Una nueva sentencia considera un suicidio accidente de trabajo... cómo prevenir el sufrimiento en el ámbito laboral: "Nos falta creer que hay que anticiparse, también en lo psicosocial"

Una nueva sentencia considera un suicidio accidente de trabajo... cómo prevenir el sufrimiento en el ámbito laboral: "Nos falta creer que hay que anticiparse, también en lo psicosocial"

El 'burnout', la violencia y la precariedad son factores que pueden aumentar el riesgo de que una persona se quite la vida. Expertos llaman a derribar el tabú y evaluar el malestar psicológico para detectarlo de forma temprana y actuar.
17 Noviembre 2024

El apoyo social, también en el ámbito laboral, es el principal factor de protección frente al suicidio.

"Próxima estación, Esperanza". Es hora punta y el trabajo, o la búsqueda de él, aguarda a numerosas personas que miran sin detenerse demasiado ese letrero de la línea 4 del Metro de Madrid. Es mediados de octubre y la reina Letizia lanzaba al aire una pregunta por el Día de la Salud Mental, que incidía este año en la importancia de cuidar el estado emocional en el ámbito laboral: "¿Vamos a sobrevivir o a formar parte de un proyecto?"

Una tercera parte de nuestra vida la pasamos trabajando. En España, hay más de 21 millones de ocupados/as. En condiciones saludables, este tiempo puede ser una oportunidad para el desarrollo de competencias y habilidades personales, de integración social y de crear ese "proyecto" común. Pero cuando las cargas de trabajo son excesivas, los horarios muy prolongados, existe inseguridad laboral o una remuneración inadecuada se acerca más a una cuestión de supervivencia.  Si a ello se añade un estrés presión constantes o conflictos la jornada laboral puede sumar a las dificultades personales una carga que parezca insoportable y que lleve a poner incluso en riesgo la vida. Entonces el destino, esa próxima estación que se asoma, puede ser un profundo sufrimiento y desesperanza.

Los riesgos vitales de la precariedad

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo dio el año pasado en un informe algunos datos que ayudan a conocer el estado de salud mental general de los empleados. Lo que más les afecta es la presión de tiempo y la sobrecarga de trabajo (32%) y el trato difícil con clientes, pacientes, alumnos...(16%). Las actividades más expuestas a esos factores adversos son las de ámbito sanitario, servicios sociales, administración pública, transporte y almacenamiento y sector financiero y de seguros.

De una muestra de 9.799 personas de la Encuesta Europea de Salud - España en 2020 el 3% asegura haber presentado en los últimos doce meses depresión, el motivo más frecuente de incapacidad laboral temporal, el 4,6% ansiedad y el 6,8%   haber consumido "tranquilizantes, relajantes, pastillas para dormir" y/o "antidepresivos, estimulantes".  La tasa es mayor en mujeres, superados los 50 años, en trabajos a tiempo parcial y sin contrato formalizado.  

La precariedad laboral también tiene consecuencias.  "Ser precario implica vivir una vida insegura, ser más frágil, envejecer y morir antes de tiempo", advierte el Ministerio de Trabajo en un estudio destinado a tratar de paliar estas condiciones que 11,9 millones de personas (50,8% de la población activa): casi 9 millones de asalariados, 1,2 autónomos/as y 2,6 en desempleo. Afecta sobre todo a empleados y autónomos del sector servicios, migrantes, mujeres, jóvenes y personas con menos estudios.

Según la Confederación Salud Mental España, la cifra de bajas laborales relacionadas con "trastornos mentales y de comportamiento" se elevó en 2023 a casi 600.000.  Uno de sus últimos estudios subraya que cerca de la mitad de los trabajadores (47%),   reconoce encontrarse expuesto a factores de riesgo. 

