Trabajar bajo presión: ¿hasta qué punto es saludable?
Trabajar bajo presión: ¿hasta qué punto es saludable?
La capacidad de desarrollar determinadas tareas profesionales bajo condiciones adversas tanto de tiempo como de sobrecarga, manteniendo un ritmo de eficiencia y eficacia, es lo que se conoce como trabajar bajo presión. Hoy te explicamos hasta qué punto es saludable una de las competencias más demandadas hoy en día por las empresas, y te damos las claves para que adquieras esta habilidad.
Beneficios de una buena gestión del trabajo bajo presión
¿Por qué los responsables de los departamentos de Recursos Humanos buscan personas que sepan trabajar bajo presión? Porque se trata de una capacidad que bien gestionada puede tener los siguientes beneficios:
1. Optimiza la actividad del trabajador
Para que un trabajador aguante el ritmo en un mercado laboral cada vez más competitivo en el que el tiempo y la carga de tareas son determinantes, es necesario que posea habilidades como la capacidad de planificación, organización y priorización. Todo ello lleva a optimizar la actividad diaria, centrándose en lo realmente importante.
2. Aumenta la productividad
Este beneficio es consecuencia directa del anterior, ya que un trabajo bien optimizado redunda en un aumento de la productividad, y por tanto también de la satisfacción personal y empresarial.
3. Incrementa la capacidad de trabajo y la agilidad mental
Manejar correctamente la capacidad de trabajar bajo presión supone también desarrollar otras como la concentración, la capacidad de trabajo y la agilidad mental y creativa en situaciones que nos resultan desfavorables.
¿Hasta qué punto es saludable trabajar bajo presión?
Sin embargo, si trabajar bajo presión supone para ti un aumento del cansancio, del estrés con la aparición de síntomas como el síndrome de ‘burnout’, o una disminución del rendimiento, entonces se trata de una práctica muy poco saludable.
¿Cuáles son las claves para aprender a trabajar bajo presión?
- Organizar el tiempo: es fundamental que dentro de la jornada que tienes asignada a la realización de tus tareas diferencies entre lo que es importante y urgente y lo que no, estableciendo así prioridades.
- Planificar el trabajo: dentro de la planificación es conveniente que realices una lista de tareas de mayor a menor importancia en la que incluyas recordatorios para liberar a tu mente de tanta carga.
- Visualiza posibles soluciones: ante posibles problemas, es necesario que visualices soluciones que te ayudarán a una posterior toma de decisión más rápida.
- Piensa en positivo: si frente a determinadas situaciones de presión mantienes tu mente en positivo, crecerá tu confianza y aumentará el éxito.
Pero además de estas claves que podrás aplicar en el plano laboral, también existe una serie de consejos sobre hábitos saludables en tu vida personal que no solo te ayudarán a trabajar bajo presión, sino que evitarán determinados riesgos psicosociales en el trabajo. Se trata por ejemplo de:
- Dormir un mínimo de 7 horas diarias.
- Realizar deporte.
- Considerar la salud como un aspecto primordial.
- Saber disfrutar del tiempo libre, desconectando tu mente del trabajo.
Y es que trabajar bajo presión no puede ser nunca sinónimo de estrés laboral, porque entonces más que un beneficio puede convertirse en un problema sobre el que sería necesario actuar.