“Todo centenario se amoldó a los cambios sin lamentarse”

“Todo centenario se amoldó a los cambios sin lamentarse”

Junko Takahashi, estudiosa de los japoneses centenarios
31 Julio 2017

Larga vida

Nos quejamos de la vida, pero no queremos dejarla. Por eso nos fascinan los centenarios: siguen aquí. ¿Cómo lo han hecho? Se lo ha preguntado a ellos la colega Junko Takahashi en El método japonés para vivir 100 años (Planeta), libro que recoge respuestas de una veintena de los actuales 65.692 japonses centenarios (récord mundial). Más allá de comer más pescado, me anoto algunos preceptos: masticaré bien, me quedaré con un poco de hambre, beberé un poco de vino, seré agradecido, seré amable, seré curioso, haré lo que me gusta, escucharé mis deseos, compartiré mis saberes, me adaptaré a lo que veo y cuidaré mi aspecto.Y no me rindo, antepasados: ¿lo véis, no?

¿Por qué le interesan los japoneses centenarios?

Porque me hago mayor... y soy japonesa.

¿Mayor, con 48 añitos?

A mis amigas y a mí nos está costando aceptar que envejecemos...

Son ustedes jóvenes...

Pero a los 20 años era todo tan... ¡excitante! Nos reíamos con todo, todo era nuevo. Ahora hay menos sorpresa, estamos más serias...

Salgan de fiesta.

¿Y... y cómo estaremos dentro de diez, de veinte, de treinta años...?

¿No está obsesionándose?

He necesitado conocer el secreto de la longevidad, y he visitado a varios centenarios.

¿Y qué tal?

De todos he aprendido algo que llevarme, algo para ser como ellos: longevos y vitales.

¿Quién le ha impactado más?

Shino Mori, señora de 111 años que a los 102 años debutó en una tele local que buscaba a alguien que hablase el dialecto de la zona.

¿Y qué se lleva de ella?

Su actitud: enviudó joven, crió a cinco hijos y se amolda a los cambios sin lamentarse. Todos han sabido amoldarse al cambio.

Pero la genética es determinante...

Si tienen alguna dolencia, ¡le quitan importancia! Así que, genética aparte, yo me fijo en eso, en lo que puedo imitar.

Fijémonos, pues: ¿cómo comen?

Tres veces al día, masticando muy bien y sin llenarse del todo el estómago. Eso vemos en Kyotango, aldea japonesa con la mayor concentración de centenarios del mundo.

¿En qué consiste masticar bien?

Unas treinta masticaciones por bocado. No engordan, y eso sí es determinante.

Harán ejercicio...

Practican calistenia: ejercicios suaves. Pero hay incluso centenarios plusmarquistas: ¡Mieko Nagoza nadó los 1.500 metros a los 100 años! La mayoría pesca, cultiva...

Hacen cosas.

Sí, unos leen, otros juegan a algo... Tsuneko Sasamoto (101 años) coordina su ropa y sus complementos, es su ejercicio mental: ella es fotógrafa, viaja por el mundo, y ha sido elegida la mujer con más estilo de Japón.

¿Quién es el más célebre de todos?

El doctor Shigekai Hinohara (104 años): tiene su agenda repleta ¡para los próximos diez años! Imparte conferencias, colabora en medios, visita escuelas...

Habrá tenido una vida reposada...

Muchos han padecido guerras, hambre, terremotos, maltratos y calamidades. No es determinante. Teu Hidaka (111 años), tras un destructivo terremoto en la Yokohama de su juventud, salvó muchas vidas.

Habrán tenido amor...

Hasta hace poco, los matrimonios eran arreglos familiares. Pese a eso, algunas parejas han llevado una vida entera de respeto mutuo. Otros, como Sasamoto...

¿La fotógrafa elegante?

Sí, ella ha decidido estar siempre enamorada, sea o no correspondida. Sabe que pasan trenes hasta el último suspiro de vida, y así lo vive: a sus 101 años, su último amor ha sido un joven artista de Montpellier.

Habrán tenido buenas familias...

Lo que documenta un estudio del gerontólogo Nobuyoshi Hirosi es que todos los centenarios expresan mucha gratitud por el calor recibido de sus familias, sea el que sea.

¿Son religiosos los centenarios?

Los japoneses, incluso los ateos, sienten que las almas de sus antepasados están muy cerquita y que les protegen. Y les honran.

Interesante.

Es un rasgo que les queda de su vieja religión sintoísta, que me expresaba Hidekichi Miyazaki (106 años), que en su altar doméstico reza cada mañana a sus antepasados: “Les pido salud y protección para mi familia, y les prometo ser un orgullo para ellos”.

Tomo nota.

Otro centenario, Noboru Kurata (102 años), se enorgullece de limpiar cada mañana un templo consagrado a tres diosas: “Ellas no dejan que me muera para que yo siga cuidándolas”, me explicó.

Creer en algo suma.

Todos coinciden en algunos rasgos de su personalidad, a saber: franca, resuelta, social, curiosa e indomable. Y adaptativa ante los cambios. Y con los valores samurái.

¿Qué son los valores samurái?

Amabilidad, cortesía, caballerosidad.

¿Ve diferencias entre ellos y ellas?

Ellos son ordenados y metódicos, ellas son vivaces y extrovertidas como quizá no lo fueron de jóvenes. Y todos cuidan de su apariencia, su aspecto, son elegantes.

Tiene mérito, con el final tan cerca...

La mayoría se despreocupa de su muerte, no se angustia, se siente parte de la cadena de la vida: “Morir es también vivir, mi vida es cosa del destino”, me dice Niro Nishokawa (102 años), con una sonrisa.

Eso sí es estar bien dispuesto...

Tomoro Aikawa (102 años) sólo piensa en ver junto a sus bisnietos los próximos Juegos Olímpicos, y Nasako Murase (104 años) me hablaba así en su cocina: “Es más importante para mí decidir cómo voy a cocinar hoy estos rábanos que reflexionar sobre la muerte”. Y se reía como una chavalita.

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