El peligro de tener un jefe sin formación

El peligro de tener un jefe sin formación

Un médico ejerciendo sin titulación es inconcebible; ¿pasa lo mismo cuando hablamos de liderar personas?
5 Marzo 2022

Justo estos días hace un año que acabó el periplo judicial del caso del falso médico de Ferrol, José Manuel López, que ejerció el oficio sin formación durante más de una década, causando daños de diversa consideración a 139 víctimas. Como en el sector sanitario el intrusismo profesional es constitutivo de delito, al farsante le cayó una pena de seis años de cárcel, además de una multa de 3,3 millones de euros en concepto de indemnizaciones.

La noticia ocupó un lugar destacado en los medios de comunicación. Y es que saber que un médico ha desarrollado su actividad sin ningún título que se lo autorice siempre genera una gran alarma social, posiblemente porque las consecuencias negativas son muy evidentes. En cambio, existen otras responsabilidades donde se ha ido normalizando la práctica profesional exenta de aprendizaje previo, probablemente porque sus efectos son menos explícitos (aunque igual de nocivos).

Liderazgo

En algunos cargos de responsabilidad se ha ido normalizando su práctica sin un aprendizaje previo

Liderar personas es una de estas ocupaciones que no siempre son asignadas teniendo en cuenta la formación necesaria. De hecho, ¿cuántas veces se producen ascensos a posiciones directivas sin ir acompañados de un plan para capacitar en la compleja labor de coordinar equipos? Seguramente, demasiadas. Una realidad que se produce cuando las organizaciones no tienen interiorizado que su obligación es garantizar el derecho de los trabajadores a estar bien liderados. Y es que, tal y como evidenció un estudio realizado por Adecco en el 2019, tener un buen jefe es uno de los factores que más valoran las personas para alcanzar la felicidad en el trabajo y obtiene incluso mejor puntuación que el nivel salarial.

Una compañía que decide no invertir en formación directiva es como un hospital que se va llenando de médicos que jamás han pisado una facultad de Medicina. Y es que un líder necesita conocer las estrategias, técnicas, habilidades y herramientas que le ayudarán en el desempeño de su función. No hacerlo tiene un alto potencial perjudicial, tanto para el propio directivo, que se ve abocado a una batalla sin armas, como para las personas que estarán a su cargo, que tienen muchos números para acabar sufriendo alguna de las dos derivadas más comunes: mal liderazgo o ausen­cia de liderazgo.

El creador de las 21 leyes irrefutables del liderazgo, John C. Maxwell, asegura que la formación directiva es como la bolsa, que requiere inversión y tiempo para alcanzar grandes resultados. En este sentido, explica que no es suficiente con el estudio de conocimientos teóricos, sino que se necesita la figura de un mentor con experiencia, que sea capaz de hacer el acompañamiento práctico y que asegure la transmisión de la cultura corporativa.

Empleo

Tener un buen jefe es uno de los factores que más valoran los trabajadores para alcanzar la felicidad

Los mentores son directivos que dedican parte de su tiempo a hacer crecer a los demás, así que solo pueden existir en aquellas organizaciones que saben que la mejor forma de avanzar con determinación es formando a buenos líderes, y no a fieles seguidores. Las que entienden que el arte de dirigir es una mezcla virtuosa de destreza individual y modelo de gestión compartido, que abarca desde los criterios de organización hasta la política retributiva, pasando por los canales de comunicación interna o el sistema de seguimiento de objetivos. Porque hasta el líder más brillante puede naufragar en una organización caótica.

Uno de los empresarios legendarios del sector automovilístico, Henry Ford, lo tenía así de claro: “Solo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan: no formarlos y que se queden”.

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