Paloma Cabello: “España se está vendiendo a terceros”

Paloma Cabello: “España se está vendiendo a terceros”

La primera europea en el Foro Empresarial del MIT critica la falta de conocimiento sobre tecnología de nuestros políticos y cómo se está administrando el ecosistema emprendedor
5 Noviembre 2019

Paloma Cabello fue la primera europea en sentarse en la Junta Directiva Global del Foro Empresarial MIT (el MIT Enterprise Forum, Mitef). Es una referente en el sector de la inversión asociada a innovación. Aprendió trabajando desde muy joven en el mundo de las finanzas. Primero como emprendedora en Latinoamérica en el sector auxiliar a la gestión de banca telefónica. Luego, de vuelta en España, como directiva en el fondo de inversión especializado en tecnología Marco Polo Investments y, más tarde, como asesora de grandes fondos de inversión alternativa.

Cabello creó el capítulo español del Mitef en 2013, centrado en startups de tecnología aplicada a procesos industriales. Ahora sigue invirtiendo en este campo y asesora a otros. Un 20% de su tiempo lo dedica a compartir su conocimiento de forma altruista, ya que considera vital ayudar al talento para que el país avance. También es jurado en varias competiciones de emprendedores —como MIT Innovators Under 35 o actúaupm—, profesora de finanzas e inversora anfitriona del programa WA4E de IESE para incrementar la participación de mujeres en el ecosistema inversor.

Recibe a EL PAÍS Retina con una petición: “No quiero hablar de mí, sino de cómo se están gestionando en España el ecosistema emprendedor y el talento, para evitar que el país se siga hundiendo”.

¿Qué quiere aportar al respecto?

Hay muchísimas iniciativas que se lanzan por razones políticas y se gasta en ellas una cantidad ingente de dinero público (y también privado) solo porque el resto lo está haciendo o por marketing. En España la gente se queda en el “hay mucho talento en las universidades”. Sin duda, pero si no lo gestionas, es como si no lo tuvieras. Para hacerlo bien necesitas conectar el dinero. Juntar talento tecnológico, talento de gestión, de inversión, del entorno social. Eso puede generar mucho más impacto que meter a gente en programas mal diseñados.

¿Cómo se puede cambiar?

Se necesita conocimiento, que les falta a los políticos. Es una desgracia el desconocimiento que tienen sobre la tecnología. Saben de redes sociales y de medios digitales, lo que les afecta, y también de ecommerce y de renovables, que tienen un contexto industrial desarrollado. Pero nadie tiene conocimientos ni pone tiempo en aprender realmente lo que la tecnología puede y va a hacer por todos los procesos industriales, que es lo capital.

¿Por qué cree que no le dedican tiempo?

El problema de fondo es que los políticos no tienen exposición a la industria hoy, como sí la tenían antes. El impacto de la tecnología es absolutamente transformador, por lo que no puedes permitirte no saber cómo va a afectar a cada industria. No puedes no entender lo que todo el mundo está tratando de hacer ahí fuera en relación con las nuevas reglas de la cadena de distribución, cuyo mercado se está comiendo Amazon. España se está vendiendo a terceros. El tejido industrial español se está vendiendo y el comercial está desapareciendo. Si vas a comprar online, tiene mucho más sentido que lo hagas en un comercio próximo que en Amazon, pero los comercios no se están adaptando al cambio tecnológico, a la facilidad del clic. Es muy triste caminar por la ciudad y ver cómo los pequeños establecimientos van cerrando sin ser conscientes de cómo les puede ayudar la tecnología. Sea cual sea el problema, la tecnología va a ser, como mínimo, parte de la solución. Y más vale que lo sepas, porque si no lo hacemos nosotros, lo harán otros, como ya está pasando.

¿Qué propone?

Estar divididos en 17 autonomías puede ser una desventaja desde el punto de vista de la gestión de riqueza, pero si pones tecnología que derriba el concepto frontera, dicha división permite una gestión más cercana. Hay que explotar las fortalezas de cada sitio, crear una cultura que ilusione, que destaque lo bueno de cada región, y que busque cómo usar la tecnología para explotarlo, darle una segunda oportunidad y evitar que se pierda. Intentar ilusionar a los jóvenes, a los inversores e instituciones locales. Por ejemplo, en Castellón llevan desde el Neolítico aprovechando la proximidad de unas montañas de las que salen unas piedras muy bonitas para crear unos azulejos estupendos. Hay un tejido tradicional que aporta empleo y genera riqueza local como clúster de cerámica a nivel mundial. Lo que hay que hacer es mirar cuál es el estado de la tecnología que afecta a cada industria en concreto y aplicarla para seguir siendo líderes.

