¿Existe realmente el síndrome postvacacional?

¿Existe realmente el síndrome postvacacional?

Tras un verano de viajes, descanso, disfrute y tiempo libre hay que incorporarse de nuevo a la rutina. Y esto a veces cuesta más de lo previsto.
1 Octubre 2016

La Universidad de Navarra define el síndrome postvacacional como una mala adaptación a la vida activa, entendiéndose ésta como la que solemos tener en épocas distintas a las vacaciones.

Este síndrome, que se caracteriza de manera general como una desidia y falta de ánimo, es difícil de clasificar, ya que sus síntomas no se definen mediante un patrón estándar.

Por su parte, Adecco, consultora española de Recursos Humanos, calcula que un 30% de la población sufre esta patología.

A pesar de considerar que se sufre síndrome postvacacional, ya que se ven manifestados sus síntomas, es importante saber si existe realmente, cómo se manifiesta -en líneas generales- y qué hacer para evitarlo o subsanarlo.

Según Elisa Sánchez, psicóloga, coach y técnico en prevención de riesgos laborales, estas patologías sí se pueden considerar ‘síndrome’. Lo describe como una adaptación a una situación nueva, un proceso de gestión a un cambio. “Esto se debe a que hemos estado de vacaciones con otras rutinas, actividades y horarios y de repente todo cambia: hay que madrugar, estar concentrado, rendir, etc”.

No obstante, aclara que no afecta igual a todo el mundo. Hay personas más flexibles, que se adaptan mejor a los cambios. Por su parte, hay otras a las que les cuesta más la adaptación por lo que necesitan más tiempo y son más propensas a sufrir este síndrome.

Sin embargo, no todos lo padecen, y es importante no confundirlo con una desgana puntual o que se prefiera estar de vacaciones antes que trabajar.

Los psicólogos denominaban ‘depresión’ a este síndrome anteriormente, ya que los síntomas predominantes eran los asociados a este estado: tristeza, apatía, desgana, etc.

Actualmente se ha cambiado el nombre, ya que algunas personas manifiestan también ansiedad y estrés, por lo que consideraron el término ‘síndrome’ como el más adecuado para este tipo de situaciones.

Las personas más vulnerables a este sindrome son aquellas que no tienen incentivos en su trabajo. Volver a una cotidaneidad que no gusta se hace más costoso.

Los síntomas, como ya se ha explicado, no responden a un patrón estándar, sino que varían en función de la personalidad de quien los manifieste. Sin embargo, Elisa Sánchez, explica algunas de las manifestaciones, las cuales se pueden dividir en dos grupos:

-- Físicos: este síndrome puede afectar a todo el organismo, por lo que aquellos que lo padecen suelen experimentar insomnio, cansancio físico, dolor de cabeza y problemas digestivos.

--  Psicológicos y emocionales: dentro de este tipo de síntomas, Sánchez afirma que la persona puede manifestar apatía, irritabilidad, cambios de humor y dificultad para concentrarse.

-- Dentro de los cambios psicológicos, es común que se de la labilidad emocional. Es decir, alteración de las emociones, de forma que se cambia de humor constantemente sin motivo aparente y eso provoca una gran irascibilidad en la persona.

Estos síntomas suelen durar entre diez y quince días, el periodo medio de adaptación de nuestro cuerpo a los cambios. Por este motivo, los psicólogos recomiendan que si continúan manifestándose se acuda a un especialista ya que puede tratarse de algo más complejo.

El síndrome postvacacional no está aceptado como enfermedad en las clasificaciones internacionales, lo cual no quiere decir que no exista. Según algunos autores, se trata simplemente de un proceso de adaptación doloroso pero necesario, proceso cuyo fracaso genera desajustes pero no enfermedad. Según otros especialistas, sin embargo, es enfermedad en tanto que afecta a nuestra esfera de salud general. 

Fuente: El confidencialdigital

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