¿Qué es el microfeminismo?

¿Qué es el microfeminismo?

Pequeños actos de feminismo pueden hacer frente a grandes prejuicios en el lugar de trabajo
29 Septiembre 2024

Las redes sociales están inundadas de videos de personas (hombres, mujeres y personas con fluidez de género) que explican cómo usan el microfeminismo para desafiar la desigualdad de género en sus vidas personales. Si bien es posible que no conozcas el término “microfeminismo” es probable que hayas observado o participado en la eliminación de los prejuicios de género con más frecuencia de lo que crees.

El microfeminismo surgió recientemente de manera orgánica a través de debates en las redes sociales cuando las personas comenzaron a explorar pequeños actos de resistencia para enfrentar las notables desigualdades de género cotidianas. Esta práctica resalta la importancia de tomar una postura, incluso si es a menor escala, para desafiar los prejuicios que siguen estando fuertemente conectados con los roles de género tradicionales.

Las mujeres que están en una posición de liderazgo a menudo se encuentran en la necesidad de gestionar el trabajo adicional que queda fuera de sus descripciones laborales. A lo largo de la literatura, la cuestión del género se ha abordado desde varias perspectivas. Una de ellas es que se espera que las mujeres sean más atentas con sus compañeros de escuela y colaboradores en el trabajo (França et al., 2023; do Mar Pereira, 2017). Estas expectativas podrían contribuir a que las mujeres experimenten presiones adicionales para estar disponibles en poco tiempo, para gestionar su vida personal y profesional sin mucho crédito y para participar en un trabajo emocional que se suma a la lista de trabajo invisible que hacemos.

Hochschild (2012) fue una de las primeras académicas en describir el trabajo emocional como el proceso de gestionar las propias emociones o las emociones de los demás para cumplir con los requisitos de un trabajo o un rol social. Estas expectativas tienden a recaer desproporcionadamente sobre las mujeres. En otras palabras, el trabajo emocional es una forma de trabajo no remunerado que realizan en gran medida las mujeres en el lugar de trabajo (Ashforth y Humphrey, 1993). Las mujeres se han enfrentado históricamente a estos desafíos que muy probablemente puedan explicar las barreras para la promoción y la titularidad (Bonawitz y Andel, 2009).

Tal vez estés pensando: “Los hombres también sufren opresión en el lugar de trabajo”. Estoy de acuerdo. Pero una experiencia no niega la otra. Lamentablemente, las mujeres siguen sufriendo desigualdad de género de manera desproporcionada en comparación con los hombres en el lugar de trabajo (Ford et al., 2020). A continuación, compartiré algunas prácticas microfeministas que adopto como parte de mi repertorio para contrarrestar los efectos de la desigualdad de género en mi propia vida. Mi esperanza es que puedan inspirarte o empoderarte.

“Lo siento”: una palabra que rara vez está en mi vocabulario. Una de las manifestaciones más notorias del sesgo de género es la frecuencia con la que las mujeres se disculpan, con frecuencia innecesariamente. Al reflexionar sobre mi carrera, he notado un patrón entre las colegas y estudiantes femeninas: una inclinación a disculparse por cosas que no lo ameritan. En un estudio de Schumann y Ross (2010), los autores descubrieron que los hombres se disculpan con menos frecuencia que las mujeres, incluso cuando se enfrentan a ofensas similares. Este comportamiento pone de relieve cómo las normas y expectativas sociales pueden diferir según el género. Desafiar estas normas, incluso en pequeñas formas, puede ser una forma de resistencia. Por lo tanto, mi invitación para ti es: cuando comiences un correo electrónico o una conversación diciendo “lo siento”, pregúntate primero: ¿es una disculpa justificada?

Reclamar mi espacio en el mundo. En los círculos de estudios de género, se dice que uno de los objetivos del patriarcado es reducir a las mujeres a la nada. Cuando era estudiante de doctorado, realicé una investigación de observación para explorar las manifestaciones visuales del patriarcado a plena luz del día. En un espacio público lleno de gente, observé quién cedía el paso cuando las mujeres y los hombres se estorbaban. Mis hallazgos no fueron sorprendentes: el 99% de las mujeres se apartaban para ceder el paso a los hombres. Desde entonces, me he comprometido a no apartarme nunca del camino cuando camine en espacios públicos. Por supuesto, sigo siendo cortés con la gente, pero me niego a dejar que otros reclamen mi espacio. La próxima vez que salgas de tu casa, ¿prestarás atención a quién se aparta del camino?

Mi tiempo es valioso y todo el mundo debería saberlo. Este ejemplo podría ser mi favorito en lo que respecta al microfeminismo. Creo que todos estamos tratando de hacer lo mejor que podemos con las condiciones que tenemos, especialmente en el trabajo, donde las personas hacen malabarismos con varias tareas en orden de prioridad. A menudo, los colegas cancelan reuniones de último momento e intentan reprogramarlas para adaptarse a sus horarios, sin tener en cuenta mi tiempo. Cuando llega el momento de reprogramar una reunión y empiezo a escuchar explicaciones superficiales sobre la cancelación, me aseguro de no decir: “Está bien, no te preocupes”. En cambio, respondo: “Gracias por reconocer que mi tiempo es importante”. Una vez, una colega me miró en un silencio incómodo durante un rato porque no normalicé su cancelación de última hora. Eso me hizo más evidente: ¡tengo que seguir adoptando un enfoque microfeminista!

Cuando las mujeres actúan privilegiando las reglas de cortesía en el lugar de trabajo, tienden a contribuir a lo mismo que más las perjudica. ¿Con qué frecuencia permitimos que otros ignoren nuestro tiempo y nuestras prioridades sin considerar el impacto en nuestro bienestar?

El microfeminismo podría ser la nueva campaña encubierta que ofrece un poderoso antídoto a las interacciones sociales desiguales basadas en el género. Al centrarse en actos de resistencia a pequeña escala, esta práctica podría proporcionar alternativas simples pero poderosas para enfrentar los prejuicios en la vida cotidiana. En mi vida personal y profesional, he adoptado el microfeminismo como una forma de desafío, y te animo a que explores cómo el microfeminismo podría estar ya apareciendo en tu vida. Al negarte a disculparte innecesariamente, reclamar tu espacio y saber que tu tiempo es valioso, podrías ser el próximo agente encubierto para una sociedad más inclusiva.

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