Un antes y un después para el covid persistente: primera incapacidad permanente reconocida como accidente de trabajo

Un antes y un después para el covid persistente: primera incapacidad permanente reconocida como accidente de trabajo

Una trabajadora ha logrado que la Seguridad Social le reconozca la incapacidad absoluta tras más de un año de baja «en el que no le daba la vuelta al Covid»
16 Diciembre 2022

Idoya Otegui era «feliz» dirigiendo el Topic de Tolosa y, una vez superados los 60 años, jamás pensó que se vería obligada a solicitar una incapacidad absoluta para trabajar, pero después de un año de lucha constante en el que «no conseguía darle la vuelta al Covid», empezó a concienciarse de que tal vez no volvería a trabajar. Al principio del verano, la Seguridad Social le concedió la incapacidad absoluta por vía administrativa y se convirtió en un referente para otros enfermos que no se ven con fuerzas para volver a trabajar a causa del Covid persistente. La incapacidad tampoco ha aliviado los síntomas de Idoya, que por momento siente que «la enfermedad va a más». «Muchos días me levanto, desayuno y me vuelvo a acostar porque me quedo sin energías en un momento», señala.

El Covid persistente le ha privado de muchas cosas cotidianas, como la posibilidad de dar un paseo por Tolosa sin la ayuda de unas muletas. Para trayectos superiores a los 100 metros, directamente se desplaza en silla de ruedas. «Desde que contraje el Covid en octubre de 2020 he sentido un cansancio extremo que nunca he llegado a superar. Me agoto en cuanto hago cualquier actividad, me quedo totalmente sin energías y no puedo ni moverme. Como dice mi pareja, me da una 'pájara' como la de los ciclistas», relata quien fuera directora del Topic.

Lo peor es que los síntomas son imprevisibles. «Un día me duele una cosa, otro día otra... De pronto aparece una especie de niebla mental y se me olvidan las cosas. Es una enfermedad muy rara». Dentro de la desgracia, Idoya Otegui considera que ha sido «afortunada» por que al menos los médicos que la tratan «me hacen caso y me entienden, algo que no pasa con todos los pacientes de Covid 'permanente', como prefiero llamarlo yo».

En los dos últimos años esta tolosarra ha dado cientos de vueltas a la cabeza sobre cómo pudo contraer el Covid cuando era absolutamente escrupulosa con medidas de protección como la mascarilla. «Aún no sé cómo cogí el coronavirus, porque tuve muchísimo cuidado desde el primer momento. Pero me infecté y estuve quince días ingresada en el hospital. Desde entonces ya no me volví a recuperar. Llegué a estar un poco mejor, pero recuperarme del todo, nunca».

Escuchó por primera vez que tenía Covid persistente al año de haber contraído la enfermedad, «cuando los médicos veían que no me curaba y que no le daba la vuelta a la situación». Desde entonces ha leído mucho sobre esta enfermedad y advierte que «somos mucha gente, no es una cosa excepcional». Como prueba, recuerda la última cifra publicada por la OMS de que «solo en Europa puede haber 17 millones de afectados, que llegan a 145 en todo el mundo».

La exdirectora del Centro Internacional del Títere de Tolosa tuvo que dejar su profesión por la imposibilidad física de continuar, pero el reposo tampoco le ha permitido recuperarse. «Ojalá me cure algún día, pero empiezo a tener dudas. De hecho, hay momentos en los que la sensación es que voy a peor». Con esos síntomas, tampoco se sorprendió cuando los médicos le hicieron ver que sería difícil que volviera a trabajar. «Entendí que la cosa se ponía fea y, al año y medio, que es el plazo máximo para una baja temporal, ya me dijeron claramente que iba para una incapacidad. Y al final me la dieron». Tampoco lo vivió como una alegría. «Mi trabajo me apasionaba y no es plato de buen gusto que te den una incapacidad, pero lo asumí porque está claro que no estoy en condiciones de trabajar», dice con un poso de tristeza.

«Muchos no lo entienden»

Otegui hace un llamamiento para empatizar con los enfermos de Covid persistente, porque asegura que «es una situación que para mucha gente es difícil de entender e incluso te dicen que tienes que poner más de tu parte para darle la vuelta. Piensan que no haces lo suficiente, pero el cuerpo no te sigue por mucho que tú quieras. Y si haces un poco más de lo que puedes hacer, a lo mejor tardas uno o dos días en recuperarte. Si te pasas, es mucho peor».

Y lanza un mensaje para los enfermos de long Covid que ahora mismo no ven la luz al final del túnel: «Que no se desanimen. Al principio pensaba que me estaba volviendo loca, porque un día me dolía una cosa y al siguiente, otra. Pero no estamos locos, estamos enfermos de verdad». En esa línea, también pide a los médicos que «apoyen a las personas que pasan por esta enfermedad. Entiendo la frustración de algunos médicos porque no saben cómo ayudarnos al ser una enfermedad nueva, pero que por lo menos no minimicen nuestros síntomas».

Sobre este asunto recomendamos la lectura del interesante artículo del profesor Cristóbal Molina cuya referencia incluímos más abajo.

Fuente: Diariovasco

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