Biometano. La energía del futuro
Biometano. La energía del futuro
Un coche que se alimenta de heces. Tal cual. Se llama All-Gas, y el pasado diciembre recorrió varios kilómetros por Andalucía para demostrar que funciona como cualquier otro vehículo. Pero contaminando mucho menos. El proyecto de Aqualia en colaboración con investigadores de Reino Unido, Alemania, Holanda y Austria, consiste en modicar un coche de Volkswagen para que, en vez de gasolina, su motor se nutra de las aguas fecales de Chiclana. El «milagro» tiene un nombre: biometano
Se trata de un gas producido por la digestión anaeróbica de la materia orgánica, como por ejemplo el material animal y vegetal muerto, el estiércol, las aguas residuales, o los desechos orgánicos. Químicamente, es idéntico al gas natural que se almacena en el fondo terrestre, sin embargo, hay varias diferencias importantes entre el biometano y el metano derivado de combustibles fósiles, por mucho que ambos se produzcan a partir de materia orgánica.
Para empezar, el gas natural se clasica como combustible fósil, mientras que el biometano se dene como una fuente de energía verde. Esto se debe a que el metano derivado de combustibles fósiles se produce durante miles de años a partir restos de materia orgánica. El biometano, por otro lado, se produce a partir de materia orgánica fresca que lo convierte en una fuente de energía renovable que se puede producir en todo el mundo. Es decir, no depende del número de pozos de petróleo y, por tanto, es una fuente sostenible y disponible en cualquier país.
El metano es un gas altamente dañino, aproximadamente 20 veces más potente que el gas de efecto invernadero si se libera a la atmósfera. Además, su uso para la generación de energía produce calor y emite dióxido de carbono y algunos otros gases nocivos para los seres vivos. La materia orgánica a partir de la cual se produce el biometano, por otro lado, libera el gas a la atmósfera si se deja simplemente que se descomponga de forma natural, como el dióxido de nitrógeno. Sin embargo, la producción de biometano elimina la exposición de la materia orgánica en descomposición al aire, y, por ende, los gases nocivos no llegan a la atmósfera.
Puesto que este combustible reduce la necesidad de recurrir al carbón, reduce también de forma indirecta las emisiones de gases de efecto invernadero. También es sustitutivo de la leña, lo que ayuda a preservar los bosques y a disminuir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, ya que los árboles lo absorben y lo convierten en oxígeno puro. El uso de materia orgánica para la producción de biometano, además, mejora las condiciones higiénicas y la calidad de vida en las áreas rurales, y reduce el riesgo de contaminación del agua.
Como el biometano es químicamente idéntico al gas natural, puede usarse para las mismas aplicaciones: generar electricidad, calentar el agua, calentar espacios, cocinar, y para el tráfico rodado. El coche de All-Gas ya ha demostrado que es posible. Ahora solo falta que los grandes fabricantes asuman está fórmula como un paso hacia la descarbonización.