Hay empleo en el aire pero conseguirlo tiene un precio

Hay empleo en el aire pero conseguirlo tiene un precio

La formación necesaria para acceder a puestos del sector requiere un desembolso importante y, además, cada empresa exige la suya
11 Febrero 2017

Pilotos, auxiliares de vuelo, ingenieros, controladores aéreos, personal de handling... son las principales profesiones vinculadas al sector aéreo. Pero también son actividades que darán empleo a lo largo de 2017. Unas más que otras.

El turismo fue el primer sector de la economía española en ritmo de creación de empleo en 2016, generando alrededor de 81.000 puestos nuevos de trabajo, tal y como refleja la patronal Exceltur en su último informe y destacó en Fitur el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna.

Buena parte de estos empleos se creó en el aire, literalmente. Y en virtud de las ofertas actuales esto seguirá ocurriendo durante 2017. Sin embargo, formarse para ellos no está al alcance de todos los bolsillos.

Piloto

1.000 pilotos busca para sus aviones la aerolínea de bajo coste Ryanair, cuya plantilla es de 11.500, de los que 10.000 son pilotos y tripulantes de cabina. Pero no es la única. Otra low cost, Volotea, también quiere incorporar oficiales de vuelo a su plantilla. Y hay más empresas demandantes, porque la profesión de piloto ha pasado de tener excedentes hace apenas dos años a la escasez.

La formación de los pilotos españoles tiene buena prensa en el extranjero:aerolíneas chinas han estado en Barcelona en enero para reclutar oficiales de vuelo de nuestro país. Pero en la preparación hay que invertir tiempo y dinero:dura al menos dos años, son precisas 150 horas de vuelo como mínimo y aprobar las correspondientes asignaturas teóricas para poder optar a la licencia. El coste de esto está entre los casi 60.000 euros y los 80.000. Al margen está la habilitación del piloto para manejar las aeronaves de la aerolínea en la que entre a trabajar; al menos otros 30.000 euros más, que suele pagar el piloto o se le descuentan de la nómina.

Tripulante de cabina de pasajeros

Una de las profesiones más visibles y con mayor demanda de personal en el sector son los tripulantes de cabina de pasajeros (TCP). Sólo Ryanair busca para este año, a lo largo y ancho de la geografía española, nada más y nada menos que 2.000 TCP; «porque la industria low cost está creciendo mientras la tradicional ha decrecido», explica el director de Marketing de la aerolínea, Kenny Jacobs. La irlandesa es la que más auxiliares de vuelo demanda, pero no es la única. Lufthansa, Air Nostrum, Volotea, easyJet, Vueling o Aer Lingus, entre otras, han convocado recientemente o tienen abiertos procesos de selección para este año.

Lo habitual es que los TCP sean escogidos en jornadas de puertas abiertas, gestionadas generalmente por las empresas reclutadoras de las aerolíneas. Luego les dan la formación. Cada aerolínea tiene su curso y su realización es un requisito previo a la incorporación al puesto de trabajo, al margen de que se cuente con el certificado oficial de tripulante de cabina emitido por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa) y de estar en posesión del certificado médico clase 2 (cuyo coste asciende a unos 100 euros). «Compañeras de las pruebas tenían el certificado y aún así no se librarán de hacer el curso», explica una reciente aspirante a las pruebas de auxiliar de Ryanair.

«En todas las aerolíneas hay que pagar los cursos de formación», aseguran desde el Sindicato Independiente de Tripulantes de Cabina (Sitcpla). Esto queda claro en un e-mail que la reclutadora de Ryanair, Crewlink, envía a sus aspirantes: «Los seleccionados asistirán a un curso de capacitación autofinanciado de seis semanas». Cuesta 3.000 euros. «Y hay que pagarse el viaje a Oporto (lugar escogido esta vez para el curso)», añade la candidata.

A los escogidos Ryanair les contrata por tres años y una nómina de 1.200 euros. Pueden pagar el curso -tres semanas antes de empezar- de una vez , o en un primer plazo la matrícula -500 euros- y el alojamiento para la formación -700 euros- y el resto a descontar de las nóminas el primer año. «Las azafatas comentan que el primer año es durísimo llegar a fin de mes porque, además de pagar el piso en el que vives, tiene que llegar para el apartamento en la base que te toque», cuenta la joven.

Lo habitual es que «se devuelva el importe del curso cuando se aprueba», dicen desde el Sitcpla. En el caso de Ryanair, la devolución se produce cuando el candidato no pasa. Pero, ¿qué ocurre con la matrícula? «Los 500 euros no los recuperas», afirma la aspirante. Evidentemente, tampoco los costes de la estancia, en los que «la comida no está incluida».

Según ha contado una ex tripulante de Air Nostrum a este diario tras ser seleccionada le informaron de que debía realizar un curso en Valencia. «No servía tener la licencia». En este caso estaba pagado, pero de su bolsillo debían salir las tasas del mismo -200 euros-. «Te los descuentan de la primera nómina», afirma. Pero «lo díficil es encontrar un lugar para alojarte mes y medio; yo pude vivir en casa de unos amigos, pero me costó casi 1.000 euros», dice. Una cantidad que no está al alcance de muchos demandantes de empleo.

El uniforme de trabajo es otro punto polémico en los gastos en los que el futuro TCP debe incurrir. En Air Nostrum «suponía entre 800 y 1.000 euros y nos hacían contratos de dos años en prácticas máximo», explica la ex trabajadora. Durante casi cuatro años y «hasta 2015, las nuevas incorporaciones de Air Nostrum tenían que pagarse su uniforme, lo que incluía las maletas», afirma. El importe se les reintegraba al final del contrato. A los de 2014, afirma la tripulante, «les devolvieron 27 céntimos por uniforme no gastado», su valor venal, según la compañía.

En este punto, la low cost irlandesa también ha sido muy criticada. «El uniforme nos va a costar 200 euros», cuenta la aspirante; algo que Jacobs, niega: «No tienes que pagar por el unifome».

Controlador aéreo

Tras 10 años sin ofertas de empleo el gestor semipúblico de navegación aérea, Enaire, aprobó en 2016 la convocatoria de 61 plazas que espera se convoquen este año. Debe contar al menos con 100 nuevos controladores al cierre de 2018 para garantizar la renovación de una plantilla compuesta por 1.973 profesionales en activo. Hace cuatro meses seleccionó ya a 39 futuros controladores para su plantilla. «La bolsa de reserva podría haber sido mayor; era la idea de Enaire», dicen desde la Unión Sindical de Controladores Aéreos (Usca), «pero se presentó menos gente que las veces anteriores porque no hay un sistema de becas ni ayudas».

Y es que para convertirse en miembro de la profesión mejor pagada del sector aéreo en líneas generales, primero hay que desembolsar importantes sumas en formación. «El curso de controlador de torre me costó 47.500 euros», explica un trabajador de una de las empresas privadas que desde hace cuatro años gestionan algunos servicios en los aeropuertos españoles. En éstas cobran alrededor de un 60% menos que en Enaire y «se puede ejercer con formación parcial», critica Usca.

En cambio, para entrar en el gestor semipúblico, además de la licencia de controlador de tránsito aéreo, hay que tener todas las habilitaciones. Estar también habilitado para Rutas y Aproximación es algo «lógico» para Usca, pero supone otros «40.500 euros en formación», dice el controlador y «algunas escuelas no aceptan alumnos si no llevan una carta que diga que la empresa les ha liberado».

«Así queda la duda de si los trabajos los logran los mejores controladores o aquellos que pueden pagarlo», afirma el controlador tras haber logrado plaza para Enaire.

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