Diez marmolerías asturianas consiguen un sello de buenas prácticas preventivas

Diez marmolerías asturianas consiguen un sello de buenas prácticas preventivas

Avalado por el Instituto Nacional de Silicosis
9 Enero 2017

Un total de diez marmolerías asturianas consiguen un sello de buenas prácticas avalado por el Instituto Nacional de Silicosis (INS). Este logro ha sido posible gracias a la implicación absoluta en la toma de medidas efectivas para evitar casos de silicosis de los socios de la Asociación de Empresarios Marmolistas de Asturias (ASAMA), una de las pioneras en esta materia.

La posesión de este sello de buenas prácticas está supeditada al cumplimiento por parte de las empresas de los requisitos marcados por el Acuerdo entre ASAMA y el INS, que son valorados en los controles periódicos realizados a las mismas por el INS.

En todo el proceso ASAMA ha ido de la mano del Instituto Nacional y Silicosis. Un viaje conjunto que ha culminado con la implantación de un sello de buenas prácticas que simplifica el esfuerzo económico y de recursos que estas diez marmolerías asturianas han realizado.

“Tras un trabajo que comenzó en 2011, en el año 2015 se alcanzaron unos niveles de buenas prácticas que, a juicio del Instituto, son realmente elevados, y en ese momento las empresas plantearon la posibilidad de rentabilizar el esfuerzo realizado mediante algún tipo de reconocimiento oficial”, afirman fuentes del INS. Ese reconocimiento cristalizó en un sello de buenas prácticas.

Las marmolerías asturianas que cuentan con este sello disfrutan de cara al cliente de “una presunción de buenas prácticas en la prevención de la silicosis, reconocida oficialmente por la entidad de referencia al respecto en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales”.
En cuanto al impacto de esta iniciativa para el INS está muy claro. Por un lado, de cara a la “contratación por parte de particulares en donde la silicosis es bien conocida pero más útil aún resulta al realizar trabajos para constructoras o empresas de cierta entidad, dada la exigencia en temas de prevención de riesgos que se aplica”.
A todo esto habría que añadir la fiabilidad e imagen de responsabilidad y sensibilización que puede transmitir la empresa que cuenta con este sello dado el elevado nivel de prevención contrastado por el INS.

Según fuentes del INS “el grado de prevención exigido es muy elevado, casi de excelencia”. Para ello, entre otras medidas, está la ausencia de trabajos en seco (salvo excepciones ocasionales, de corta duración, cuantificadas y autorizadas por el INS), la hoja de control y seguimiento de tareas de colocadores, además de las condiciones en las que los operarios han de trabajar, y el plan de mantenimiento y limpieza que ha de ser rigurosamente cumplimentado diariamente. Por supuesto, las soluciones estrictamente técnicas precisas para alcanzar este elevado nivel ya habían sido implantadas en fases anteriores del acuerdo, y las mediciones realizadas por técnicos del INS, alcanzaron valores excepcionalmente bajos, situándose en buena parte de los casos por debajo del límite de detección.

 

La validez legal del sello de buenas prácticas no sustituye las obligaciones legales en materia de prevención existentes. Ahora bien, no cabe duda que, ante una eventual Inspección o situaciones judicializadas, un informe favorable de la entidad de referencia según la Ley de Prevención de Riesgos puede ser de la máxima importancia. De hecho, el concepto al que se tiende en prevención ( y más si la sílice cristalina respirable se incluye en la directiva de cancerígenos, como parece va a ocurrir próximamente) es a alcanzar el “nivel técnicamente más bajo posible”. Y, a efectos de la administración, es fundamental qué organismo dictamina si se ha alcanzado o no dicho nivel.

Por otra parte, conocida la evolución de la silicosis, según el INS “se espera un goteo de nuevos casos los próximos años. Evidentemente, las empresas implicadas en esta actuación habrán frenado antes dicho goteo, contarán con una garantía de detección precoz en fase tardía de la enfermedad (lo cual permite, en general, un pronóstico más benigno) y habrá demostrado una implicación temprana en alcanzar la máxima prevención ante eventuales responsabilidades”.

Esta iniciativa de la implantación del sello de buenas prácticas es totalmente exportable a otras provincias. “Estamos en unos parámetros de exigencia en materia de prevención, y más con la entrada de la sílice cristalina respirable en cancerígenos, que aconsejan actuaciones del máximo rigor y seriedad. En este sentido, cabe recordar la reciente sentencia del TSJ de Valladolid, que deja claro la necesidad de alcanzar el nivel técnicamente más elevado posible de prevención frente al riesgo que nos ocupa”.

Fuente: Focuspiedra

 

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