Día mundial sin tabaco Los fumadores tienen un mayor riesgo de presentar un cuadro COVID-19 grave

Cada 31 de mayo, desde 1987, se celebra el día mundial sin tabaco. El tabaquismo y sus efectos, -causa 8 millones de muertes en el mundo cada año- se considera una epidemia a nivel sanitario. Ser fumador, además, ha sido confirmado durante la actual pandemia COVID-19 como un componente de riesgo para presentar un cuadro grave por infección de SARS-CoV2.

En la revista ‘Archivos de bronconeumología’ el editorial de enero de 2021 destacaba que existe la evidencia a favor de la asociación entre tabaquismo activo y la mayor gravedad de infección por coronavirus SARS-CoV2. “Los fumadores con COVID-19 tienen más síntomas respiratorios y con mayor frecuencia necesitan ingreso en unidad de críticos y/o ventilación mecánica. [...] El virus SARS-CoV-2 posee unas glucoproteínas transmembrana tipo S (spike), que se unen al único receptor de este virus en la célula huésped (ECA-2, enzima convertidora de angiotensina-II). Esta enzima es abundante en las células epiteliales alveolares y puede actuar como molécula de adhesión a estos virus. Sin embargo, se necesita también la activación de otra enzima de la célula huésped, llamada furina, que facilita la entrada del virus en dicha célula. Cai et al. observan en fumadores un aumento de expresión de los genes que codifican esta proteína (ECA-2), lo que implica un incremento en el número de receptores del virus. Es por eso que los fumadores pueden ser más susceptibles a desarrollar la enfermedad.”

Los gestos precisos para fumar -llevar el cigarrillo a la boca y encenderlo y las sucesivas inhalaciones- acerca las manos a las vías respiratorias -boca y nariz- con lo que aumenta el riesgo de contaminación viral y probabilidad de desarrollar COVID-19.

El tabaquismo en las empresas

Las campañas contra el tabaquismo se contemplan hoy como una nueva oportunidad para reducir los efectos del tabaco para la salud y se centran en: la protección de los fumadores pasivos en los entornos familiares y el incremento de la motivación para abandonar el tabaco en los fumadores. El riesgo de contraer COVID-19 se apunta, además, como un potente argumento disuasorio para dejar el hábito.

Los fumadores suelen utilizar las pausas para salir a fumar pero lo cierto es que la recomendación de los especialistas es que desde la empresa se potencien programas para no incentivar el tabaquismo. Por ejemplo, en las empresas en las que estos descansos no estén considerados como tiempo de trabajo efectivo las pausas para salir a fumar tienen que recuperarse al final de la jornada laboral.

Otras medidas, especialmente recomendadas a nivel sanitario, es que desde las organizaciones se fomenten programas para dejar de fumar. Esta sería una iniciativa a incluir en el área de vigilancia de la saludo. Es un camino que aún se ha de desarrollar en plenitud ya que solo un 5% de las empresas han ofrecido programas contra el tabaquismo a sus empleados.