Los entornos laborales insanos propician la aparición de dificultades a nivel fisiológico, cognitivo, emocional o conductual, dando lugar a un aumento de absentismo, a una disminución de la productividad y, lo que es más grave, a un sufrimiento intenso.  El estrés, el 'burnout', el acoso, los conflictos laborales y otras circunstancias adversas aumentan el peso de la mochila vital que arrastra cada persona por su propia historia en silencio la mayoría de ocasiones. Y aunque el tabú aun lo oculte, ese empleado o empleada, puede llegar a pensar en la muerte.

No hay una sola causa que lleve a una persona a quitarse la vida porque detrás de este doloroso paso hay múltiples factores de tipo biológico, psicológico y sociales que se entrelazan pero un intenso malestar psíquico derivado del trabajo puede ser un importante desencadenante si no se detecta y se interviene a tiempo.

"Ante un conflicto hay que actuar"  

El principal riesgo psicosocial  con "absoluta diferencia" es el estrés laboral pero en principio no tiene por qué haber siempre "una responsabilidad empresarial si no hay un ambiente tóxico" porque puede derivar de que el empleado no tenga una "suficiente cualificación", pero sí existe cuando "se sobrepasa la  capacidad normal de trabajo", lo que "ocurre en multitud de ocasiones con el abuso de horas extra, el exceso de presión o el ejercicio abusivo del poder organizativo" y pueden surgir entonces esos problemas de ansiedad depresión, subraya  el abogado laboralista José Sánchez Pérez, que estudia desde hace años la vinculación del suicidio con los conflictos laborales.

En segundo lugar aparecen las situaciones de  acoso laboral o sexual, que en ocasiones colocan al trabajador en una complicada tesitura porque "a pesar de que es víctima  no encuentra la alternativa de desembarazarse de ese trabajo  por sus condicionantes personales: tiene hipoteca, tiene familia, tiene hijos...". "Ante un conflicto hay que actuar. No esperemos a que escale y vaya a más y tenga consecuencias. Hay cosas que jamás vuelven atrás", advierte este letrado, profesor titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. 

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El objetivo es cuidar el ambiente laboral y trabajar desde la raíz del problema para evitar una escalada del malestar. "Nos falta creernos que prevenir es anticiparse, también en lo psicosocial, y solo reaccionamos cuando hay una situación límite", lamenta Noelia García Guirao, perito judicial en Prevención de Riesgos Laborales.  "SI no hay estrés jamás vamos a tener burnout, porque el burnout es el estrés laboral que no ha sido gestionado con éxito; si cuidamos un entorno libre de violencia, jamás vamos a tener acoso, porque el acoso en el trabajo es la manifestación de la violencia; y si cuidamos la ordenación del tiempo de trabajo jamás vamos a tener fatiga" subraya.  

"La normativa no considera aún que los problemas de salud mental puedan ser considerados accidentes de trabajo" José Sánchez, abogado laboralista

"El suicidio puede ser la consecuencia más dura de la exposición sistemática a factores psicosociales de riesgo y si existe la posibilidad de que lo sea, ya merece la atención de todos", insiste   García Guirao, doctora en Psicología del Trabajo y Prevención de Riesgos Laborales, haciendo hincapié en que el hecho de que un/a trabajador/a se quite la vida "no es ni tan lejano, ni tan complicado, ni tan impensable".

"Todo el mundo tiene problemas, pero si te están acosando en el trabajo y eso genera una situación de ansiedad, depresión o de estrés, no porque el médico de atención primaria expida un parte de baja laboral por enfermedad común, se debe descartar el origen profesional del conflicto. Este criterio de "ocasionalidad" es lo que llevaría a la consideración del suicidio como accidente de trabajo", explica José Sánchez.

Juicio en medio de un duelo devastador

Recae en las mutuas la competencia de calificarlo o no como tal, pero "en el 100% de ocasiones" consideran que la muerte por suicidio se ha derivado de una "contingencia común". Cuando eso ocurre y las familias tienen sospechas de que la situación laboral ha provocado un intenso sufrimiento en su   ser querido y puede haber actuado como precipitante se ven abocadas en medio de "una situación de vulnerabilidad absoluta y en estado de shock" a afrontar un arduo proceso judicial   para reclamar que se reconozca un origen profesional.

