Europa concluye que el bisfenol A no supone peligro para la salud

Europa concluye que el bisfenol A no supone peligro para la salud

La EFSA dice que no hay riesgo con los niveles de consumo actuales de este compuesto, presente en plásticos, a pesar de que Francia, decidió prohibirlo unilateralmente
18 Febrero 2015

El controvertido bisfenol A no presenta riesgos para la salud. Es la conclusión del dictamen que la Agencia de Seguridad Alimentaria de la UE (EFSA, en sus siglas en inglés) ha hecho público recientemente. Las autoridades estatales y los expertos llevaban años esperando este informe, que actualiza con mucha más evidencia científica otro de 2006, sobre los potenciales peligros de este compuesto químico presente en plásticos que se usan para fabricar envases como botellas o tuppers, en los revestimientos de las latas de conserva o en los recibos de compra.

Por su capacidad de simular el comportamiento de las hormonas, varios estudios han relacionado al bisfenol A (BPA) y otras sustancias parecidas (los denominados disruptores hormonales o endocrinos) con alteraciones del metabolismo y con enfermedades como la diabetes y algunos tipos de cáncer. Pero la EFSA concluye en su dictamen que el bisfenol A no presenta riesgos para consumidores de todas las edades a los niveles actuales de exposición. Unos niveles que están muy por debajo del umbral que se considera seguro: 4 microgramos por kilo de peso corporal al día. Los expertos han calculado que, entre todas las fuentes de bisfenol A —la dieta, el polvo, los cosméticos, los tickets...— la exposición media es entre tres y cinco veces inferior al umbral de seguridad.

La conclusión contrasta con la decisión que tomó Francia hace dos años, cuando estudió la evidencia científica y optó por prohibir este compuesto en todos los envases de alimentos por considerarlo un peligro para la salud. Aseguró que prevalecía el principio de precaución.

En todo caso, el informe de la EFSA menciona varias "incertidumbres" que asegura que tendrán que estudiarse mejor en el futuro. Por ejemplo, en el caso del bisfenol A que no entra en el organismo a través de la dieta sino por contacto de la piel con el papel térmico que se usa en los recibos del supermercado. Algunas de estas cuestiones las resolverá una amplia investigación que está llevando a cabo el Programa Nacional de Toxicología de Estados Unidos y que terminará en dos o tres años, señaló la EFSA en un comunicado.

Un estudio publicado en el número de enero de este año en la revista Endocrinology revela que la exposición durante el embarazo al bisfenol A, que es un disruptor endocrino, puede causar daño oxidativo y poner al bebé en riesgo de padecer diabetes o enfermedad cardíaca en el futuro. 

David Rojas, investigador del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona subraya que el informe de la EFSA no expone que el bisfenol A no produzca daños para la salud, sino que a los niveles de exposición media actuales en Europa no existe riesgo.

Rojas también destaca cómo con los mismos datos de los estudios toxicológicos y epidemiológicos publicados en la literatura científica hasta la fecha, la autoridad de seguridad alimentaria francesa y europea han llegado a decisiones distintas.

“Es difícil saber el grado de impacto en la salud que tienen estos productos, la mayoría de los estudios se han hecho con animales y existe mucha incertidumbre en saber de forma concluyente cómo afecta [el bisfenol A] al ser humano”, explica. Ante este escenario, y la imposibilidad de fijar niveles de exposición de seguridad certeros, relata cómo Francia ha optado por prohibir el uso de este compuesto en cualquier tipo de plástico alimentario desde enero de este año. “Como es difícil saber qué grado de daño va a producir, los franceses prefieren prevenir la exposición hasta tenerlo claro”, explica.

La postura de la EFSA, explica, es diferente: “Admiten que, al parecer, hay daño, pero, con las evidencias actuales, no se puede concluir que con los niveles de exposición normales al compuesto existan efectos adversos” y, por ello, manifiestan que en la situación actual no existe riesgo para los consumidores.

Nicolás Olea, catedrático de medicina de la Universidad de Granada, es muy crítico con la postura de la EFSA y plantea distintas pegas a sus conclusiones. Por ejemplo, que los niveles de los que habla el documento se refiera solo al BPA, pero no a su efecto combinado con otras sustancias de uso diario con los mismos efectos disruptores del metabolismo. “Hay 600 primos hermanos del bisfenol A que también se dirigen a los receptores hormonales, no se puede hacer una estimación de riesgo de un compuesto individual de forma aislada”, se lamenta en referencia a los ftalatos, benzofenonas y otras sustancias.

Olea, que participó en 2013 el comité de expertos de la UE sobre disruptores endocrinos en utensilios y prácticas médicas, también censura otros aspectos del informe. Por ejemplo, que no se aborden los efectos acumulativos del consumo de estas sustancias.      

Plastics Europe, la patronal de los fabricantes de materia prima plástica, ha emitido un comunicado en el que, a partir de las conclusiones de la EFSA, ha solicitado la retirada de las “desproporcionadas” restricciones impuestas en Francia. "El hecho de que cualquier exposición realista al BPA se encuentra muy por debajo incluso de los umbrales de seguridad más conservadores establecidos por la EFSA demuestra que las restricciones generales aplicadas a nivel general, en especial en Francia, son injustificadas", sostiene la asociación empresarial europea.

Fuente: EL PAÍS

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