Tu jefe te odia: estos son los signos brutales que lo demuestran
Tu jefe te odia: estos son los signos brutales que lo demuestran
Nuevos y viejos emprendedores, asalariados y trabajadores por cuenta ajena, freelance o autónomos, muy poco afortunados viven sin la figura del jefe. Ese ente superior para el que trabajamos y con el que nos compensa llevarnos lo mejor posible so pena de arruinar nuestra carrera profesional. Pero no sólo eso, también pueden destrozar nuestra moral personal. Y saben bien cómo hacerlo.
“No tienes que ser el mejor amigo de tu superior”, explica Lynn Taylor, experta en relaciones laborales, en Business Insider, “pero serás más creativo y conseguirás más éxitos si te sientes a gusto, apoyado y respetado por tus superiores”. Claro que sí, pero no siempre es tan fácil.
Pasas más horas en el trabajo que en tu vida personal, y una mala relación con tu jefe hace que las largas jornadas laborales se conviertan en el infierno en la Tierra, pero para él. Si se comporta de alguna de las siguientes formas deberías empezar a asumir que te odia y tu simple presencia le arruina los buenos ratos. Y también los malos.
Es evidente que tiene algún problema con tu persona si notas que se calla cuando pasas al lado. Un mecanismo de defensa clásico entre las personas que te tienen poca estima y que usan para evitar que puedas participar en la conversación que está manteniendo con otras personas. O para anular cualquier posibilidad de que le hables y tenga que responderte.
Nunca sonríe cuando estás cerca ni se ríe delante de ti. Y si apareces en pleno festival del humor corta la carcajada de pronto. “No estamos hablando de un mal día o de que su estado de ánimo varíe ocasionalmente”, relata Michael Kerr, ponente internacional experto en negociosy autor de The Humor Advantage (Humor at Work): “Si tu jefe hace un esfuerzo consciente para no sonreír cuando estás en la misma habitación, algo no está bien”.
Asúmelo, ese señor o señora no puede ni verte. Es incapaz de mantener el contacto visual porque, como explica Taylor, “tiene miedo de que detectes su hostilidad, así que el camino más sencillo para es mirar hacia otro lado o evitar estar cerca de ti siempre que sea posible”.
En general, evita hablar contigo, pero si no tiene más remedio de enfrentarse a la situación, entonces optará por cortarte cuando hables, especialmente si hay otros compañeros delante. Quiere que quede claro que tu opinión es absurda. ¿Por qué perder el tiempo escuchándola?
Como explica Taylor, uno de los signos claros de que tu superior no cree que seas la persona adecuada para tu puesto es que nunca te incluya en los procesos de toma de decisiones. Bueno, ni en esos ni en los brainstormings de turno, en las presentaciones o en las reuniones con posibles clientes. Si apenas te deja que le lleves un café so pena de que vuelvas a escoger el descafeinado (es que encima ¡nunca aciertas!) ¿De verdad piensas que se fía de tu profesionalidad?
A ver si te resulta familiar: te encarga las tareas que él no quiere hacer (y luego se las atribuye), siempre tiene algo que corregirte, en su opinión nunca entregas nada a tiempo, alega que no has entendido lo que te ha pedido (no, no sirve de nada que imprimas la explicación que te dio por escrito), infravalora tus ideas y, si le gustan, se las apropia. Atención porque este puede ser el único momento en el que pueda verbalizar delante de todos que eres parte del equipo: 'Hemos tenido una muy buena idea'. Claro que no todos hablarán en plural, ojito.
Nunca te hace valoraciones positivas sobre tu trabajo. Ni positivas ni negativas, porque directamente obvia hablar contigo sobre tus progresos o fallos. Por si no has captado la idea, Kerr nos la resume: “La ausencia de cualquier comentario muestra total indiferencia hacia tu desempeño y el crecimiento de tu futuro como empleado”.
Date por satisfecho si no dice nada, porque si te odia y abre la boca para decir algo sobre tu trabajo, siempre optará por degradarlo y se esforzará por hacerlo en público. “Criticará abiertamente tus esfuerzos o ideas en una reunión”, continúa el experto. Una enorme falta de respeto que sólo busca avergonzarte. Ahí, generando buen ambiente.
'No tenemos muchas cosas en común', puedes pensar. No, lo que ocurre es que tu vida no le interesa en absoluto y te lo demuestra obviando cualquier pregunta personal sobre tu familia, amigos o pareja y evitando por todos los medios que obtengas cualquier datos sobre la suya. Siempre intentará mantener conversaciones únicamente profesionales y en tono formal. Y cuanto menos tenga que escucharte, mejor.
¿Qué te casas? No cuentes con sus felicitaciones ni pienses que subirá a la cafetería a comer los bollitos que has llevado para celebrarlo con todos los compañeros (en serio, deja de degradarte en público). ¿Qué desgraciadamente tienes que acudir a un funeral? Mejor que no sea el de alguien cercano porque tu drama le importará menos que las formas inauditas que está observando en el gotelé de las paredes. Y si has estado de baja laboral por enfermedad puede que notes algo más que alegría en su rostro. No te hagas ilusiones: está contento porque te ha perdido de vista unos días. “¡Realmente no le importa lo que pienses!”, exclama Kerr a modo de aviso para navegantes.
Si diempre tiene la puerta cerrada (cuando no la cierra al instante si descubre que desde su sitio puede verte) y su forma de comunicarse contigo es a través de email. Si 'buenos días' o 'hasta mañana' no entran en su vocabulario común, quizás te esté dando a entender que ni te los desea ni quiere que pasen las horas para volver a verte.
Está de moda aquello del lenguaje no verbal. Los expertos en este campo aseguran que las miradas, los gestos y los tics nerviosos dicen mucho más de la gente que nos rodea que sus propias palabras. Así que toma nota, porque si tu jefe desvía la vista cuando estás cerca, siempre que te habla está con los brazos cruzados sobre el pecho o no levanta la mirada de la pantalla cuando te diriges a él, puede que sus actos estén diciendo bastante sobre lo que realmente piensa sobre ti.
No todo tiene que ser lo que haga delante de ti, también puede reflejarse en el hecho de que te evita como la peste. “Si notas que tu jefe sólo sube por las escaleras cuando tú estás esperando al ascensor o gestiona su horario para que rara vez coincida con el tuyo, son buenas señales de que te está esquivando”, señala Kerr.
Fuente: El Confidencial