Es el viudo/a o hijo/a los que tienen que presentar una demanda en medio de un duelo devastador y muy complicado y asumir la "carga" de acreditar el nexo causal con la dificultad añadida de que la normativa, subraya José Sánchez, no considera aún que los problemas de salud mental puedan ser considerados "accidentes de trabajo". A ello se suma que en numerosos casos han de enfrentarse judicialmente contra "un entorno tóxico donde los posibles testigos son testigos mudos" que no suelen arriesgarse a "declarar a favor de una víctima que ya no vive" y "poner en juego su puesto de trabajo".

Para este abogado laboralista sería necesario ahorrar a las familias ese duro proceso que en caso de suicidio se abriera un expediente administrativo que permitiera que   el Instituto Nacional de la Seguridad Social pudiera declararlo accidente de trabajo en aquellos supuestos en los que "existieran evidencias documentadas" y que recayera sobre las mutuas en caso de impugnación la obligación de demostrar que no existe vínculo entre la muerte y el ámbito laboral.  

"El suicidio puede ser la consecuencia más dura de la exposición sistemática a factores psicosociales de riesgo" Noelia García-Guirao, perito judicial en Prevención de Riesgos Laborales. 

En el año 2023 se produjeron 616 muertes por accidentes de trabajo. En los últimos 50 años, han sido calificados como tales una treintena de suicidios por vía judicial

Hasta 1970 los jueces consideraban el suicidio como un acto voluntario y descartaban la posibilidad de establecer un nexo causal entre el empleo y la muerte

Hasta 1970 los jueces españoles consideraban el suicidio como un acto voluntario y descartaban la posibilidad de establecer un nexo causal entre el empleo y la muerte, incluso en los casos en los que se produjese durante la jornada laboral y en el tiempo y/o lugar de trabajo. Fue la Sala de lo Social del Tribunal Supremo el 29 de octubre de aquel año la que sentó el primer precedente.

 La doctrina actual, apoyada en la posterior sentencia de la Sala de 25 de septiembre de 2007, establece que basta establecer una conexión con el trabajo para declarar el suicidio como accidente de trabajo y pasa por analizar las circunstancias de cada caso concreto. Se tienen en cuenta las características del puesto, las condiciones en las que se lleva a cabo y posibles elementos desencadenantes del suicidio como la existencia de algún conflicto laboral, ambiente de tensión entre compañeros, superiores o clientes, discusiones previas, situaciones de acoso y puede darse el supuesto incluso cuando se detecten otros factores de riesgo fuera del ámbito laboral.

"Falta cultura preventiva"

Tener la mirada atenta   en las empresas y en la Administración y actuar ante esos tres factores (estrés, violencia y ordenación del trabajo) ayudaría a controlar los principales riesgos. ¿Pero, se hace? La respuesta de García - Guirao es clara: "No".  "La empresa está obligada por Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales y el Real Decreto 39/1997 por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención a tener un entorno de trabajo saludable y libre de factores de riesgo. Tiene que hacerlo con una evaluación, que   es eficaz pero no suele existir. Falta cultura preventiva, cultura de seguridad"

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales tiene una redacción "difusa", explica Sánchez, y aunque cuando se redactó en el año 1995 no se incluyeron expresamente los factores psicosociales sí obliga a analizar los riesgos y actuar para aminorarlos o eliminarlos.

Las empresas tienen la obligación de hacer una evaluación periódica de salud de sus empleados: análisis de sangre, revisión de la vista y audición, electrocardiograma...pero los cuestionarios no abordan la estabilidad emocional de la persona ni preguntas que puedan ayudar a detectar problemas de origen laboral. "Por dejadez hay muchas normas que están directamente mal hechas. Y eso hace que en la mayoría de ocasiones el problema pase desapercibido. Si no puedes actuar en un entorno tóxico, no se pueden adoptar medidas", explica José Sánchez.

