La paradoja universitaria: carreras con mucha salida laboral necesitan alumnos

La paradoja universitaria: carreras con mucha salida laboral necesitan alumnos

Los institutos suspenden en orientación, según los expertos: “Se elige profesión en función de la nota de la EBAU y el estudiante brillante casi siempre va para médico”
18 Julio 2019

Un ejemplo sangrante en la universidad asturiana: el grado de Ingeniería en Geomática, que asegura a sus estudiantes un puesto de trabajo incluso antes de acabar la carrera, tan sólo atrae cada año a una veintena de alumnos. ¿Por qué? Ni siquiera la Escuela Politécnica de Mieres, que perdió en menos de dos décadas una tercera parte de sus egresados, conoce la respuesta. “No sabemos llegar a los chavales pese a tener más titulaciones que nunca y una tasa de empleo muy alta”, afirmó la directora, Asun Cámara Obregón, que ayer participó en un encuentro organizado por LA NUEVA ESPAÑA junto a representantes de la institución académica, los colegios profesionales y el Principado. Falla algo y falla en la base, en los centros educativos. “No se puede seleccionar una profesión en función de las notas de la Selectividad”, criticó la directora gerente del Servicio Público de Empleo, Luisa Pérez Ramos.

El deficiente sistema de orientación en centros educativos, opinan los expertos, está frustrando las vocaciones de los jóvenes. “Ahora parece que si eres un alumno brillante, tienes que estudiar Medicina. No hay una reflexión de dónde serías un profesional realmente brillante y feliz. Estamos pervirtiendo el sistema”, advirtió Cámara, también profesora del departamento de Biología de Organismo y Sistemas de la Universidad de Oviedo. Hay tanta obsesión por las calificaciones que hasta sorprende que el mejor  estudiante de España en la EBAU de este año, el alicantino Carlos Rodríguez, de 17 años, quiera ser dramaturgo y no médico. “Es muy triste que eso haya sido noticia”, añadió Luisa Pérez en el coloquio, moderado por la jefa de sección de LA NUEVA ESPAÑA Ana Rubiera.

Los especialistas creen que hay que transmitir a los alumnos que la Universidad no es el único camino que pueden tomar o, al menos, no el primero. Porque quizá la presión social para cursar estudios superiores esté detrás de ese 25% de estudiantes peor formados que antes, según el dato expuesto por el director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, Juan Carlos Campo Rodríguez. El catedrático de Tecnología Electrónica de la Universidad de Oviedo prefiere, no obstante, “ver el vaso medio lleno”, ya que hay otro 25% que sale de las aulas “mejor formado que antes”. Campo incidió ayer en la evolución experimentada por la institución académica a lo largo de los últimos veinte años: “El conocimiento tiene valor pero empieza a perder fuerza en comparación a otros elementos como el liderazgo, la innovación, la visión ética…”.

Las empresas ya no demandan tanto el título académico como las competencias humanas

Efectivamente, la directora gerente del Servicio Público de Empleo destacó que las empresas ya no reclaman el título sino “otras competencias”: las humanas. Y en eso, añadió, “tenemos mucho que trabajar desde todos los niveles”. El responsable de la Escuela de Ingeniería de Gijón reconoció que “no es fácil” incorporar esos nuevos perfiles en los planes de estudio de las carreras. El Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos de Minas del Principado ha propuesto, por ejemplo, al equipo directivo del campus mierense la incorporación de una asignatura optativa “que enseñe a los jóvenes lo que va a suponer el ejercicio de su profesión” el día de mañana.

Tanto el decano de esta organización, José Augusto Suárez García, como el del Colegio Oficial de Químicos de Asturias y León, Francisco Javier Santos Navia, trataron de desestigmatizar sus carreras. Ni el ingeniero de minas tiene como única salida el carbón ni todos los químicos llevan puesta la bata blanca. “Se van a necesitar muchos recursos mineros para las nuevas tecnologías”, subrayó José Augusto Suárez. Desde su colectivo han tramitado en el último trimestre “diecisiete incorporaciones laborales” porque “en el sector no hay paro”.

Ambos decanos coincidieron en la idea de que hoy “hay un exceso de individualismo” entre los recién graduados que les aleja de los colegios profesionales. “Tenemos muy pocos colegiados en la Universidad y en los centros educativos”, dijo Francisco Javier Santos, al frente de una asociación que aglutina a casi 900 profesionales de Asturias y León. Cifras más elevadas tiene el Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas, con 1.050 especialistas “de los 7.000 que hay en toda España”. Los ingenieros y los químicos ya no llegan al colegio, sino que son los colegios los que tienen que “salir a buscarlos”. Y no a buscarlos a cualquier sitio, sino a las redes sociales. Las asociaciones profesionales están haciendo grandes esfuerzos en transformación digital y ya empiezan a impartir cursos online. “¿Y eso para qué sirve? Esa es una de las preguntas que más se escuchan ahora en el colegio. Veníamos de una sociedad de pertenencia a… Y ahora estamos en una sociedad demasiado individualista”, reflexionó José Augusto Suárez. El director de la Escuela Politécnica de Gijón sostiene que colegiarse “es casi una obligación moral” y  que una organización de este índole “es mucho más que un proveedor de servicios; es pertenecer a un colectivo”.

