Seis semanas después de que el gobernador del estado de Nueva York,  Andrew M. Cuomo, ganara las elecciones, el miércoles 17 de diciembre anunció que iba a prohibir la fracturación hidráulica (fracking) en el estado de Nueva York, debido a las preocupaciones sobre los riesgos de salud, poniendo fin a años de debate sobre ese método de extracción de gas natural.
La cuestión de si se debe permitir el fracking, que consiste en la inyección de grandes cantidades de agua, arena y productos químicos a gran profundidad a altas presiones para liberar el petróleo y el gas natural ocluido formaciones rocosas, ha sido uno de los debates de política pública más enconados en Nueva York en este año electoral. El fracking se está practicando en muchos estados, y ha experimentado un gran auge en lugares como Pennsylvania y Texas. Los defensores del medio ambiente, alarmados por el crecimiento de la práctica, señalaron a la decisión de Nueva York como la primera prohibición por un estado con importantes recursos de gas natural.
Cuomo, quien se ha enorgullecido de tomar medidas rápidas y decisivas sobre otros temas polémicos como el control de armas, tomó el camino contrario en fracking. En repetidas ocasiones dilató tomar una decisión, recientemente aludiendo a la necesidad de terminar primero un estudio sobre los impactos sobre la salud.

Finalmente, el  esperado estudio finalmente se ha publicado y sus conclusiones se harán públicas durante una reunión de fin de año del gabinete convocada por el gobernador en Albany.

El estudio concluye que a la vista de la insuficiente información científica sobre los posibles peligros del fracking, pero teniendo en cuenta que ya se han manifestado impactos ambientales potencialmente dañinos, en tanto la ciencia no permita determinar el nivel de riesgo para la salud pública, el fracking no debe realizarse en el estado de Nueva York.

Fuente: The New York Times