Gestión de los nanomateriales en el lugar de trabajo
Gestión de los nanomateriales en el lugar de trabajo
Algunos nanomateriales son naturales, mientras que otros son subproductos de actividades humanas, o se fabrican específicamente para un determinado fin. Aunque presentan numerosas propiedades beneficiosas, existen grandes lagunas en nuestro conocimiento de los riesgos que conllevan para la salud. Por tanto, deben adoptarse precauciones especiales en la gestión de estos materiales mientras avanza la investigación al respecto.
Muchas organizaciones coinciden en su definición de los nanomateriales en el hecho de que son materiales que contienen partículas con una o varias dimensiones externas entre 1 y 100 nanómetros (nm). Véase la definición de los nanomateriales de la Comisión Europea .
Los nanomateriales, hasta 10 000 veces más pequeños que un cabello humano, son de una dimensión comparable a la de los átomos o las moléculas, y toman su nombre de sus minúsculas estructuras (un nanómetro es 10-9 de un metro). No sólo por su diminuto tamaño, sino también por otras características físicas y químicas que presentan (entre otras, su forma y superficie), los nanomateriales difieren en sus propiedades de los mismos materiales a una escala mayor.
Debido a tales diferencias, los nanomateriales brindan oportunidades nuevas y apasionantes en ámbitos como la ingeniería, la tecnología de la información y la comunicación, la medicina y los farmacéuticos, por nombrar sólo algunos. Sin embargo, estas mismas características que les confieren sus propiedades singulares, son responsables además de sus efectos en la salud humana y el medio ambiente.
Existen motivos de inquietud significativos en lo que respecta a los efectos de los nanomateriales en la salud. El Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI) determinó que existen riesgos comprobados para la salud vinculados a varios nanomateriales manufacturados. No obstante, no todos los nanomateriales ejercen necesariamente un efecto tóxico, y conviene adoptar un enfoque de actuación «caso por caso» al respecto mientras avanzan las investigaciones en curso.
Los efectos más importantes de los nanomateriales se han observado en los pulmones, e incluyen, entre otros, inflamaciones y daños de tejidos, fibrosis, y generación de tumores. El sistema cardiovascular también puede verse afectado. Algunos tipos de nanotubos de carbono pueden dar lugar a efectos similares a los del amianto. Además de los pulmones, se ha determinado que los nanomateriales pueden alcanzar otros órganos y tejidos, entre los que se cuentan el hígado, los riñones, el corazón, el cerebro, el esqueleto y diversos tejidos blandos.
Como resultado de su pequeño tamaño y su gran superficie, los nanomateriales particulados en forma de polvo pueden plantear riesgos de explosión, mientras que sus correspondientes materiales en bruto puede que no.
Los trabajadores pueden entrar en contacto con nanomateriales en la fase de producción. Sin embargo, un número mucho mayor de trabajadores puede verse expuesto a los mismos en diversas etapas de la cadena de suministro, y es posible incluso que ignoren que se encuentran en contacto con nanomateriales. En consecuencia, es poco probable que se adopten medidas suficientes para evitar la exposición.
En este sentido, la exposición puede producirse en diversos entornos profesionales en los que los nanomateriales se utilizan, manipulan o procesan y, como consecuencia, se propagan por el aire y pueden inhalarse, o entrar en contacto con la piel, como en los contextos que van de la asistencia sanitaria o el trabajo en laboratorios, a las labores de mantenimiento o las obras de construcción.
La legislación de la UE sobre la protección de los trabajadores se aplica a los nanomateriales, aunque no se refiere explícitamente a los mismos. Revisten especial importancia la Directiva marco 89/391/CEE, la Directiva sobre agentes químicos 98/24/CE, y la Directiva relativa a los agentes carcinógenos o mutágenos 2004/37/CE, así como la legislación sobre sustancias químicas (REACH y CLP ). En ellas se dispone que los empleadores están obligados a evaluar y gestionar los riesgos de los nanomateriales en el trabajo. Si la utilización y la generación de nanomateriales no puede eliminarse ni sustituirse por materiales y procesos menos peligrosos, la exposición de los trabajadores deberá reducirse al mínimo mediante medidas acordes con la jerarquía de control, otorgando prioridad a:
- las medidas técnicas de control en origen;
- las medidas organizativas;
- y los equipos de protección personal, como último recurso.
Aunque se mantienen numerosas incertidumbres, existen importantes motivos de preocupación respecto a los riesgos para la salud y la seguridad que plantean los nanomateriales. Por tanto, los empleadores, junto con los trabajadores, deberán aplicar un enfoque de precaución respecto a la gestión de riesgos en la elección de medidas preventivas.
Puede resultar difícil identificar los nanomateriales, así como sus fuentes de emisión y niveles de exposición; sin embargo, existen directrices y herramientas para ayudar a gestionar los riesgos asociados a los mismos en el lugar de trabajo.