El problema del tránsito “no se resuelve con política de látigo”

El problema del tránsito “no se resuelve con política de látigo”

“Poder llegar al corazón de cualquier lugar en auto es un concepto que hay que empezar a dejarlo”, expresó Horacio Botta Bernaus, experto en seguridad vial
5 Enero 2024

En cuanto a ciclovías, destacó que “no es solo marcar un pedazo de calle, sino de contar con redes interconectadas” y de que estas estructuras brinden seguridad.

“Villa María tiene una infraestructura que permite pensar que se puede mejorar mucho la movilidad del tránsito, no necesita de grandes obras, ni túneles, ni puentes, sino definir algunos objetivos y protocolos para lograr una ciudad sustentable, vivible”, consideró Horacio Botta Bernaus, un experto en seguridad vial que estuvo reunido en la ciudad con el intendente Eduardo Accastello.

La localidad “tiene las condiciones para mejorar y eso no es poco”, subrayó al dialogar ayer con El Diario.

La comparó con lugares donde hay calles angostas “en donde no tenés mucho para sacar, en cambio, acá, la organización permite muchas intervenciones que se traduzcan en beneficios para el habitante”.

Bernaus aclaró que tiene miradas muy preliminares sobre la ciudad, no es que puede hacer un diagnóstico.

Tras esto, señaló que a nivel internacional, pospandemia, se invirtió la pirámide de la movilidad, algo que todavía no ha sucedido acá.

“Cuando tenés estacionamiento en ambos márgenes, cuando el estacionamiento de motos no está en el mejor lugar, cuando pese al fomento de la bici no tenés dónde dejarlas, necesitamos ordenarlo”, evaluó. “Es una ciudad en la que a veces somos demasiado cómodos y esperamos que la ciudad nos resuelva” lo que queremos, marcó.

“Poder llegar al corazón de cualquier lugar en auto es un concepto que hay que empezar a dejarlo, a trabajarlo”, advirtió el conocido especialista.

Dijo que las pirámides invertidas priorizan al peatón y generan espacios para oxigenarse, y el auto pasa a estar en el quinto lugar. Es lo que no está ocurriendo.

También consideró la necesidad de que cada cambio en la movilidad “vaya acompañado de una política de comunicación”. “Es indispensable el fundamento de por qué el cambio y que después se pueda comunicar”, resaltó.

Muchísimos vehículos

Cuando le comentamos sobre la dimensión del parque automotor local, muy grande, respondió: “Es propio de la pampa húmeda, la pampa gringa, y a esto se le agrega la motorización como una solución de movilidad que tiene que ver con el empobrecimiento de un porcentaje de la sociedad”.

Resaltó que la moto es un vehículo vulnerable y que conlleva “un dato que angustia”, el de discapacidad y siniestralidad, que “hay que enfrentarlo, y no se enfrenta solo con una política de control y persecución, sino con políticas activas, con formación en el manejo de los mismos, con la exigencia en el cumplimiento de normativas que hoy no se cumplen no solo en la ciudad sino en el país, y con una política de mensaje muy claro”.

“No se soluciona solo con llenar depósitos de motos secuestradas, hay que buscar nuevas formas de abordaje, hay que pensar en estimular el uso de bicicletas, pero a través de la construcción segura de bicisendas. No se resuelve con política de látigo”, analizó el experto.

En cuanto a ciclovías, destacó que “no es solo marcar un pedazo de calle, sino de contar con redes interconectadas, con bicisendas donde se pueda fomentar una modalidad alternativa de transporte”.

“Hay que empezar a usar las nuevas tecnologías, las cámaras son importantes para detectar infracciones”, indicó, apuntando a esto como base “para evitar la siniestralidad vial”.

En este aspecto, dijo que esto tiene sentido si se advierte cuando, por ejemplo, un vehículo pasa el semáforo en rojo o se circula en contramano.

También llamó a contar con “una buena política de emisión de licencias de conducir, y que tengamos la certeza de que cuando las emitamos sepamos que se recibió formación”.

También le planteamos la polémica en torno a los separadores colocados en las calles en los últimos tiempos. Dijo que no los vio en la ciudad, pero hizo diversos comentarios en torno a los requisitos que deben tener ciclovías y bicisendas, recordando que una bicisenda se da cuando el espacio no se comparte con otros vehículos, por ejemplo en el cantero central de una avenida, mientras que la  ciclovía es cuando se comparte el espacio.

Las vías para ciclistas

“Se dio esto de señalar que por acá va la bici, pero eso no funciona. Debemos generar una vía que cumpla con los dos objetivos de cualquier vía: fluidez y seguridad”, precisó.

Hablando en general, no de Villa María, contó que le ha preguntado a funcionarios si enviarían a sus hijos al colegio por esa vía. “Si responden que no, entonces no es segura”.

“Tienen que tener un límite físico que proteja a quienes van dentro, ciertas condiciones, si no en cualquier maniobra ingresa un automóvil”, alertó.

Por eso, “no se trata de hacer una ciclovía donde nos parece”.

“Si tengo calles anchas con un sistema de reducción de velocidad, puedo hacer que conviva una bici sin problema”, opinó.

En el diálogo con El Diario, mencionó que la política vial tiene que tener al peatón en primer lugar, segundo a ciclistas, tercero al transporte público, cuarto al transporte de logística, y recién en quinto lugar al auto.  “No se puede improvisar ni copiar”, analizó.

También hablamos del casco protector, del cinturón de seguridad y de la siniestralidad asociada al mate, con advertencias singulares y poco conocidas, que ameritan otra nota, que será publicada en la semana.

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