Cuando el teletrabajo ya cansa
Cuando el teletrabajo ya cansa
Es todo muy loco. Salgo de una reunión por Teams, mientras cuecen los garbanzos y mis hijos me piden que les explique las dudas de sus deberes. Estoy cansada de esta situación. De no dar abasto. Así resume Pilar, que ocupa un cargo intermedio en una multinacional, su día a día de teletrabajo. Y da en el clavo porque el principal problema que están percibiendo los empleados que ejercen su labor desde casa en los 10 meses que llevamos de pandemia es la dificultad para separar la vida profesional de la personal. Eso declara el 40% de los españoles encuestados por la plataforma Fiverr. Pero no son una excepción en el resto del globo.
Pilar está agotada como le sucede a la mitad de los trabajadores mundiales, especialmente a los más jóvenes, según se desprende de un estudio realizado por Capgemini, que indica que un 56% de ellos teme al estrés como consecuencia de la conexión permanente y un resentimiento de su compromiso y productividad. Empiezan a quemarse, lo que plantea dudas sobre si la ganancia de productividad acumulada hasta ahora gracias al trabajo en remoto —el 66% de las empresas españolas aumentaron su productividad durante el tercer trimestre de 2020 una media del 22%, por encima del 18% internacional y solo por detrás de Alemania— podrá mantenerse por mucho más tiempo. “Podemos estar cerca del límite”, admite Rocío Bonet, profesora de IE Business School, sobre todo en el caso de la gente que necesita interactuar con su equipo y especialmente entre los que se incorporan al mercado laboral o a una nueva empresa.
Las plantillas se quejan además de la desconexión con su compañía que surge de este nuevo modelo laboral obligado. Se sienten aisladas. Lo hacen más de la mitad de los empleados tanto en España como en el resto del mundo. Y uno de cada cuatro señala que trabaja más horas que antes de la pandemia y que le cuesta mantener un horario fijo y no distraerse. Curiosamente, echan de menos más reuniones con el equipo con el que colaboran para evitar esa soledad. Según Peggy de Lange, vicepresidenta de Expansión Internacional de Fiverr, “las organizaciones tienen que trabajar con sus empleados para encontrar la mejor manera de ayudarlos en su labor a distancia. Todavía hay muchas áreas que necesitan mejorar y deben implicarse para que sus plantillas se adapten al nuevo sistema de trabajo”.
La comunicación es precisamente uno de los elementos que más han fallado en la gestión de la crisis provocada por la covid-19, reconocía Chris Dottie, director general de la firma de selección Hays en la presentación de su Guía del mercado laboral esta semana. Y de lo que más se arrepienten las empresas. De hecho, el 40% de las compañías españolas pretende mejorarla este año. En opinión de Dottie, será a través de los departamentos de recursos humanos, que han adquirido mucho protagonismo en esta pandemia, cuando la insatisfacción laboral ha subido del 31% al 36% y ha provocado que cerca de un tercio de quienes han cambiado de trabajo lo hayan hecho justo por el descontento con su empleador.
Sin embargo, la inmensa mayoría de las organizaciones —independientemente del estudio que se tome como referencia y de que se refiera a España o al resto del mundo— tiene previsto que buena parte de sus plantillas incremente el trabajo en remoto establecido antes de la covid en los próximos dos o tres años. Los motivos que aducen para ello son reducir el coste de los alquileres, los suministros y los gastos de viajes e incrementar la productividad. “Casi todas las empresas, desde pymes hasta grandes multinacionales, se encuentran en medio del camino hacia la adaptación, hacia la digitalización. Lo que está claro es que ya no hay vuelta atrás y el futuro del trabajo ya está aquí”, aprecia De Lange.
Según Bonet, las decisiones de las compañías españolas sobre la implantación de un nuevo modelo laboral híbrido se están retrasando debido a la incertidumbre actual. Muchas de ellas, dice, se están dando un horizonte de seis meses para lanzarse.
Problemas de salud
Mientras tanto, la salud y el bienestar de las plantillas se sigue resintiendo. La mitad de los encuestados por Fiverr indican que el teletrabajo ha supuesto mayor sedentarismo y practicar menos deporte. Un porcentaje similar aunque algo más bajo reconoce tener dolores de cabeza y musculares con mayor frecuencia que antes. Entre los hábitos relacionados con el trabajo remoto que les han perjudicado sobresalen: trabajar hasta altas horas de la noche, falta de ejercicio físico y comer de forma poco saludable. No en vano, uno de cada tres ha aumentado de peso.
La profesora de IE asegura que este es uno de los aspectos que más preocupan actualmente a los directores de recursos humanos. El aislamiento social genera problemas emocionales y existe un gran nivel de estrés.
Según un estudio de Cigna, solo una cuarta parte de los trabajadores se beneficia de planes de salud y bienestar corporativos. Y más de la mitad los reclaman. La aseguradora médica asegura que estos programas son una inversión; solo los destinados a la salud mental de las plantillas pueden alcanzar retornos de hasta 60 veces el capital dedicado a ellos.
ENCARGOS EXTRA
Aunque los empleados encuestados por la plataforma de freelance Fiverr declaren que tienen dificultades para separar la vida profesional de la personal, y muchos de ellos hayan alargado su jornada laboral con la covid-19, más de seis de cada diez consideran que trabajar desde casa les permite realizar trabajos freelance además de su actividad habitual. Es un hecho especialmente destacable entre las mujeres españolas. Un 62% de ellas cree que el aumento en la productividad del teletrabajo resulta determinante para aceptar encargos externos. La mitad de los encuestados están abiertos a realizar este tipo de trabajos debido a la flexibilidad aportada por el teletrabajo, la reducción del salario que han sufrido por la pandemia y al miedo a perder su puesto actual. Miguel Ángel Fernández es locutor profesional y desde abril suma a sus labores habituales los trabajos que le surgen a través de la plataforma Fiverr. Está muy contento, asegura que su sueldo se ha incrementado un 30% y que no se imaginaba poder trabajar para todo el mundo, para clientes de China, Estados Unidos o Canadá desde su casa en Alfaz del Pi (Alicante).