Conceptos para la Gestión de la Igualdad de Género en las Organizaciones

Conceptos para la Gestión de la Igualdad de Género en las Organizaciones

Para producir cualquier cambio en nuestro entorno que mejore nuestras condiciones de vida, es fundamental iniciar un proceso de sensibilización en igualdad de género. Iniciar este camino conlleva un proceso de cambio de perspectiva.
20 Noviembre 2020

Redacción

Debemos ser conscientes de la existencia de estereotipos, creencias y valores que asignan diferentes papeles, actitudes y comportamientos a mujeres y hombres, y que estos, conllevan consecuencias que afectan al proyecto vital individual y colectivo de las personas, así como a la conformación de nuestra sociedad. Por ello, transformar estos estereotipos, estas creencias y valores, resulta esencial para generar cambios justos y duraderos.

Es cierto que han ocurrido numerosos cambios en las últimas décadas que han venido de la mano de la participación e incorporación de las mujeres al mercado laboral, pero esta incorporación no ha ido acompañada de cambios ni en la estructura social, ni en la organización de la vida dentro del espacio doméstico y el privado, ni en la visión que se tiene todavía del desempeño de las mujeres en el ámbito productivo.

¿Cuál es el resultado? Mujeres que renuncian a trabajar fuera del hogar para cuidar de otras personas (hijos/as, dependientes,…), mujeres con medias jornadas laborales y por lo tanto con menor cotización e ingresos y oportunidades de promoción, y mujeres que siguen desarrollando las tareas domésticas y de cuidado, realizando doble o triple jornada laboral.

La Socialización diferencial

La socialización diferencial es un factor clave en el fomento de las desigualdades de género. Por eso resulta vital saber qué es y cómo nos perjudica como personas esta forma de socializar.

Atendiendo a autores como Anthony Giddens, las personas interiorizan actitudes, valores, expectativas y comportamientos característicos de la sociedad en la que han crecido.

Gracias a este proceso los personas aprenden a desenvolverse. Al seguir las pautas socialmente aceptadas, una persona se verá recompensada o castigada según su comportamiento. Esta realidad está totalmente interiorizada.

La socialización diferencial implica estilos cognitivos, conductuales y de actitud, así como códigos morales diferentes según el género del individuo. Un proceso que conduce a la creación de normas estereotipadas asignadas a la conducta de cada persona en referencia a su género.

Para hablar de socialización diferencial debemos hablar del Sistema Sexo-Género. Es necesario recordar qué entendemos por sexo y por género ya que existe confusión terminológica  respecto a ambos:

  • Cuando hablamos de sexo nos referimos a los elementos que constituyen las diferencias entre machos o hembras. En las personas se refiere a las diferencias biológicas, es decir, anatómicas y fisiológicas, entre mujeres y hombres, que hacen posible la reproducción
  • Sin embargo, cuando hablamos de género, nos referimos a la construcción cultural que hace una sociedad a partir de las diferencias biológicas.

El Género

  • Indica las diferencias entre hombres y mujeres desde un punto de vista social y cultural.
  • Es una construcción socio-cultural que define diferentes características emocionales, intelectuales y de comportamiento por el hecho de ser hembras o machos (el sexo biológico).
  • Es un conjunto de ideas, creencias, representaciones y atribuciones construidas en cada cultura, tomando como base la diferencia sexual.
  • Mediante esta construcción se adscriben cultural y socialmente aptitudes, roles sociales y actitudes diferenciadas para los hombres y las mujeres atribuidas por el sexo biológico.

El género se basa en estereotipos

A partir de la teoría del género, se puede entender cómo en las sociedades patriarcales, con el fin de mantener la hegemonía de los hombres en los órganos de poder, y así preservar las situaciones de dependencia de las mujeres respecto de los hombres, se atribuye a hombres y mujeres papeles distintos, en función de su sexo.

