Cómo cuidar los guantes de protección

Cómo cuidar los guantes de protección

Es un elemento que protege nuestras manos, incluso, de accidentes y lesiones graves. Cuidar el par de guantes de protección no solo alarga su vida útil, sino que es clave para mantener las características que convierten a este EPP en una protección eficaz.
16 Diciembre 2021

Redacción

Las manos son verdaderas herramientas anatómicas en el contexto del trabajo. Evitar posiciones forzadas que puedan conllevar una severa lesión musculoesquelética, evitar abrasiones, roces que generen ampollas o heridas... son muchos los aspectos que, a nivel laboral, debemos tener presentes para que nuestras manos mantengan su funcionalidad.

A través de las manos percibimos texturas, consistencia, sentimos, manipulamos, agarramos, sujetamos, movemos y una larga lista de acciones que nos hacen darnos cuenta de que, cuando debemos mantener una de las manos, o las dos, paralizadas por alguna razón nos sentimos más que perdidos.

Para evitar encontrarnos en esta circunstancia, en todos aquellos trabajos que requieran guantes de protección para proteger nuestras manos debemos tener presente que no podemos dejarlos de lado. De hecho, el uso de este tipo de guantes fue el protagonista del cartel ‘No cuelgues los guantes tus manos son muy importantes. Protégelas’ que editó el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) en 1997 y que ha quedado recogido en el libro ‘Los carteles del INSST. 50 años divulgando la prevención de riesgos laborales’.

Elegir los guantes adecuados

A la hora de elegir unos guantes, hemos de valorar la máxima protección que nos puedan ofrecer con la desteridad, que es la capacidad de manipulación de objetos que nos permiten durante su uso. Esta cualidad está relacionada con el espesor de material con que está fabricado el guante, su elasticidad y su deformidad.

La elección de guantes depende del tipo de trabajo y del tipo de riesgo. En el primer caso determinará el espesor que debería tener el guante y su resistencia. En el segundo, orienta sobre la composición y estructura del guante.

Riesgos y posibles consecuencias para la elección del guante de protección
 

Los riesgos que hay que tener presentes para la elección del par de guantes en el trabajo son: los mecánicos, los térmicos, los químicos y biológicos, eléctricos, vibraciones y radiaciones ionizantes.

Por otro lado, hay que pensar en las consecuencias de la falta de uso de guantes como las lesiones debidas a acciones externas (cortes, desgarros, ácido, calor, radiación, etcétera), daño sobre la mano (vibraciones, riesgo biológico, descarga eléctrica...) y riesgos relacionados con el uso de guantes -alergia, disconfort, atrapamiento...).

El guante desde la ergonomía

Teniendo en cuenta el punto de vista ergonómico el guante de protección debe:

1.- Permitir un uso libre de obstáculos a la hora de trabajar.

2.- El diseño tiene que favorecer una correcta colocación y permanencia durante el tiempo que sea necesario.

3.- Ser de la talla adecuada. Una talla grande pueden ser la causa de atrapamientos en maquinaria o de la pérdida de sensibilidad. En cambio, una talla pequeña puede dificultar la correcta circulación sanguínea.

4.- Estar en buen estado. La pérdida de sus propiedades aislantes significa también la pérdida de su capacidad protectora.

¿Con forro o sin forro?

El riesgo de aparición de rozaduras por contacto con las costuras puede ser reducido si los guantes tienen forro, pero también puede ser contraproducente si hay sudor. Los forros que lo absorben pueden perder desteridad.

Si se presenta sudoración continuada es recomendable que se combinen estos guantes con otros secos a lo largo de la jornada.

Conservar los guantes

1.- Los guantes de cuero, algodón o similares, deberán conservarse limpios y secos por el lado que está en contacto con la piel. También hay que guardarlos en un lugar seco y bien ventilado. Conviene, por supuesto, consultar las indicaciones que da el fabricante para su conservación.

2.- La higiene en los guantes es fundamental, tanto en su interior como en el exterior. El uso de guantes contaminados puede ser muy peligroso puesto que el contaminante puede irse acumulando en el material componente del guante.

3.- Comprobar de forma periódica si los guantes tienen roturas, agujeros, fisuras o dilataciones.

4.- Es importante conocer la vida útil de los guantes. La información que facilita el fabricante puede proporcionarnos este dato.

5.- Cuidar la piel para evitar, por ejemplo, la sudoración excesiva. Para ello hay que mantener una correcta higiene de la piel de las manos lavándolas con un jabón adecuado y con agua o utilizando solución hidroalcohólica si no tenemos agua y jabón. Por último, hay que hidratar con una crema adecuada a nuestro tipo de piel.

Guantes de protección frente a productos químicos

Los guantes de protección frente a productos químicos requieren una atención específica:

1.- Hay que sustituirlos de forma regular por lo que interesa tener un calendario para el recambio.

2.- Es crucial tener presente que contar con protección contra un producto químico concreto puede no ser la adecuada para otros productos que se empleen en la jornada laboral o en una misma tarea. Hay que evaluar los productos que se emplean en la ejecución de tareas y seleccionar los guantes apropiados en cada caso.

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