La felicidad está ligada a la capacidad cerebral

La felicidad está ligada a la capacidad cerebral

Harald Harung, doctor en Filosofía, en Ciencia Cognitiva e investigador Profesor de Ética y Máximo Rendimiento en la Universidad de Oslo. Mi política es que la gente sea feliz, si lo somos conquistaremos la paz.
6 Septiembre 2017

El investigador Frederick Travis y yo llevamos 40 años estudiando el rendimiento de los números uno en tres campos: ejecutivos de alto nivel, deportistas y músicos.

¿Y?

Tienen una motivación intrínseca que los lleva a buscar el significado, el propósito de las cosas, la expresión de sí mismos y la paz interior. Para ellos las motivaciones externas son secundarias, no buscan el dinero, ni el poder, ni la fama.

Sigo sin entender la relación entre la felicidad y tocar bien el violín.

Estudiamos varios parámetros: uno es social, relacionado con el trabajo que escogemos y las relaciones; los otros son intrínsecos y los medimos mediante la neurotecnología y registrando la química cerebral y las ondas alfa.

¿Cuáles son esos parámetros?

El razonamiento moral, la capacidad creativa, la inteligencia y el número de experiencias cumbre.

¿Experiencias cumbre?

Los momentos más felices y plenos de la vida que, a menudo, se perciben en momentos de óptimo rendimiento o desempeño.

¿Qué le indican las ondas alfa?

Aparecen cuando estamos muy relajados pero despiertos, lo que equivale a mucha creatividad con un alto rendimiento.

¿Qué han visto?

Ante los tests de reacción, las personas de alto rendimiento esperaban a responder en el último instante, de manera que movilizaban las neuronas sólo hasta el punto necesario. Sin embargo, el grupo de control movilizaba las neuronas mucho antes y desperdiciaba mucha energía mental.

Entiendo.

Descubrimos que las personas que presentan un alto rendimiento tienen el doble de coherencia que el grupo de control, es decir, la frecuencia de ondas alfa, de conexión entre los diversos puntos del cerebro y la respuesta al estímulo, es muy superior a la del resto.

¿Qué estudios se suman a los suyos?

Desde que nosotros publicamos nuestros resultados en el 2011 y el 2012, en los que medimos 36 puntos cerebrales, la Universidad de Oxford ha llevado a cabo un gran estudio en el que han medido más de 200 y descubrieron que las personas con poca conectividad sufrían de ira, transgredían las normas y dormían mal.

¿Y cuáles fueron las consecuencias de la alta conectividad?

Un vocabulario muy rico, buena memoria y lo que es más importante: esas personas estaban más satisfechas con su vida.

Hablemos del siguiente punto de su investigación: el razonamiento moral.

Si tu moral es elevada, no piensas sólo en ti mismo. Las personas de alto rendimiento cerebral obtuvieron una puntuación mucho más elevada en razonamiento moral.

¿Qué le sorprendió?

Los altos directivos noruegos tienen una ética más elevada que la media.

¿Y eso?

En Noruega los salarios entre estos y el resto de los trabajadores son más igualitarios, así que su motivación no es crematística, es intrínseca. Cuando pagamos a los directivos cantidades impresionantes de euros quizá conseguimos a las personas equivocadas.

¿El dinero lo enturbia todo?

Nos hace confundir valor y precio. Pero hoy sabemos con certeza que las grandes personalidades tienen el doble o más de experiencias cumbre que el resto de los mortales, especialmente los músicos.

Póngame un ejemplo.

“Es como si mi interior se expandiera –explica un músico de la Filarmónica de Oslo– para incluir a toda la orquesta, al público y a toda la sala, como si todos fuéramos música. Y todo fluye sin dificultad”.

Qué envidia.

Está al alcance de todos. Hay tres factores determinantes: el desarrollo mente-cerebro, el talento, y la práctica, pero esta sólo representa un 20%.

¿Y la educación?

Según un metaestudio con millones de per­sonas, la educación apenas afecta, y la edad es irrelevante.

Con el talento se nace.

Hay un talento que tiene todo el mundo: la capacidad de desarrollar la mente-cerebro.

¿Cómo?

Durmiendo lo suficiente, practicando ejercicio físico moderado, escuchando y tocando música y mediante la trascendencia, que es con mucho lo más importante.

¿La trascendencia?

Sí, las experiencias cumbre. Los altos estados de conciencia son naturalmente accesibles a la fisiología cerebral humana. Lo investigo desde hace 43 años y sabemos que su práctica aumenta la felicidad. Si queremos, podemos alcanzar una edad de oro de la humanidad.

¿Cómo podemos activarlos?

Mediante la meditación trascendental, una técnica sencilla. Hay una relación directa entre el desempeño óptimo y los altos estados de conciencia con calma interior y felicidad en medio de una actividad dinámica, máxima alerta, ausencia de esfuerzo y facilidad de acción.

Heredero de Abraham Maslow, que estudió a cien personalidades mundialmente reconocidas por su alto nivel de éxito, Harung, con su colega norteamericano Frederick Travis, lleva cuatro décadas investigando mediante imágenes cerebrales la excelencia y ha demostrado que, durante su actividad, los número uno experimentan estados superiores de conciencia y presentan un patrón único de ondas cerebrales que los lleva a la calma, a una ética más afinada, a realizar sus quehaceres con precisión y sin esfuerzo, y a un estado de felicidad. Por suerte, asegura que ese ser sobrehumano se puede entrenar gracias a la meditación trascendental. Presentarán sus conclusiones en la Academia de Ciencias de Nueva York.

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