Este experto recurre a Japón, un país "azotado de manera durísima con el   suicidio y que ha logrado reducir un tercio las muertes", como ejemplo de la necesidad de "normalizar" que se investiguen los posibles vínculos con el trabajo: "Es un problema al que hay que poner remedio". Cuando el desenlace más trágico ocurre lo habitual es que en las empresas "se echen balones fuera: 'venía estresado de casa, seguramente se esté divorciando... y empezamos a buscar si hay alguna historia tristísima en la familia", advierte García-Guirao.

"Un buen acompañamiento emocional en el trabajo puede ser fundamental para superar la adversidad" Carmen Sánchez Alegre, superviviente de la muerte de su hermano por suicidio

El Ministerio de Trabajo pone de manifiesto en su estudio sobre la precariedad que los "incumplimientos empresariales no se analizan como factores psicosociales, sino como incumplimientos de la normativa laboral y/o de Seguridad Social" y eso lleva a que no se pueda establecer un vínculo entre esas circunstancias y las "dolencias" que puedan derivarse.  El hecho de que estos problemas de salud mental se califiquen de forma mayoritaria como enfermedades comunes dificulta establecer planes de prevención y protección.

Es   la Inspección de Trabajo y Seguridad Social (ITSS) la encargada de exigir que se acaten las normas y velar para que no existan esos riesgos pero a pesar de las incorporaciones de inspectores/as en  los últimos años,  España todavía no cumple con la recomendación de la OIT de disponer de uno/a  por cada 10.000 trabajadores/as. En 2019, solo el 38,1% de las empresas españolas recibieron una visita de la ITSS, frente al 43,2% de las empresas de la UE-27, según Trabajo. Ésta, reclama este abogado laborista, no debe "escurrir el bulto" cuando hay un caso de suicidio e investigar lo ocurrido, al menos cuando se aportan indicios. "Si tenemos una empresa tóxica que funciona con criterios tóxicos y no se identifica el problema, jamás se podrá poner solución", advierte.

 El estigma sigue siendo una de las principales barreras para la prevención, especialmente en determinados colectivos como los "sanitarios o las fuerzas de orden público" porque temen que si hablan de malestar psíquico o de problemas de salud mental surja el riesgo de que se interprete "que no son capaces y puedan perder su puesto de trabajo". Y ese problema "puede ir creciendo", subraya este abogado.

Cuando fallece una persona por suicidio se instruyen diligencias penales en el Juzgado de instrucción para identificar cuál es la causa de esa 'muerte violenta' pero en el momento en que se detecta que se ha quitado la vida lo habitual, salvo que trascienda por el impacto social, es que se archive, explica tachándolo de "barbaridad".  Las empresas tampoco realizan labores de posvención, de atención a los compañeros en duelo, y lo habitual es que se imponga el silencio.

Los últimos datos definitivos comunicados por el INE, cifran en 4.227 el número de personas que perdieron la vida por suicidio en 2022. Sánchez apunta a que en uno de cada 10 suicidios aparecen circunstancias del ámbito laboral como desencadenante.  

La autopsia psicólogica es el procedimiento postmortem que puede ayudar a acercarse al mundo interior de esa persona antes de quitarse la vida y saber qué le angustiaba y las adversidades o dificultades que vivía, también en el contexto profesional. En España se realizan siempre en caso de muerte de un agente de la Guardia Civil o de la Policía Nacional pero en la población general su uso es muy escaso. Recurren a ella habitualmente los familiares como prueba pericial para formular una reclamación en un juzgado porque puede servir para identificar el principal precipitante de la muerte, pero actualmente hay "pocos peritos psicólogos o psiquiatras que dominen esta técnica".  

El entorno laboral, junto a la familia y los centros educativos, son los ámbitos clave para detectar de forma precoz el malestar emocional y realizar una labor   que evite la escalada en el sufrimiento, la desconexión y la desesperanza.

La Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo que aprobó el Gobierno en marzo de 2023 incluye la creación de un grupo de trabajo para mejorar la detección e intervención ante los riesgos psicosociales como el estrés laboral y el acoso analizando las actividades y sectores donde no se cumplen con frecuencia los estándares de seguridad y salud e intensificar el control. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social realizará investigaciones más exhaustivas y se prevén acciones para saber si detrás de los diagnósticos de depresión-ansiedad que causan incapacidad laboral hay causas de origen laboral y diseñar una intervención preventiva. El Plan de Acción de Prevención del Suicidio que está elaborando el Ministerio de Sanidad apuesta por un abordaje integral y multidisciplinar que incluya también medidas dirigidas a la sensibilización ante la conducta suicida en los lugares de trabajo.  

El reto es trasladar la prevención del papel a la vida de los empleados para protegerlas, generar entornos seguros, saludables e inclusivos, donde se cuide y se hable de salud mental, sin tabúes ni prejuicios. La irrupción de la pandemia ayudó a mitigar el temor a abordarlo y algunas compañías empezaron a darse cuenta de que cuidar a sus trabajadores también implicaba velar por su bienestar emocional, como se comprometen, por ejemplo, las más de 800 organizaciones de la Red Española de Empresas Saludables. Sin embargo, la conducta suicida está rodeada aun de un fuerte estigma que impide realizar una adecuada labor de prevención, detección y apoyo. También ante los trastornos mentales graves. "Solo 13 de cada 100 personas con un diagnóstico comparte su situación con sus compañeros o compañeras de trabajo, según el Informe 'La situación de la salud mental en España'. Hablar de ese sufrimiento intenso, aprender a escucharlo y saber acompañar a buscar ayuda especializada es un paso imprescindible para combatirlo.

"El dolor no se puede evitar, solo atravesar". Carmen Sánchez Alegre tuvo que hacerlo cuando perdió a su hermano por suicidio. Muchas personas, demasiadas aun, se ven abocadas a transitar ese duelo en soledad, pero no fue su caso. Se sintió arropada incluso en entornos como el laboral donde las crisis personales se suelen silenciar. Gracias a ese respaldo logró figurar entre los cinco mejores empleados del equipo de ventas en toda Europa durante el "peor momento" de su vida.

 "La forma en que un líder acompaña a su equipo en tiempos de dolor puede marcar una gran diferencia. Un buen acompañamiento emocional en el trabajo puede ser fundamental para superar la adversidad. Esto no solo ayuda a las personas a sentirse mejor, sino que crea un entorno laboral saludable, donde los empleados saben que su bienestar es una prioridad", asegura esta periodista, autora del libro' ¿Hablamos del suicidio?, ahora volcada profesionalmente en impregnar de ese espíritu preventivo en la organización interna de las empresas.

Eso significa que una persona que esté atravesando una crisis emocional encuentre por ejemplo en una pausa para el café una "escucha activa", un espacio sin juicios, con empatía y comprensión, "comunicación abierta" para poder expresar su dolor  en confianza y un "acompañamiento sin invasión" donde se respete  cómo vive su proceso....y no un lugar hostil que sume más dolor.

Jefes y compañeros pueden ser guardianes de vida en cualquier centro de trabajo. "Es muy importante conocer posibles signos de alerta de una conducta suicida y hablar sobre ellos, coger las riendas y poner soluciones encima de la mesa", subraya Joan Carles March, experto en salud pública. Éstas son sus recomendaciones para fomentar el bienestar en el tiempo de trabajo, para sentirse parte de ese proyecto del que hablaba la Reina.

Cuando una persona se quita la vida surgen decenas de interrogantes y muy pocas respuestas. No es posible encontrar un único por qué, pero si el suicidio, explica metafóricamente Noelia García-Guirao, "son diez gotas que han caído a un vaso, la responsabilidad del empresario es que ninguna de esas gotas tenga que ver con el trabajo".   

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