Learnability: 3 perfiles según tu manera de aprender
Learnability: 3 perfiles según tu manera de aprender
Dicen que cambiaremos entre 10 y 14 veces de profesión a lo largo de nuestra trayectoria profesional. Que en solo 5 años se requerirán perfiles que hoy en día ni siquiera existen. Se acabó el camino trazado de estudiar – universidad – máster – trabajo para toda la vida. Saltar de sector ya no será tan raro. Adiós a la linealidad. Damos la bienvenida a un futuro para el que nadie nos preparó. Un futuro que han definido como volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA, por sus siglas en inglés).
En este mañana en el que lo único constante será el cambio, tampoco las empresas se salvan. En 10 años, el 40% de las empresas del Fortune 500 no existirán.
Como comenta Santi García, de Future for Work Institute, “hoy en día son muy pocas las compañías que están a salvo de sufrir algún tipo de disrupción a consecuencia de una innovación tecnológica o de la aparición de algún modelo de negocio alternativo. Y si sus personas no han entrado en esta dinámica de aprendizaje y desaprendizaje continuo, difícilmente serán capaces de adaptarse a los cambios inesperados que puedan surgir en su entorno”.
Esto es aplicable también a emprendedores: el 80% de las empresas que se crean actualmente, no llegan al cuarto año de vida. La falta de foco, falta de validación o inversión excesiva, falta de previsión de los movimientos del mercado o falta de adaptación a las necesidades del consumidor están entre las causas.
Pocos emprendedores podrán prever qué necesidades habrá en cinco años, pero sí pueden prepararse para saber reaccionar rápido.
Pocos emprendedores podrán prever qué necesidades habrá en cinco años, pero sí pueden prepararse para saberreaccionar rápido. Para poder aprender aquello que necesitaremos saber en un futuro, pero que ahora ni tan solo conocemos qué es, se hace básico aprender a aprender.
Sociedad del conocimiento: learnability en estado puro
Estamos en la sociedad del conocimiento, como la llamó Peter Drucker, el gurú del management. Una sociedad que se caracteriza por “su utilización de la información para transformarla y tomar medidas efectivas”. Ya no vale con tener acceso a la información, sino que tenemos que saber qué hacer con ella. Manejar mal la información nos lleva a la infoxicación, como dice Alfons Cornella; estamos intoxicados por tanta información. Por eso, de lo que se trata es de aprender a seleccionar e incorporar la información válida para dar respuesta a las necesidades que nos rodean a la misma velocidad, como mínimo, a la que cambia el entorno. Y el entorno, como ya sabemos, cambia rápido. Muy rápido.
Esta capacidad de aprendizaje es lo que en inglés se llama learnability y que en español aún no tiene un término que lo defina con la misma precisión, pero que vendría a ser algo así como “capacidad de aprendizaje”. Una habilidad que además necesitaremos que sea “longlife”. Y, añadiría, “wide-life”. Aprenderemos a lo largo y ancho de toda la vida: aprendizaje para toda la vida, pero también aprendizaje de todo lo que nos rodea en la vida.
“Aprendedores” con diferentes nombres
Vivir en la sociedad del conocimiento implica ser “aprendedor”: activar y potenciar la capacidad de aprendizaje continuo. Desde hace unos años, ya están surgiendo diferentes aproximaciones a esta nueva realidad, cada una con nombre propio, en función del ángulo desde el que se llega a la capacidad de aprendizaje continuo.
Versatile Learning Animals
En Google, por ejemplo, lo llaman Versatile Learning Animals y ponen el foco en lo que el candidato es capaz de aprender, más que en lo que ya sabe.
El examen más importante en el mundo anglosajón, el SAT, cuyas pruebas han sido -y todavía son, en muchos casos- la medida de aceptación o exclusión en muchas empresas de prestigio, ha dejado de ser importante en Google. Saben que la mayoría de aprendizajes obtenidos hasta el momento se quedarán obsoletos en breve (si no lo están ya).
Google trabaja ya en el futuro, de modo que necesita perfiles capaces de anticiparse. Perfiles que sepan elegir la información válida para poder entender hacia dónde vamos. Que puedan encontrar las fuentes más fiables de aprendizaje. Y, sobre todo, con gran capacidad de desaprendizaje, para explorar nuevas vías para llegar a soluciones inesperadas.
Aprenderemos a lo largo y ancho de toda la vida: aprendizaje para toda la vida, pero también aprendizaje de todo lo que nos rodea.
Knowmads
Existe también el término Knowmad, que combina el concepto “conocer” (“know”, en inglés) con “nómada”. Podría traducirse como “nómada del conocimiento”. Aunque en español pierde ese matiz que tiene en inglés de “loco por conocer”.
Según Moravec, que fue quien definió el término en 2008, “un knowmad es un nómada del conocimiento y un trabajador innovador: creativo, imaginativo y una persona innovadora que puede trabajar con cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar”.
Knowmad es el profesional del siglo 21. Curioso, digital, aprendedor constante. No tiene un puesto concreto de trabajo, sino que aporta su conocimiento a diferentes proyectos y equipos, trabajando desde lugares distintos. Su oficina es un ordenador y un móvil. Puede que trabaje en un proyecto propio. O por cuenta ajena y con proyecto propio. Probablemente pasará por todas las opciones a lo largo de su vida profesional, sin un orden preestablecido. No hay un formato estándar.
Esta multidisciplinariedad le obliga a estar en un modo de aprendizaje continuo. Y necesita aprender de forma rápida. Los libros, los blogs, las charlas online y offline y la gente que le rodea, son sus fuentes.
Profesionales Pi
A la capacidad continua de aprendizaje y al perfil líquido (como lo definió Bauman) del knowmad, añadimos el concepto de profesional Pi. Si hasta ahora habíamos hablado del formato T para definir las habilidades (línea horizontal de la T) y conocimientos (línea vertical) que había que adquirir para este futuro-presente, ahora se empieza a valorar el profesional en Pi.
Este perfil añade otra línea vertical de conocimientos: es un profesional con dos líneas fuertes y complementarias de expertise, entendiendo que los perfiles ya no son de letras o ciencias. La nueva realidad pide un equilibrio entre conocimientos técnicos, experiencia en negocio y creatividad. Sumado, claro está, a las habilidades inter e intrapersonales, que son más importantes que nunca.
Esta segunda base, que hasta ahora no se había contemplado, puede surgir de hobbies que se tienen, que se perfeccionan para que alimente al expertise principal. Esto permite, por ejemplo, juntar aquello que conoces bien, con lo que te gusta especialmente. Trabajo y pasión unidos.
Los profesionales Pi son conscientes de lo que saben y de lo que necesitan aprender. Cursos específicos, online y offline, algunos de duración más extensa u otros en formato intensivo son sus vías de aprendizaje para afianzar el segundo pilar de conocimientos.
Tres perfiles, cada uno con sus matices, pero todos con el mismo elemento común: curiosidad, adaptabilidad y capacidad de aprendizaje continuo. Learnabilty en estado puro.
Como dijo Eric Hoffer, ya a mediados del siglo XX, “en tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”.
En pleno siglo XXI, siguen siendo ciertas cada una de sus palabras.