La ingesta diaria de alimentos ultraprocesados se asocia a deterioro cognitivo

Los efectos negativos para la salud del consumo de alimentos ultraprocesados es un aspecto que ya se viene apuntando desde hace años. No solo afecta a la salud cardiovascular o al potencial desarrollo de procesos tumorales, como el cáncer colorrectal, sino que también se ha apuntado como un factor de mayor riesgo de muerte prematura.

Numerosos trabajos han puesto de relieve que las personas que siguen una dieta rica en alimentos ultraprocesados ​​-formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de los alimentos o aditivos, como bebidas azucaradas, precocinados, bollería industrial, carnes procesadas, galletas, lácteos azucarados, cereales refinados, entre otros- tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar demencia y demencia vascular.

Esta asociación, publicada en el pasada mes de julio en Neurology, se observó en un estudio prospectivo que analizó a más de 72.000 personas que consumían una dieta con un mayor nivel de alimentos de estas características.

Ahora, una nueva investigación, pone el foco en el deterioro cognitivo, un aspecto menos estudiado, señalando que un mayor porcentaje de consumo energético diario de alimentos ultraprocesados se ha asociado con deterioro cognitivo.

Limitar su consumo 

Los últimos hallazgos, que publica JAMA Neurology (adjuntamos enlace al artículo original), se han obtenido del análisis de 10.775 adultos que ha llevado a cabo el equipo de Natalia Gonçalves, de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo, en Brasil, quien considera que estos "respaldan las recomendaciones actuales de Salud Pública sobre la limitación del consumo de alimentos ultraprocesados debido a su daño potencial a la función cognitiva".

La investigadora, que ya dio pistas de esta perjudicial relación entre el consumo de ultraprocesados y deficiencias cognitivas en la última Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC2022) celebrada en San Diego, California, Estados Unidos, ratifica ahora que en la muestra de adultos analizada, étnicamente diversa, "se ha observado que un mayor porcentaje de consumo diario de energía de alimentos ultraprocesados ​​estaba asociado con el deterioro cognitivo". 

Este estudio prospectivo que evalúa la asociación longitudinal entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el deterioro cognitivo se ha llevado a cabo a través de la participación de las personas estudiadas en el Estudio Longitudinal Brasileño de Salud del Adulto (ELSA-Brasil) y que han sido evaluados y seguidos durante más de 9 años. 

Para ellos, se utilizaron cuestionarios de frecuencia de alimentos para evaluar el consumo de alimentos ultraprocesados como porcentaje de la ingesta calórica diaria total. Los cambios en las pruebas, de memoria y funciones ejecutivas, se analizaron a lo largo del tiempo, con un seguimiento de entre 6 y 10 años. 

Alrededor del 28% de la ingesta calórica diaria de las personas que participaron provino, de promedio, del consumo de alimentos procesados y la mayor ingesta de estos se relacionó con la disminución de la función ejecutiva y el rendimiento de la memoria, lo que según el equipo investigador recalca "el impacto que tiene un estilo de vida saludable en el rendimiento cerebral". 

Para Carmen Romero Ferreiro, de la Unidad de Investigación y Soporte Científico del Instituto de Investigación Hospital Universitario 12 de Octubre y profesora del Grado en Nutrición en la Universidad Francisco de Vitoria, este trabajo es, sin duda, un "avance más en el conocimiento del efecto negativo de los ultraprocesados en la salud, en este caso en aspectos cognitivos. Es el primer estudio que relaciona el consumo de ultraprocesados con el deterioro cognitivo", señala a SMC.

A su juicio, los resultados apuntan a que las personas con mayor consumo de ultraprocesados tienen un deterioro cognitivo más rápido en el tiempo. En concreto, "reportan una tasa de deterioro un 28% más rápida en comparación con aquellos que consumían menor cantidad de alimentos ultraprocesados. Puesto que la función cognitiva intacta es clave para envejecer con éxito, estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de reducir el consumo de este tipo de alimentos para mantener la salud". 

No obstante, y aunque la metodología empleada es buena y tiene en cuenta los principales factores de confusión, existen algunas limitaciones. Por ejemplo, "solo se recogieron datos de dieta al inicio del estudio y no a lo largo del seguimiento, ignorándose así los posibles cambios en los hábitos alimentarios que pudieron tener los sujetos". 

Fuente: Diariomedico