La acción global de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la salud de los trabajadores y lugares de trabajo saludables
La acción global de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la salud de los trabajadores y lugares de trabajo saludables
Las acciones de la OMS para proteger y promover la salud de los trabajadores es un punto de la Constitución de la organización, así como una serie de acuerdos adoptados en las distintas sesiones de la Asamblea Mundial de la Salud, el órgano supremo de la Organización con sus 194 Estados miembro hasta la fecha.
La OMS considera el lugar de trabajo como un escenario ideal para la intervención precoz y para proteger y promover la salud de los trabajadores y sus familias. Actualmente, y a pesar de la existencia de intervenciones efectivas para la prevención de enfermedades y lesiones ocupacionales, todavía hay grandes diferencias en el estado de salud de los trabajadores entre países y entre zonas del mismo país. El actual instrumento político, el Plan de Acción Mundial de la OMS en la Salud de los Trabajadores 2008-2017, establece un marco político para el desarrollo de políticas, infraestructuras, tecnologías y asociaciones para alcanzar un nivel básico de protección de la salud en todos los puestos de trabajo alrededor del mundo. El principio esencial que sustenta el Plan Mundial es que los trabajadores deberían ser capaces de disfrutar del mayor nivel de salud física y mental incluyendo condiciones de trabajo favorables para su salud y para cubrir sus necesidades higiénicas.
Por lo tanto, es importante que el lugar de trabajo no sea perjudicial para la salud y el bienestar. La participación en procesos que mejora de la salud de los trabajadores debería incluir a los propios trabajadores, empleados y sus representantes. Los estados miembros de la OMS son, al mismo tiempo, necesarios para el desarrollo de planes nacionales y estrategias para implementar el Plan de Acción Mundial y para trabajar para proteger y promover la salud de los trabajadores mediante intervenciones y servicios básicos para prevenir enfermedades y lesiones ocupacionales. Estos instrumentos reconocen la estrecha relación entre la salud ocupacional y la salud pública. Esto es importante ya que eleva los problemas de salud de los trabajadores y los convierte en un tema de salud pública, donde pueden tener toda la atención que merece.
Tradicionalmente, los Ministerios de Salud adoptan un enfoque general para desarrollar sus políticas y estrategias, mientras que los Ministerios de Trabajo adoptan un enfoque específico, centrado especialmente en salud ocupacional, por lo que pueden diferir en sus prioridades y acciones en relación con cuestiones tales como el trabajo, el empleo y los riesgos de los lugares de trabajo y su prevención. El Plan Mundial junta estos dos puntos de vista, e intenta hacer frente a una gran variedad de aspectos de la salud de los trabajadores, incluyendo la importancia de construir una base sólida y los beneficios de una red internacional centrada en el tema. Para mejorar la capacidad de implementación de un gran número de actividades relacionadas con el plan Mundial, la OMS está apoyada por una gran Red Mundial de Centros Colaboradores para la Salud Ocupacional y otros socios. La OMS también tiene relaciones formales con tres organizaciones no-gubernamentales (ICOH, IOHA e IEA). El trabajo con organizaciones intergubernamentales relevantes, tales como el ILO, es la clave del éxito.
La iniciativa Lugar de Trabajo Saludable de la OMS es sólo una manera de lograr estos objetivos, pero su ventaja es que combina todos los enfoques que han tenido éxito en la creación de puestos de trabajo saludables y seguros. También se aborda de manera efectiva las enfermedades no transmisibles, una de las cinco prioridades de la OMS. El modelo, que ha sido desarrollado y publicado después de extensivas consultas intra y extramurales, tiene la ventaja de ser aplicable a lugares de trabajo de todas dimensiones y ha sido aceptado por la comunidad científica y empresarial internacional como un enfoque útil para garantizar la salud de los trabajadores. En particular, el enfoque global para abordar cuestiones de bienestar, incluyendo riesgos psicosociales, era una variación muy necesaria del enfoque tradicional de la salud y la seguridad. En conjunto, esto es positivo ya que una gran cantidad de estudios han establecido que el riesgo de padecer desórdenes musculoesqueléticos se ve afectada por muchos factores físicos más allá de los asociados con la “manipulación manual” en el sentido general, como también por muchos y muy diferentes riesgos psicosociales.
The WHO action on protecting and promoting the health of workers is mandated by the Constitution of the Organization, as well as a number of resolutions passed at various sessions of the World Health Assembly, the supreme decision-making body of the Organization with its 194 Member States to date.
WHO regards the workplace as an ideal setting for early interventions and for protecting and promoting the health of workers and their families. Currently, and despite the existence of effective interventions to prevent occupational diseases and injuries, there are still major gaps in the health status of workers between and within countries. The current global policy instrument in place, the WHO Global Plan of Action on Workers' Health, 2008-2017, provides a political framework for the development of policies, infrastructure, technologies and partnerships to achieve a basic level of health protection in all workplaces throughout the world. The prime principle underpinning the Global Plan is that workers should be able to enjoy the highest attainable standard of physical and mental health including favourable working conditions for their health and for sustaining their livelihoods. Therefore, it is important that the workplace is not detrimental to health and wellbeing. Participation in processes to improve workers' health should include workers and employers and their representatives. WHO Member States are, at the same time, requested to develop national plans and strategies for implementing the Global Plan of Action and to work towards protecting and promoting workers’ health through essential interventions and basic services for prevention of occupational diseases and injuries. These instruments recognize the close link between occupational or workers’ health on the one hand, and public health on the other. This is important as it lifts the workers’ health issues out of a silo and transfers these onto the public health agenda where they can get the prominent attention they deserve.
Traditionally, Ministries of Health take a general public health approach in developing their policies and strategies, while Ministries of Labour take an approach that focuses primarily on occupational health, as they may differ in terms of their priorities and actions in relation to issues such as work, employment and workplace risks and their prevention. The Global Plan brings these approaches together, and attempts to deal with a large array of aspects of workers’ health, including the importance of building a solid evidence base, and the benefits from focused international networking. To enhance the capacity for implementation of a large number of activities related to the Global Plan, WHO is supported by its large Global Network of Collaborating Centres for Occupational Health (CCs) and other partners. WHO has also formal relations with three non-governmental organizations (ICOH, IOHA and IEA). Work with relevant intergovernmental organizations, such as the ILO, is key to success.
The WHO Healthy Workplace Initiative is only one way towards achieving these aims, but its advantage is that it combines all approaches that have proven to be successful in building healthy and safe workplaces. It also effectively addresses non-communicable diseases, one of five current WHO priorities. The model, which was developed and published after extensive intra- and extramural consultations, has the advantage of being applicable to all sizes of workplaces, and has been well accepted by the international scientific and business community as a useful approach to ensuring workers’ health. Particularly, the global approach to dealing with wellbeing issues, including psychosocial risks, was a much needed variation from the traditional occupational health and safety approach. This is on the whole positive, since a large body of research evidence has established that MSD risk is affected by a much wider range of physical factors than those associated with ‘manual handling’ in the commonly understood sense, but also by a wide and diverse range of psychosocial hazards.