) miles de lápidas "peligrosas" por temor a ser procesados. 

Árboles de fallos, árboles de eventos

Los ingenieros responsables de grandes proyectos tratan de gestionar el riesgo con herramientas llamadas "árboles de fallos" y "árboles de eventos". Las ramas de un árbol de fallos están construidas mediante cadenas bifurcantes de probabilidades que pueden haber causado un accidente, y las ramas de un árbol de eventos consisten en unas cadenas similares de probabilidades que podrían provocar un futuro accidente. El árbol de eventos de los ingenieros generalmente falla, porque es simplista. No tiene suficientes ramas y las probabilidades asignadas a los puntos de ramificación son, generalmente, suposiciones pobremente informadas. 

Sin embargo, puede servir como metáfora de la forma en la que todos manejamos los riesgos. Miramos hacia el futuro a través del denso follaje del árbol de eventos del mundo real, hasta que las probabilidades al final de las ramas que representan resultados no deseados son suficientemente pequeñas para realizar el viaje hasta el final de la rama, pareciéndonos un riesgo que merece la pena asumir. 

Ocasionalmente, sin embargo, tenemos una sorpresa desagradable. En un mundo estocástico, por pequeña que sea la probabilidad, siempre es posible que se materialice. Mala suerte. 

¡Pero no! Nuestro entendimiento transforma este árbol de eventos, en el árbol de fallos de un abogado. Armado con este machete forense, el abogado poda todas las otras ramas y presenta al jurado o a la compañía de seguros un árbol de fallos con una sóla rama, que él denomina, negligencia culpable. 

Lo anterior no es una defensa de la negligencia culpable genuina; ya que este tipo de negligencia existe. Es una petición de sentido de proporción. Una sociedad que debe encontrar alguien a quien echarle culpa para cada infortunio será tímida, aburrida y paranoica. Suprimirá las lícitas actividades de riesgo en ciencia, ingeniería, medicina, educación, deporte y empresa, que han hecho de nuestra sociedad actual la más sana y rica de la historia. 

Curriculum-Vitae del Dr. Adams

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