Condenado a un año y medio de prisión el dueño de un picadero por el grave accidente de un trabajador

Condenado a un año y medio de prisión el dueño de un picadero por el grave accidente de un trabajador

Un mozo de cuadra cayó al ceder un tejado de uralita, quedó en estado vegetativo y falleció 16 meses después
2 Noviembre 2016

Un año y medio de prisión. Ésta es la condena que aceptó ayer en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo el propietario de un picadero de caballos ubicado en la zona de Presa de Santa Lucía -en Vincios (Gondomar )- por el grave accidente laboral que sufrió en enero de 2015 uno de los dos mozos de cuadra que trabajaban en las instalaciones. El empleado se precipitó desde una altura de dos metros y medio al fracturarse un tejado de uralita y sufrió graves lesiones que le dejaron en estado vegetativo hasta que falleció en abril de este año, 16 meses después del siniestro.

El empresario, B.C.P.M., asumió la autoría de un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de lesiones imprudentes tras un pacto de conformidad de la defensa con la fiscal y las dos acusaciones particulares. Además de la pena de cárcel, se le impondrán seis meses de inhabilitación para el ejercicio de la administración y gerencia de picaderos de caballos. En lo que no hubo acuerdo fue en lo relativo a la responsabilidad civil, en las indemnizaciones a pagar a los familiares del trabajador, por lo que el juicio se celebró para dirimir esta parte, que se resolverá en sentencia.

El accidente laboral ocurrió el 9 de enero de 2015. En la empresa, integrada por el acusado y su esposa, trabajaban dos empleados. Esa mañana estos empleados accedieron a las cuadras para reparar un bebedero. Debido a la falta de luz, el trabajador que después sufriría el siniestro se dirigió al generador principal para encenderlo, atravesando un tejado de uralita que queda a ras de suelo en la zona de ese citado generador. Pero la estructura no soportó su peso y se fracturó en un extremo, precipitándose el trabajador desde una altura de dos metros y medio.

El hombre sufrió graves lesiones que le tuvieron más de cuatro meses hospitalizado y que le dejaron como secuela un estado vegetativo persistente. En la fecha en la que la Fiscalía formuló su escrito de calificación provisional -el pasado marzo- el hombre permanecía internado en una residencia especializada, precisando asistencia y ayuda para todos los actos de la vida diaria. Poco después, en abril, falleció.

Como circunstancias que influyeron en el accidente, la acusación señala que el picadero, desde sus inicios, carecía de plan de prevención de riesgos laborales y de servicio de prevención, sin que los empleados hubiesen sido formados al respecto. Tampoco el centro de trabajo era "seguro": el tejado de uralita suponía, como ocurrió, un "evidente riesgo de caída desde altura" dada la "fragilidad" de su material. Un peligro, insiste el Ministerio Público, que no fue advertido por el acusado de ninguna forma: "El acusado permitió que los trabajadores acudieran diariamente al lugar a dar de comer a perros y gatos que allí había y organizó el trabajo de tal manera que debían pasar al lado del tejado cada vez que acudían al generador principal para encenderlo y dar electricidad a los equipos electrónicos y a las luces".

En la causa hay dos acusaciones particulares: la de la madre del fallecido y la de sus dos hijos. Para el pago de las indemnizaciones se pide la responsabilidad civil directa de la aseguradora.

Fuente: Faro de Vigo

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