Aplicación de la Ergonomía integral

Aplicación de la Ergonomía integral

divendres, 16 desembre 2011

Vivimos en una sociedad de 24 horas / 7 días donde el que más y el que menos carga con una mochila de viaje repleta de estrés, cansancio, obligaciones y compromisos. Y con esa carga en nuestra espalda nos empeñamos en hacer malabares con la vida laboral, personal y social, haciendo planes que abarcan más de 24 horas al día.

Una de las consecuencias que tiene esta situación sobre la salud, que tiene una relación directa con la incidencia de LME, es que estamos tan aturdidos que hemos dejado de escuchar a nuestro cuerpo. De la misma forma que comemos cuando tenemos hambre o nos abrigamos cuando tenemos frío, deberíamos aprender a ser capaces de identificar cuándo estamos tensos muscularmente para prevenir LME.

Cualquier intervención orientada a la reducción de los factores de riesgo de origen laboral, en concreto los ergonómicos, y la prevención de las posibles enfermedades que se derivan, debe empezar por una correcta adecuación de los diferentes elementos de trabajo (mobiliario, equipos y maquinaria, etc.), así como del entorno donde se desarrolla la tarea (iluminación, ruido, etc.). Pese a esto, en muchos casos, si la mejora de las condiciones de trabajo no viene acompañada por una correcta formación de los trabajadores, estas medidas pueden resultar totalmente ineficaces.

Un claro ejemplo de esta situación se da, según nuestra experiencia, en muchos puestos de trabajo en oficinas, donde se dispone de los elementos adecuados para desarrollar la tarea ante el ordenador (silla y mesa con las especificaciones indicadas por la normativa de pantallas de visualización, equipos informáticos de última generación, etc.), pero en los que se observa que habitualmente no se hace un uso correcto de los mismos o bien se adoptan hábitos posturales incorrectos. Ello comporta que se manifiesten molestias y lesiones a nivel musculoesquelético o visual entre los trabajadores.

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