Pero lo “femenino” y lo “masculino” no son hechos naturales o biológicos, sino construcciones culturales (el género). Hablamos de funciones, de tareas a realizar, de responsabilidades que asumir y todo ello llega incluso a determinar que mujeres y hombres no tengan las mismas oportunidades de ejercer los derechos que les corresponden.

Los estereotipos

  • Los estereotipos son imágenes preconcebidas que tenemos de las personas y de los grupos guiadas por una característica común, sin tener en cuenta la individualidad.
  • El estereotipo consiste en una opinión ya hecha y que se impone como un cliché a las y los miembros de una comunidad.
  • Los estereotipos se basan en juicios de valor.
  • Los estereotipos de género son los valores que se les enseña a cada cual como propios de “lo masculino” o “lo femenino”.

Los estereotipos de género son bipolares, se atribuyen  cualidades o debilidades a cada grupo/género, que corresponde a cada polo, y que excluye al otro, y a la vez se complementan.

Los estereotipos de género no son inocentes. Estereotipar a uno y otro sexo tiene profundas repercusiones en la vida de las personas, porque sobre el imaginario  colectivo acerca de lo que es ser mujer o ser hombre, se forjan las personalidades y se atribuyen unos roles diferenciados por sexo.

Por lo tanto, el conjunto de cualidades y características psicológicas y físicas que una sociedad asigna a hombres y a mujeres, constituye lo que se denominan estereotipos de género.

Los Roles Tradicionales de Género.

A partir de los estereotipos se conforma el rol tradicional femenino y el rol tradicional masculino. Las cualidades atribuidas culturalmente a cada sexo están orientadas a desempeñar funciones que se acoplan perfectamente a los diferentes espacios sociales. Existen tres espacios: espacio público, espacio privado y espacio doméstico.

Los roles se podrían definir como  pautas de acción y comportamiento asignadas a mujeres y a hombres e inculcadas y perpetuadas según los criterios vigentes en una sociedad patriarcal. De esta forma, todos los papeles y expectativas que socialmente se adjudican a mujeres y a hombres, regulan y orientan las pautas de cada género en todos los ámbitos. Estos conllevan una serie de consecuencias o expectativas.

La Perspectiva de Género

La Perspectiva de género supone prestar atención y tomar en consideración las diferencias entre mujeres y hombres en cualquier actividad o ámbito enmarcados en una política.

Se trata de una mirada crítica y una fórmula de análisis que tiene en cuenta la forma en la que inciden los estereotipos de género, el desempeño de los roles tradicionales de género, el cómo la visión androcéntrica no permite llegar a la profundidad de las desigualdad existentes en el sistema patriarcal, y cómo afecta todo ello a las diferentes áreas de la vida: salud, empleo, cuidados, amor, medios, publicidad, relaciones sociales, economía, política, etc.

Para aplicar la perspectiva de género son útiles y necesarias estas herramientas:

Análisis de Género, Evaluación del impacto en función del Género e Indicadores de Género.

Análisis de Género. Estudio de las diferencias de condiciones, necesidades, índices de participación, acceso a los recursos y desarrollo, control de la riqueza, poder y toma de decisiones, etc., entre hombres y mujeres debidas a los roles que tradicionalmente se les han asignado.

Evaluación del impacto en función del género. Exploración de las políticas propuestas para analizar si su puesta en práctica afectarán a las mujeres de forma diferente que a los hombres, al objeto de adaptarlas para neutralizar los efectos discriminatorios y fomentar la igualdad entre hombres y mujeres.

Indicadores de género.  Son variables de análisis que describen la situación de las mujeres y hombres en la sociedad. Su utilización supone una aproximación a la presencia de mujeres y hombres, así como a la incidencia de determinados factores que implican diferencias de comportamientos entre unas y otros. La desagregación de los datos estadísticos por sexo es un indicador básico que da paso a otros indicadores explicativos de la realidad.

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