El primer juicio por el desastre de Fukushima llega cinco años después del accidente
El primer juicio por el desastre de Fukushima llega cinco años después del accidente
Tres responsables de la compañía que gestionaba la central de Fukushima serán juzgados por un presunto delito de negligencia el próximo lunes. Han sido necesarios cinco años para que la justicia japonesa presente sus primeros cargos criminales por el mayor desastre nuclear desde Chernobyl. La noticia ha sido recibida con alivio por las decenas de miles de familias forzadas a emigrar de la zona, muchas de las cuales no regresarán jamás.
Los acusados son tres antiguos directivos de la eléctrica Tepco: el presidente Tsunehisa Katsumata, de 75 años, y los vicepresidentes Sakae Muto e Ichiro Takekuro, de 65 y 69 años respectivamente. Un abogado relacionado con el caso citado por la agencia japonesa Kyodo asegura que serán juzgados por negligencia profesional y responderán por los 13 heridos a causa de las explosiones de hidrógeno y los 44 pacientes muertos en hospitales tras haber sido evacuados a la carrera y en condiciones pésimas.
El juicio acabará con años de impunidad que laceraban a las víctimas. Más de 14.000 vecinos de Fukushima y del resto del país presentaron cargos criminales contra un conjunto de altos ejecutivos de Tepco e incluso contra el anterior primer ministro, Naoto Kan, en el 2013, pero la Fiscalía desoyó la petición. El caso terminó en un comité ciudadano independiente, que concluyó el pasado año que los responsables deberían haber previsto los riesgos. Ese comité aseguró que los ejecutivos ignoraron un informe presentado dos años antes del desastre alertando de que la central podría ser golpeada por olas de hasta 16 metros en un hipotético tsunami y no tomaron ninguna medida de precaución.
No es previsible que el tribunal dicte por el momento una orden de prisión contra los acusados ni que que ese juicio empiece antes de final de año debido a las numerosas pruebass que es necesario recoger. Greenpeace ha celebrado el anuncio como un paso decisivo para hacer justicia.
Un seísmo provocó un tsunami de olas gigantes que arrasaron la central nuclear de Fukushima el 11 de marzo de 2011. El agua inundó las instalaciones, inutilizó los sistemas de refrigeración y provocó fusiones en los núcleos de varios de los seis reactores. La crisis traumatizó al país y forzó el desalojo de todos los que vivían en un radio de 20 kilómetros. Las investigaciones posteriores perfilaron la crónica de un desastre anunciado.
La incompetencia humana tuvo tanta o más relevancia que la fuerza de la naturaleza. En el centro de la polémica se situó Tepco, el epítome de los excesos de la industria nuclear en los tiempos de bonanza. La compañía alardeaba en las juntas de accionistas de recortes en seguridad, borraba grabaciones que mostraban los defectos de las instalaciones y elevaba simples vistazos a exámenes concienzudos.
La noticia de los cargos criminales contra tres de sus responsables llega un día después de que la compañía admitiera que tardó dos meses en reconocer que se habían producido fusiones en tres reactores porque sus operarios ignoraban que el manual de emergencia estipulaba que ésta llegaba cuando el daño del combustible superaba el 5 %. La limpieza de la central se alargará durante décadas y costará cientos de miles de millones de dólares.
La crisis provocó la limpieza del sector y la promesa de Tokyo de un futuro sin energía nuclear. La llegada al poder de Shinzo Abe ha cambiado los planes. Abe juzga que las centrales son imprescindibles para reactivar una economía nacional gripada durante dos décadas en un país sin recursos naturales y ha ordenado el final del apagón nuclear pese a la fuerte oposición popular.
Fuente: El Periódico