Tarrinas de yogurt

Tarrinas de yogurt

Nuestro producto del mes es el envase de un clásico de nuestra alimentación, sobre todo a la hora de los postres aunque también se suele tomar como desayuno, tentempié o merienda.
22 Febrero 2019

Estamos hablando de las tarrinas de yogurt y otros postres similares, los envases del famoso producto lácteo que se obtiene mediante la fermentación bacteriana de la leche y que abundan en cualquier establecimiento de productos alimenticios que se precie. Las tarrinas de yogurt (de plástico) -también se puede escribir yogur, yogourt o yoghourt- están fabricadas en su inmensa mayoría de poliestireno (PS), un polímero plástico de gran resistencia mecánica. Se fabrican por medio del termoformado. Esta técnica consiste en que el material plástico en forma de lámina se somete a calentamiento cerca del molde, cuya forma es la del yogurt. Mediante vacío, la lámina adopta la forma del molde que, tras el enfriamiento, permite obtener la pieza final.

Una vez consumido el yogurt, la tarrina puede ser reciclada al 100% si la separamos correctamente, vacía y a poder ser limpia, junto al resto de envases de plástico, latas y briks y la depositamos en el contenedor amarillo. Del contenedor, la tarrina y el resto de envases serán llevados a una planta de selección de materiales donde los envases plásticos serán separados de las latas y los briks, que requieren sendos procesos de reciclaje diferentes. Existen más de 90 plantas de selección de materiales repartidas por toda España. El proceso más habitual es el siguiente:

 1- Una cinta transportadora eleva las bolsas de basura procedentes del contenedor amarillo hasta la zona de clasificación.

2- En un rompedor se abren las bolsas, liberando su contenido en la cinta de clasificación.

3- Un equipo denominado “trómel” realiza una separación por tamaños de los diferentes residuos de envases  La selección de los envases metálicos se realiza mediante dos equipos: uno denominado “electroimán” para los envases de acero y otro denominado “foucault” para los envases de aluminio y, en ocasiones en este último caso, también los envases tipo brik. 

4- El  resto de materiales, las diferentes fracciones plásticas, se pueden seleccionar manualmente por operarios de triaje o automáticamente mediante  separadores ópticos.

Al final de todo el proceso de selección, se consigue separar los plásticos de los metales y los briks.

 Separación de los envases de plástico:

Si nos centramos en las tarrinas de yogurt y los demás envases de plástico, veremos que el tratamiento posterior es diferente en función de la composición de cada uno de ellos. Digamos que los plásticos se separan por familias. Como mínimo en cuatro, que se apilan formando lo que en el sector de reciclaje se denominan balas de plástico:

– PET: botella de agua y refrescos

– PEAD: envases de detergentes y alimentación.

– FILM : bolsas y filmes

– PLASTICO MEZCLA: aquí es donde entran nuestras tarrinas de yogurt de poliestireno junto a bandejas, envases de alimentación, etc.

Reciclado de los envases de plástico:

Las balas de plástico procedentes de la planta de selección de materiales llegan a la planta de reciclado donde, de forma simplificada, siguen el proceso siguiente:

 1- Se trituran

2- Se someten a varias etapas de lavados

3- Tras el secado, se homogeneízan para formar un aglomerado plástico y se funden y extrusionan

4- Durante el granceado se obtienen unas pequeñas bolitas (granza) que se almacenan en sacos para su uso como materia prima disponible para nuevas aplicaciones

 ¿Qué nuevas aplicaciones?

Con los envases de plástico reciclados se fabrican nuevos productos. Por ejemplo:

– Productos de perfilería como vallas o losetas para el suelo, hechas al 100% con plástico reciclado.

– Mobiliario urbano: bancos para parques, papeleras, cubos, etc. Todos ellos, al igual que los anteriores, productos idóneos para el exterior por su resistencia y escasa necesidad de mantenimiento.

– Bolardos: tanto el exterior (funda), como el relleno interior.

– Otros ejemplos son productos textiles, bolsas de basura o tubos para la construcción.

Así que ya sabéis, reciclar nuestras tarrinas de yogurt también contribuye a ahorrar la materia prima de la que se componen -petróleo en última instancia-, ahorrar energía y emisiones de CO2 y producir nuevos productos. Un simple gesto como separarlos y llevarlos al contenedor amarillo pueden hacer mucho por nosotros y por el Medio Ambiente.

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