De cómo Springsteen se convirtió en el ‘Boss’ y otros retos de comunicación

De cómo Springsteen se convirtió en el ‘Boss’ y otros retos de comunicación

Lecciones de liderazgo a través de reconocidos músicos: los Rolling Stone con su fama de rebeldes y su buena reputación, Bob Marley, todo un influyente...
6 Octubre 2019

Bruce Springsteen se jugó el todo por el todo al comprometer a las personas que compusieron la legendaria E. Street Band en el desafío de producir Born to run al límite del abismo. Venía de vivir un tremendo fracasó, al pinchar con los primeros discos que grabó en 1973, lo que hizo que la confianza que tenía en él su sello discográfico menguara. Entre el equipo comercial de Columbia Records había la sensación de que el cantante de Nueva Jersey, que el  23 de septiembre, cumplió 70 años, era un bluf, a pesar de que el presidente de la compañía pensaba que era un artista con una fuerza arrebatadora, y no podía entender por qué no podía grabar un disco acorde a su talento. Pensaron en despedirle. Y, como ocurre a veces, se produjo un pequeño milagro: el jefe de publicidad de la casa discográfica lideró una carta, que rubricaron media docena de directivos, en defensa del artista, al que consideraban un crack. Le dieron otra oportunidad, la de conseguir una buena canción, y si lo lograba le producirían el resto del álbum.
Springsteen aceptó el reto, aunque se sintió algo molesto por la presión. Él solo quería hacer su música, independientemente de las ventas, y dudaba que la discográfica le diera una segunda oportunidad solo por su propio bien. Tal vez este pensamiento lo tengan muchos directivos y profesionales a lo largo de su carrera profesional.
El músico se encontraba en una encrucijada: por un lado, quería aprovechar la oportunidad para grabar el mejor disco de rock de la historia, lo que se entiende por el medio plazo, pero para conseguirlo tendría que componer y grabar una canción que fuera todo un éxito, esto es, el corto plazo. Solo tenía esa bala y quería aprovecharla. Para ello recurrió a una serie de herramientas, que le llevaron a ejercer como un líder. Se centró en un solo tema, perfiló cada detalle de Born to run y planteó un hilo conductor narrativo para el resto de los temas del disco. Gestionar al equipo no fue fácil. Durante 11 meses estuvieron repitiendo una y otra vez la misma canción, y eso llegó a desmoralizar a algunos componentes de la banda. A mitad del trabajo, abandonaron el batería y el pianista. Springsteen no se vino abajo: hizo un casting para reclutar a nuevos músicos, y generó entre ellos un fuerte sentido de pertenencia a la E Street Band.
Estar casi un año encerrados en un estudio se convirtió en una auténtica tortura. Se arropó con un comité de dirección en el que cada uno aportaba, sin complejos, una visión distinta y complementaria, mantuvo el perfeccionismo y no claudicó. Hubo otro escollo: la aversión de Springsteen a los medios de comunicación. Tal y como se relata en el libro Comusicación (Plataforma Actual), escrito por el consultor Adolfo Corujo, que aborda diferentes lecciones de comunicación a través de 18 genios de la música, la exposición mediática jugó un papel importante en esta historia. Generó expectativas, lo que le obligó a dar lo mejor de sí mismo y contribuyó a su transformación posterior en leyenda. Al final, la canción está considerada la número 21 de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone, y la crítica se deshizo en elogios. “Sin esa lucha interna provocada por el interés a corto y largo plazo del músico, son esa intensa presión, sin la épica de los 11 meses y sin la confrontación de ideas de su comité de dirección, no tendríamos el sonido espectacular, la interpretación urgente y el mensaje conmovedor de este clásico”, relata Corujo. Fue el comienzo del Boss.
Otro caso contrapuesto, que también analiza el consultor, es el de los Rolling Stones: ¿se puede tener éxito con una mala reputación? Ellos lo consiguieron. Y lo hicieron, aunque conviene advertir que, en términos de gestión, esta fórmula no sirve para un profesional o para una empresa, ya que con el prestigio dañado es complicado obtener cualquier triunfo. Sin embargo, el grupo de Mick Jagger utilizó una poderosa herramienta para desestabilizar el statu quo y desafiar a sus mayores. Y se convirtieron en un referente del rock, en los líderes del sector y en una máquina empresarial de primer nivel, a la vez que crearon una excelente reputación.

La capacidad de reinventarse

Con contenido. Si algo tenía el músico jamaicano, fallecido en 1981 a los 36 años, era puro contenido. “Más allá de la mercadotecnia y de la parafernalia, los comunicadores tenemos mucho que aprender de su maestría al tocar el corazón y la mente de millones de personas”, señala Adolfo Corujo, socio de Llorente & Cuenca. Es la base de todo influencer. Bob Marley supo conectar con las personas, que contar una historia consiste en conversar, en interactuar con el público, que percibía en él, cuando se subía al escenario, a un gigante, con un carisma inimitable.

Los territorios de comunicación de Dylan. El músico de Minnesota (EE UU) dio una clase magistral sobre marketing para enseñar cómo ganar un nuevo mercado. Para lograrlo, el inconformista Bob Dylan se introdujo en un ambiente que le era totalmente ajeno cuando decidió fusionar el folk, el rock y el country.

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