Formar a empleados de la empresa, solución al desplome de estudiantes

Asun Cámara advierte de que al campus de Mieres cada vez llegan menos mujeres y que la labor de promoción es “agotadora”

La pérdida de natalidad conducirá inevitablemente a la Universidad de Oviedo a un descenso cada vez más preocupante de alumnos. Frente a ello, la institución académica tendrá que reinventarse, sostienen los directores de las escuelas politécnicas de Gijón y Mieres, Juan Carlos Campo y Asun Cámara, respectivamente. “Tenemos 25.000 estudiantes y el camino natural será llegar a los 10.000”, avisaron en el encuentro promovido por este periódico. Una solución, coinciden, sería ofrecer formación continua a los profesionales ya graduados que desarrollan su carrera fuera de los cimientos de la universidad. “Ahí podemos jugar un papel muy importante, que hoy se está desaprovechando”, valoró Campo. Lo mismo opinó Cámara, que llama “a ponerse las pilas”: “Tenemos expertos en casi todos los ámbitos. Si no nos subimos al tren, serán otros los que ocupen ese hueco”.

Asturias exporta el doble de talento del que importa, avisa la directora del Servicio de Empleo

Pero este nuevo camino que debe tomar la Universidad no estará ni mucho menos libre de obstáculos. El director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón y catedrático de Tecnología Electrónica dijo que el problema es que, tal y como está el marco legal en la actualidad, “un profesor no tiene incentivos e, incluso, le perjudicaría” impartir cursos de formación continua a profesionales del ámbito empresarial. “Durante años se pusieron todas las zanahorias en un único camino: el de la investigación. Y ese objetivo ya anda por sí solo. Mientras que otros caminos, como el de la docencia, se desatendieron”, explicó Juan Carlos Campo.

Nuestro futuro no sólo depende del carbón; en el sector no hay casi paro” José Augusto Suárez Decano del colegio oficial de ingenieros técnicos de minas

Su compañera en la Escuela Politécnica de Mieres, Asun Cámara, enlazó este reto con otro más: el de atraer mujeres hacia las carreras científico tecnológicas. La profesora e investigadora del área de Ingeniería Agroforestal confesó estar “agotada” de tanta labor de promoción. De hecho, ayer de tarde participó en un proyecto pionero en España, “Inspira STEAM”, en el que hizo de mentora para responsables de trece colegios asturianos. “Somos muy pocas mujeres ingenieras y a ellas siempre se recurre. En nuestra escuela tenemos hoy menos chicas que antes del plan Bolonia”, apuntó.

“Ahora a los colegiados hay que salir a buscarlos a las redes sociales” Francisco Javier Santos Decano del colegio oficial de químicos de Asturias y León

Cámara ahondó todavía más en esta idea: “En los tribunales se busca la paridad y en las áreas de ingeniería las mujeres no llegamos a representar ni el 10% del total. Eso se traduce en que las probabilidades de que te llamen son muy altas y eso nos quita tiempo, por ejemplo, para investigar”. La profesora cree que paradójicamente “se está echando a las espaldas de las mujeres toda la responsabilidad”. “No podemos seguir así, porque si no, chiflamos. Vamos a peor”, alertó.

“No debería ser noticia que el mejor estudiante elija las Artes” Luisa Pérez Directora del servicio público de empleo del principado

Juan Carlos Campo puso como contexto que la carencia femenina en el ámbito profesional, y en particular en las ingenierías, no es un problema único de España, sino “general”. Es más, apostilló, “estamos por encima de Alemania, Francia o Reino Unido”. Dentro de lo malo, el catedrático de Tecnología Electrónica comentó que el déficit de mujeres en carreras técnicas se considera “de forma unánime” una prioridad porque “el desarrollo de nuestra sociedad dependerá” del crecimiento de las titulaciones STEAM(Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas).

“El conocimiento, que antes era lo más importante, pierde valor” Juan Carlos Campo Director de la escuela politécnica de Gijón

“Sabemos que es bueno mostrar a ingenieras como referentes y llevar a las niñas a las empresas para que vean cómo funcionan, pero esas acciones tampoco tendrán efectos espectaculares a corto plazo”, analizó. Por tanto, queda mucho trabajo por delante.

“Los jóvenes no reflexionan sobre qué profesión les haría felices” Asun Cámara Directora de la escuela politécnica de Mieres

En el debate también salió a la luz la fuga de cerebros. “Estamos orgullosos de que nuestros estudiantes se vayan a otros países. El problema es que nuestra comunidad no tiene capacidad para atraer talento, lo cual dice mucho de nuestra región”, afirmó Campo. La directora del Servicio Público de Empleo puntualizó que en Asturias el talento exportado “duplica” al importado. “Muchos no encuentran para volver un sitio que cumpla sus expectativas”, concluyó Luisa Pérez.

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