Contaminación natural
Contaminación natural
Cuando se habla de prevención de riesgos laborales se suele pensar en aquel operario que trabaja en una máquina torno ocho horas al día con el riesgo de sufrir un accidente, o en aquel trabajador del sector de la construcción que realiza su jornada laboral en lo alto de un andamio de una obra con evidente riesgo de precipitarse al vacío.
Estas son situaciones de un riesgo evidente con una prevención posible ya conocida en el ámbito laboral.
La Sociedad, en su continuo progreso, siempre descubre nuevas situaciones de riesgo como consecuencia de la actividad industrial. En la mayoría de los casos estas situaciones de riesgo son consecuencia directa de la actividad humana. En otros, no debemos olvidar a la propia Naturaleza que puede aumentar el riesgo de una actividad humana en función del contexto geológico y geográfico en donde se desarrolle dicha actividad. Los casos más conocidos son los de corrimientos de tierras e inundaciones, a menudo con lamentables resultados humanos y económicos. En estos desastres la Naturaleza, a lo largo de su historia, que es mucho mayor que la nuestra, ha dejado evidentes muestras de donde pueden ocurrir estos accidentes. Nosotros lo sabemos, pero en algunos casos, y por diversos motivos, no tomamos las medidas oportunas. Se sigue construyendo en zonas inundables, no se controlan con la frecuencia necesaria aquellos taludes naturales que pueden desplomarse… .Pero, de todos los riesgos naturales que pueden estar presentes en una actividad laboral, el menos conocido por sus efectos a largo plazo, es el relacionado con la presencia de elementos fuertemente contaminantes en el aire, o en el agua, provenientes de la propia Naturaleza, en este caso naturaleza geológica.
La Tierra nos provee de recursos naturales en forma de yacimientos de minerales que utilizamos para nuestro desarrollo. Un yacimiento mineral se podría definir como una región con un contenido en determinado mineral en una concentración suficientemente elevada como para que sea rentable su extracción. En otras regiones esos minerales pueden estar presentes pero en cantidades que no aconsejen su extracción en forma de explotación minera. Los minerales están formados por combinaciones de elementos químicos en diferentes estructuras cristalinas. Así, por ejemplo, elementos como el plomo o el arsénico forman unos minerales que suelen estar asociados a otros muy comunes en la corteza terrestre que, a su vez, están contenidos en rocas muy extendidas en nuestra geografía, como son las rocas calizas y las rocas metamórficas. Minerales como la blenda, pirita, calcopirita, marcasita, calcita, dolomita, cuarzo, baritina y fluorita, pueden indicar la presencia de galena, mineral de plomo, y a su vez de blenda, pirita y calcopirita, la de arsenopirita, mineral de arsénico.
Cuando la abundancia de tales minerales lo es en una región como para definirla como yacimiento mineral, el riesgo de respirar aire cargado con partículas ricas en plomo o arsénico en la zona del yacimiento es elevada pero, para ello, están las inspecciones en seguridad e higiene del trabajo. El problema puede surgir cuando en una construcción civil se rebajan taludes o perforan montañas, por citar un determinado tipo de obras, en rocas con contenidos en plomo o arsénico no lo suficientemente altos como para explotarlos como mineral pero, lo suficientemente altos como para que el trabajador a pie de obra corra el riesgo de respirar aire cargado de partículas de elevado contenido en plomo o arsénico. Este es un ejemplo de los muchos que se podrían citar surgidos por desconocimiento del medio que nos rodea.
Minimizar el riesgo de trabajar en condiciones no deseables en los ejemplos citados, o en otros parecidos, puede significar simplemente utilizar la información de los mapas geológicos y/o la que puede aportar un análisis de difracción de rayos X que nos dirá si existe o no un determinado mineral. La solución la tenemos; depende de nosotros el que se utilice o no.