Las profesiones y habilidades del futuro
Las profesiones y habilidades del futuro
De acuerdo con un estudio realizado por el Foro Mundial de Economía, cerca de 5 millones de trabajos se perderán antes de 2020, como resultado del avance en los campos de inteligencia artificial, robótica, nanotecnología y otros factores socioeconómicos que transformarán el horizonte laboral por venir. En este estudio también se señala que, pese a lo antes expuesto, también se irán creando aproximadamente 2,1 millones de puestos de trabajo, los cuales requerirán de un conjunto específicos de habilidades, las cuales hoy deberían ser tenidas en cuenta en los diferentes programas universitarios que se están ofertando a nivel de la educación superior en cada país.
Al encontrarnos en plena fase de transformación del escenario laboral, como resultado de la nueva generación de recursos y espacios digitales que exigen nuevos tipos de liderazgos y competencias, resulta cada vez más prioritario que gobiernos, sectores productivos y academia se sienten para garantizar el marco social de acuerdo que asegure la nueva base de producción y desarrollo económico que cada uno de los países deben afrontar. Ello, bajo lo que se conoce como ¨la cuarta revolución industrial¨, donde la velocidad, el alcance de los sistemas tecnológicos marcarán la pauta de la relación asumida por empresas y profesionales. Algo que traería consigo la identificación de aquellos sectores que ameritan priorizar los procesos de reciclado profesional y recalificación de los futuros profesionales que se requerirán en ellos.
Como bien expone David Deming, profesor de educación de la Universidad de Hardvard, muchas de las habilidades adquiridas en nuestras primeras etapas de formación (e.g. empatía y cooperación) resultarán claves en un futuro no muy lejano, conjuntamente con capacidades matemáticas e informáticas. La combinación de estas habilidades (blandas) y competencias técnicas, de acuerdo con Derming, serán la clave de poder seguir dentro o no del futuro mercado laboral. Algo que nos marca un horizonte, donde deberíamos asumir el reto de revisar, de forma crítica, cómo estamos formando hoy a nuestros futuros profesionales y lo que se necesitaría para garantizar escenarios que eviten la salida de los que ya están trabajando en la actualidad. Sobre todo desde la promoción de un escenario que garantice el diálogo de saberes humanísticos (orientados a la formación del Ser) y técnicos (orientados al uso de los recursos y capacidades tecnológicas), que permitan tener una generación de profesionales capaces de asumir los retos de esta cuarta revolución digital, más allá del saber hacer tecnológico, sino desde la capacidad crítica, la resolución, la reflexión, la ética, entre otros aspectos igualmente vitales.
"Es necesario que gobiernos, sectores productivos y academia garanticen el marco social para el desarrollo económico"
De la capacidad que muestren los diferentes gobiernos, sectores productivos y educativos, en garantizar la promoción de los futuros profesionales, dependerá la viabilidad de contar con el espacio vital de acción de cada uno de los países que residamos, bajo esta cuarta revolución industrial. Empresas como AT&T u otras ya han venido avanzando en el proceso de promoción de carreras relacionadas con la nanotecnología y el desarrollo de habilidades blandas para la promoción de sus negocios en sus trabajadores. Por tanto, convendría preguntarnos ¿Qué están haciendo nuestros gobiernos para garantizar la base futura de trabajo para sus ciudadanos? ¿Cómo están siendo formados los futuros profesionales en la actualidad? ¿Las empresas que conozco o trabajo están en condiciones de asumir la cuarta Revolución Industrial? ¿Cuántas habilidades blandas y competencias técnicas no poseo en la actualidad? Quizás muchos tengamos respuestas difíciles de asumir, pero es preciso que comencemos con la autocrítica para poder avanzar, asumiendo nuestras falencias. Sobre todo si queremos poner en marcha acciones que nos garanticen estar en un futuro que cada vez más se está haciendo presente. Un escenario que requiere, no solo, de tecnólogos sino de profesionales humanísticos digitalizados.