¿Por dónde habría que empezar?

Hay que estudiar los casos que están ahora mismo en desventaja competitiva y buscar el valor diferencial que puede aportar la tecnología. Que los políticos —no solo el ministro estrella de turno, sino los que mandan localmente— se dediquen a entender un poquito en lugar de ejecutar 500 programas de emprendimiento que acaban fomentando el éxodo del talento local. Lo mismo sucede en el ámbito de la inversión. La gente invierte en ladrillo porque lo entiende y porque ha visto que da rentabilidad, cuando en realidad hay otras cosas que dan más rentabilidad, como la ciencia de materiales. No se está facilitando el aprendizaje para que los inversores se acerquen a la tecnología como objeto de inversión.

¿Qué más se puede hacer para incentivar la inversión en tecnología?

Dar incentivos fiscales en términos de su permanencia en el tiempo. Para que funcione tenemos que inventar instrumentos y esquemas de inversión que eviten la necesidad de tiempos de rotación de capital tan cortos. Pero ceder a efectos de recaudación fiscal es un tabú para los Estados. Hay ideas interesantes en marcha, como la bonificación fiscal para empresas que invierten en I+D.

¿Dónde hay más potencial para startups?

La logística es uno de los grandes monstruos emergentes y también hay muchos emprendedores en universidades españolas desarrollando tecnologías de alcance global que necesitan ponerse en valor. Para que salgan adelante es mejor lanzar rápido y jugar al prueba y error para poder adaptarse a lo que pide el mercado que esperar a tener un producto o servicio redondo y que luego no funcione y mueras en el intento.

Asegura, además, que las empresas cumplen una función social.

Absolutamente. La tecnología no solo va a dejar a un montón de gente en la calle —eso también va a suceder— y las compañías deben amortiguar este y otros posibles impactos negativos. No pueden estar únicamente orientadas a los resultados y cerrar los ojos a cuestiones sociales de primer orden, como la conciliación. Además, deberían repartir más sus beneficios con los empleados, que a su vez deben asumir su responsabilidad para que la empresa funcione.

¿Y cuál es el papel del sector público?

Fomentar la actitud tecnológica, entender bien el proceso de transferencia y cómo aplicar la tecnología al proceso industrial debe ser uno de los grandes debates de hoy como país, que además va a hacer que las conquistas sociales sean posibles. El sector público tiene que ser el gran facilitador, no solo con dinero sino con conocimiento, con su capacidad para cambiar la cultura, la aproximación y cercanía de la gente hacia la tecnología. No es obligatorio que nuestro país se venda a terceros, ni que muera nuestro pequeño comercio.

Las startups a seguir, según Cabello

01. GOI

Han solucionado problemas que se estaban gestionando por separado: el transporte de mercancías voluminosas, su instalación y montaje y la retirada de objetos. “Es una inteligente combinación de tecnología, conocimiento y oportunidad, con una buena relación calidad-precio”, afirma.

02. Trucksters

Utilizan tecnología para coordinar rutas y transportistas. Han diseñado un sistema de relevos de conductores que optimiza el espacio de carga de las flotas de vehículos y evita las ineficiencias en los descansos. “Algo tan aparentemente trillado como el transporte de mercancías por carretera va a vivir una revolución gracias a ellos”, comenta la inversora.

03. Obuu

Quieren que cada vez menos aviones se queden en tierra por problemas técnicos relacionados con las piezas de recambio, para lo cual han desarrollado un sistema que utiliza software e inteligencia artificial para el control de stock de piezas, su estado, su localización y los procesos asociados. Una startup con alcance global.

04. Urban Data Eye

Pueden geolocalizar a personas y objetos de forma casi exacta, desde cualquier cámara ya instalada y recogiendo los datos de forma anónima. “Un fabuloso ejemplo sobre cómo gestionar mejor nuestras ciudades sin invadir nuestra privacidad”, señala Cabello.

05. HGBeyond

Es una spin-off de la Universidad de Santiago de Compostela, invertida por Cabello. Ha desarrollado un material para la próxima generación de lentes de contacto, capaz de corregir la visión y tratar enfermedades del ojo, como glaucoma, sequedad…

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