La desagradable lucha por el regreso a la oficina

La desagradable lucha por el regreso a la oficina

• Los empresarios están endureciendo las exigencias para que los trabajadores vuelvan a la oficina y aplacando la resistencia. • Pero muchos empleados rechazan los mandatos y no parecen dispuestos a dar marcha atrás.
15 Abril 2023

Las empresas están endureciendo sus exigencias de que los trabajadores vuelvan a sus puestos de trabajo y rechazando la resistencia de los empleados.

Pero los trabajadores están preparados para esta batalla.

La máxima representante de recursos humanos de Amazon rechazó una petición interna firmada por unos 30.000 empleados sobre la política de regreso a la oficina de la empresa. Apple está haciendo un seguimiento de la asistencia de los empleados y ha amenazado con tomar medidas contra el personal que no trabaje desde la oficina al menos tres días a la semana. Y hace poco, Elon Musk envió un correo electrónico al personal de Twitter a las 2:30 de la madrugada para recordarles la política de la empresa, según tuiteó Zoë Schiffer, de Platformer. La "oficina no es opcional", afirmó Musk.

Los empleados, en general, no parecen dispuestos a echarse atrás. Los trabajadores de Walt Disney Co. están luchando contra una directriz que les obliga a trabajar cuatro días a la semana desde la oficina, mientras que los empleados de Starbucks han firmado una carta abierta en protesta por el mandato de la empresa de volver a la oficina.

Es una batalla que lleva años gestándose. Desde que la pandemia dio paso a nuevas formas de trabajo, muchas personas se han dado cuenta de que prefieren la flexibilidad de trabajar desde casa. En medio de un mercado laboral aún tenso, se han sentido autorizados a dar a conocer sus preferencias, y muchos empresarios han cedido.

Hoy, sin embargo, en plena crisis económica, muchos empresarios están suprimiendo ventajas y exigiendo a los trabajadores que vuelvan a sus puestos de trabajo o se arriesguen a ser despedidos. El resultado: una lucha por el futuro del trabajo.

"Ya es una guerra fea, y es lamentable", explica a Business Insider Abbie Shipp, profesora de Gestión en la Escuela de Negocios Neeley de la Universidad Cristiana de Texas. "Esta era una gran oportunidad para experimentar con nuevos métodos y personalizar en función de las necesidades individuales y de las necesidades de las empresas".

Los empresarios tienen razones legítimas para querer empleados en la oficina, afirma Shipp. Aspectos como la colaboración, la orientación y la creación de cultura suelen ser más fáciles de hacer en persona. Pero una política de regreso a la oficina única para todos es contraproducente y da la impresión de desconfianza, añade.

"Es probable que estas luchas se prolonguen durante meses y tal vez años", afirma.

La batalla de la tarjeta de identificación

Hay innumerables razones por las que muchos trabajadores dicen que no quieren ir a una oficina todos los días o incluso la mayoría de los días.

Después de que en 2020 los confinamientos de COVID-19 obligaran a los trabajadores de oficina a trabajar desde casa, muchos de ellos descubrieron las ventajas del teletrabajo. Sin desplazamientos, tenían más tiempo para sus familias, mascotas y aficiones, y muchos sentían que seguían siendo igual de productivos que antes.

Tres años después, un gran número de personas han reestructurado sus vidas y no están impacientes por volver a 2019.

"La gente dice: 'Tenía algo que funcionaba, y ahora me dices que tengo que desplazarme, arreglarme y que no puedo recoger a mis hijos del colegio'", explica Shipp, y añade que muchas empresas habían pasado por alto el aumento de productividad derivado de los trabajadores que disponen de más tiempo para equilibrar su trabajo y sus responsabilidades personales.

James Bailey, profesor de Gestión en la Escuela de Negocios de la Universidad George Washington, explica a Business Insider que, por un lado, la resistencia de los trabajadores a la oficina se explica por el fenómeno psicológico de la reactancia, es decir, el instinto humano de retroceder cuando sentimos amenazadas nuestras libertades.

"La negativa de los trabajadores a volver a la oficina es como un dedo corazón metafórico a sus jefes", afirma.

Aunque muchos empleados siguen creyendo que tienen influencia, Bailey afirma que los empresarios se están imponiendo a medida que la economía se tambalea. La reciente crisis bancaria, sumada a una inflación obstinadamente alta, pesa sobre la economía. Muchas de las mismas empresas que exigen a los trabajadores que vuelvan a la oficina han realizado recientemente despidos masivos, algunas más de una vez.

"Muchos trabajadores de servicios especializados ganaron poder durante la pandemia, y se emborracharon con esta libertad", afirma Bailey. "Pero a medida que la economía cambie y cada vez más empresas despidan a trabajadores, habrá que ajustar cuentas".

"Si los trabajadores no quieren acabar teniendo resaca, van a tener que recuperar la sobriedad".

Los trabajadores tienen otras opciones, por ahora

Sin embargo, no está claro que los empresarios acaben ganando este tira y afloja.

Aunque los trabajadores pasan ahora más tiempo en la oficina, los puestos de trabajo siguen estando semivacíos. Según el Barómetro de Vuelta al Trabajo de Kastle Systems, que mide el acceso con tarjeta magnética, los índices de ocupación rondan el 50% y apenas han variado este año en Estados Unidos.

A pesar del bombardeo de titulares sobre despidos, muchas compañías tienen dificultades para contratar y el número de personas que abandonan voluntariamente su puesto de trabajo sigue siendo elevado en EEUU. Es cierto que las oportunidades de trabajo puramente a distancia están disminuyendo, pero los trabajadores siguen teniendo otras opciones.

"Si las empresas piensan que el mercado de profesionales está saturado debido a estos despidos, y que no necesitan preocuparse de que la gente renuncie, eso es un nuevo nivel de miopía", explica a Business Insider Ron Carucci, cofundador de Navalent, una empresa de consultoría y liderazgo.

Los mandatos rígidos son producto de un liderazgo "delirante, de ordeno y mando", afirma Carucci.

"Estos jefes creen que si estás bajo mi escrutinio —en mi presencia— serás más productivo", añade. "Se aferran a un paradigma que les es familiar, y sus círculos internos no les dicen que está pasado de moda y no funciona".

Las empresas que están gestionando bien la transición a lo híbrido están evaluando los tipos de trabajo que hay que hacer y solicitando la opinión de los empleados sobre la mejor manera de hacerlo, dice Carucci, añadiendo que también son conscientes de la satisfacción laboral y el compromiso de sus trabajadores.

"Si se les da la opción de renunciar o hacer algo que no creen que sea sostenible, muchos de ellos renunciarán", comenta Carucci. "Pero es peor si se quedan porque entonces sólo están marcando el tiempo".

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